Por: Corriente Roja
Una tragedia evitable
Después de una semana del paso de la DANA en Valencia, las cifras oficiales suman 217 muertos y 89 desaparecidos, unas cifras verdaderamente escalofriantes, a las que se suman los miles de hogares que se han visto arrasados.
Estas cifras no solo nos causan un profundo dolor, sino que despiertan la más fuerte indignación en muchos y muchas, ya que podrían ser mucho menores -o cero- de no haber sido por la pésima gestión del President de la Generalitat Valenciana Carlos Mazón (PP), que no dio la alarma hasta cuando ya tenían, literalmente, el agua al cuello, y meses antes eliminase la Unidad Valenciana de Emergencias. Estamos hablando de que tan solo había 24 trabajadores operativos en el 112 la noche del 29 de octubre -un servicio que además se había privatizado anteriormente-, que se mandaron trabajadores a morir y que miles de hogares han sido arrasados.
Hoy más que nunca: solidaridad y autoorganización de nuestra clase
Las imágenes que hemos visto en Valencia han conmovido a toda la población y rápidamente se ha solidarizado y se ha organizado en brigadas de limpieza y en puntos de recogida de comida en todo el Estado. Una solidaridad que contrasta con la inacción y la cobardía institucional.
Desde Corriente Roja nos sumamos y hacemos un llamado a seguir contribuyendo. Hemos llevado materiales y comida a puntos de recogida en varias ciudades y, para concentrar recursos y garantizar que la solidaridad va de una organización obrera a otra, nos sumamos a la recaudación de dinero que ha impulsado la Intersindical Valenciana y os facilitamos un número de cuenta para poder hacer aportaciones.
Siguiendo el ejemplo de las brigadas de limpieza y los comedores solidarios que están surgiendo de forma espontánea, es la propia población afectada y lo/ass trabajadores/as quienes deben organizarse para discutir cuáles son sus necesidades y exigir los recursos necesarios para reconstruir o reformar sus viviendas.
E igualmente para exigir planes de obras públicas que garanticen la protección de las áreas urbanas y municipios donde ya se sabe hace tiempo que existen viviendas en zonas inundables. ¡Nunca más otra tragedia como esta por falta de prevención!
Es urgente exigir responsabilidades y ayudas inmediatas
La solidaridad de clase es imprescindible en estos momentos, pero es urgente que vaya acompañada de exigir a los gobiernos los recursos necesarios (¡y que ya existen!) para hacer frente a las consecuencias de la DANA. En primer lugar, exigimos la inmediata dimisión de Carlos Mazón y la depuración de todo el equipo responsable, además de un juicio por negligencia.
Necesitamos exigir tanto al gobierno PSOE-Sumar como a la Generalitat la inmediata movilización de dispositivos de rescate y limpieza (cuerpo de bomberos, ejército, etc.) y restauración (carpinteros, fontaneros, electricistas) para restaurar las zonas afectadas.
Sanción a todas las empresas responsables de la muerte de sus trabajadores y permiso retribuible para todo aquel trabajador/a que necesite ausentarse de su puesto de trabajo a consecuencia de la DANA. Las ayudas para los y las trabajadoras, no para las empresas: ¡ni un ERTE! Al igual que vimos con la pandemia, el Gobierno anunció millones para las empresas incluyendo las grandes cadenas y multinacionales que obligaron a sus trabajadoras a permanecer en el puesto de trabajo y migajas para quienes lo han perdido todo y no son responsables de esta catástrofe ambiental.
Debemos exigir ayuda de verdad y no palabras. Restitución inmediata de todos los suministros para toda la población y envío de todo el personal técnico necesario para ello. Que las ayudas económicas lleguen de inmediato a todas las afectadas y que no se vuelva a repetir como en Lorca o La Palma, que reciben las ayudas prometidas hasta 13 años después.
El aplazamiento de tres meses de las cuotas de hipotecas anunciada por el Gobierno es totalmente insuficiente. Exigimos la suspensión de los alquileres y anulación de todas las hipotecas y créditos de las personas afectadas y que el gobierno central y autonómico pongan a disposición de las personas afectadas habitaciones de hotel y pisos vacíos en manos de bancos y fondos buitre para garantizar alojamiento digno a todas las personas que se han quedado sin hogar.
No dejar espacio a la ultraderecha
Como es habitual, la ultraderecha aprovecha situaciones de desgracia como esta para esparcir sus mensajes de odio, sus teorías negacionistas y canalizar toda la rabia -legítima- hacia donde le interesa. Feijoo y compañía se llenan la boca hablando de solidaridad como si su partido en Madrid no fuera responsable de las 7291 muertes de ancianos/as en residencias durante la pandemia de la covid-19, con Ayuso a la cabeza.
Compartimos la rabia de toda esa gente indignada con Mazón, con el gobierno de Sánchez-Díaz y con la monarquía, y es imprescindible apuntarles como responsables. Pero desde una posición de clase, combativa y mediante la autoorganización, sin aceptar ser furgón de cola de nadie, ya se proclame “progresista” o “liberal”.
La emergencia ambiental es parte de la barbarie capitalista
Esta catástrofe no se puede entender sin apuntar primero al beneficio de los empresarios y políticos. En primer lugar, los capitalistas se han encargado históricamente de construir ocupando el espacio natural en su beneficio, muchas veces bajo riesgo de inundación, desprendimiento, etc. Pero en estas construcciones quienes vivimos somos la clase trabajadora que, como siempre, pagamos el pato de su sed de beneficio.
El capitalismo agrava las catástrofes naturales y las convierte en una cuestión de clase: si eres trabajador/a, pones tu vida en riesgo para ir a trabajar en pleno temporal; si eres empresario, te salvas y, encima, te indemnizan.
Es necesario exigir un plan de medidas urgentes, inmediatas y eficaces para combatir los efectos del cambio climático para evitar que las trabajadoras volvamos a pagar las consecuencias con nuestras vidas, empezando por un plan de gestión de riesgos de inundación en el barranco del Poyo, que está parado desde 2007. Necesitamos establecer protocolos de actuación, que se actualicen los que ya existen y se cumplan estrictamente.
La catástrofe en Valencia ha puesto sobre la mesa que recortar en servicios públicos mata, que regirse por el beneficio y la sed de ganancia ignorando el cambio climático pone en riesgo nuestras vidas y que hay que apuntar a la lógica capitalista para poner fin a esta barbarie.
¡Con la vida de las trabajadoras NO SE JUEGA!
¡Ayudas urgentes para todos los damnificados/as por la DANA!
¡MAZÓN DIMISIÓN! ¡Depuración de todos los políticos responsables!