Se “acabó” la intentona secesionista. Una parte del Govern en la cárcel y la otra en Bruselas. La “revuelta” ha sido sofocada, ya podemos volver a la “normalidad”.
Ya podemos volver a hablar de lo “normal”, de los juicios a los corruptos y escuchar a Zaplana e Ignacio González llamando hija de p. a Esperanza Aguirre, escuchar a los Guardias civiles implicados en la trama corrupta de la “operación Lezo” o descubrir otros 5,4 millones de euros que tenia Ignacio González en Colombia.
Ya podemos volver a la “normalidad” de un país gobernado por un partido acusado por la fiscalía como “presunto responsable civil a título lucrativo en la trama de corrupción”. (Gürtel)
Y mientras recuperamos la “normalidad” de ser gobernados por un partido financiado por la corrupción, la deuda pública, 1,13 billones de euros, prosigue su crecimiento constante y ni decir de la deuda externa, 1,91 billones de euros. Es decir, un país ¡entrampado hasta las trancas!, para beneplácito de los banqueros y para dolor de “todos los españoles” que sumaremos a los pagos de la infame deuda otros 42.590 millones de euros, que se perdieron en el rescate bancario.
Volvemos a la “normalidad” para disputar a Rumanía y Macedonia el primer puesto en el aumento de la pobreza; de momento andamos en tercer lugar con el 28% de la población (12,9 millones), viviendo en riesgo de pobreza y exclusión social.
Y mientras se anuncian nuevos recortes, volverán los pensionistas a centrarse en mirar la hucha de las pensiones que merma y amenaza el futuro de su ya miserable pensión. Y volverán los parados a su desempleo crónico y los que tienen trabajo a ojear ese salario que devorado por el cáncer de la carestía de la vida no llega a fin de mes. Y se sentirán incluso “privilegiados” mirando de soslayo a los afectados por cualquiera de esos 189 desahucios diarios o a los llamados nuevos pobres, esos que trabajan y viven con menos de 684€ al mes.
Reconducidos los catalanes, por ahora, al redil de las elecciones del 21D, vuelve la “normalidad” y la cadena Ser y todo el coro mediático “progresista”, retornan a escandalizarse por la corrupción, reanudan las críticas a Don Tancredo Rajoy que ahora se ha venido arriba y amenaza con volver a presentarse a las elecciones. Y vuelven a reiterar la pregunta de todo buen tertuliano: ¿cómo es posible que la gente aguante todas estas cosas?
Guardaron la realidad debajo de la alfombra de su poca vergüenza en nombre de la unidad de España. Se arroparon con Rajoy y Felipe VI bajo la bandera borbónica sosteniendo al gobierno de la corrupción y al Rey elegido a dedo. Salieron a la calle, viajando a Barcelona, para manifestarse juntos PP, PSOE, Ciudadanos, notables “comunistas” y la extrema derecha. Un monumento al cinismo: todos contra el nacionalismo… ¡en defensa de la patria!
Y ahora que ya los catalanes “no nos distraen de la normalidad”, ¿AHORA QUÉ?
¿Qué van a hacer los dirigentes de CCOO y UGT que prometieron “un otoño caliente”, que se apoyarían “en los partidos de izquierda para formar un bloque común” y convocar a “una gran movilización de los trabajadores?” ¿Van a ahora a salir a la calle a acabar con el gobierno que sostuvieron y al que apoyaron contra Cataluña?
¿Volverá Iceta a gritar “Pedro, por Dios líbranos de Rajoy”, el mismo Rajoy que Pedro y él sostuvieron y sostienen?
¿Volverá toda “la izquierda” a decir que es inadmisible lo del PP, ese PP que sostuvieron por activa o pasiva, cuando Cataluña pretendía ejercer el derecho a decidir?
Muchas conclusiones quedan por sacar de lo vivido en estos últimos meses, en Cataluña y en todo el Estado y es obligación del activismo obrero y juvenil no dejar pasar por alto ni un solo hecho de esta rica y dura experiencia. Entre otras razones, porque no hay nada resuelto, porque después del 21D qué. Y lo que no se arregla en forma política y democrática vuelve a saltar, es cuestión de tiempo y casi seguro con mucha más fuerza. Y de nuevo, el peor, el más reaccionario, divisor y miserable de los nacionalismos, el nacionalismo español, volverá a arengar “contra los nacionalismos” en nombre de la defensa de la patria, mientras pretenderá, otra vez, guardar los problemas sociales bajo la alfombra de su poca vergüenza y su rancio franquismo.