En Estados Unidos existe un proceso revolucionario en curso. Las masas tomaron las calles y las plazas y se enfrentaron con la represión policial, en una gigantesca movilización antirracista, después del asesinato de George Floyd.
Declaración de la LIT-CI sobre Estados Unidos
Esa movilización, por su dimensión y radicalidad, es históricamente inédita. Existe un proceso revolucionario en Estados Unidos, con características semejantes a las que surgieron en países semicoloniales como Chile, Colombia, Irak, Líbano, aunque también con grandes diferencias. Solo que se está dando en el país imperialista más poderoso del mundo.
Aquello que siempre fue mostrado al mundo como el modelo de sociedad, ahora aparece doblemente con su verdadera cara: la grotesca dominación capitalista.
En primer lugar, porque el país más poderoso del mundo vive una brutal crisis por la combinación del racismo, la represión policial, la pandemia y la recesión económica.
En segundo lugar, porque las masas de Estados Unidos se levantaron. El ejemplo de esa movilización, en pleno pico de la pandemia, es un ejemplo mundial para los explotados y oprimidos de todo el mundo. El imperialismo está más débil en este momento. Es posible luchar y enfrentar la dominación capitalista.
Ese es un estímulo importantísimo en momentos en que en todo mundo atraviesa una brutal crisis por la combinación de la pandemia con la recesión económica. En el momento en que comienza a expresarse nuevamente la posibilidad de retomar los procesos revolucionarios que sacudieron el mundo a inicios del año, el ejemplo de Estados Unidos puede ayudar a incendiar otros países.
El rey está denudo
El odio contra el racismo y la represión policial fueron enormemente potenciados por la crisis económica y los efectos de la pandemia
Estados Unidos, en este momento tiene el mayor número de contagiados y muertos por el Covid en todo el mundo. Las más de 115.000 muertes (hasta ahora) son más del doble de las ocurridas en la guerra de Vietnam. Las fosas comunes en Nueva York son parte de la misma barbarie de muertos en las calles de Guayaquil, en el Ecuador. La ausencia de un sistema público de salud afectó directamente a la población más pobre. No por casualidad, la tasa de mortalidad del Covid para los negros es el doble de la de los blancos.
La recesión mundial que se está iniciando tiene números en EEUU que se aproximan a los de la depresión de 1929, y pueden ser aún peores. La previsión es de caída de 14,2% en el primer semestre de este año. Más de 40 millones de personas pidieron auxilio por desempleo. Existen 70.000 moradores sin techo en Nueva York. Los salarios de los negros son un tercio más bajos y el desempleo es mucho mayor que entre los blancos.
La violencia policial contra los negros es expresión de un racismo omnipresente en EEUU. Las grandes luchas contra la segregación racial, en particular en la década del ’60 del siglo pasado, consiguieron abolir las leyes segregacionistas, pero no el racismo. El Estado como un todo en EEUU es extremadamente represivo, con la mayor población carcelaria del mundo, en su mayoría negra. La lucha contra el racismo es inseparable de la lucha contra el capitalismo. Como decía Malcolm X: “No existe capitalismo sin racismo”. La gran burguesía utiliza el racismo para aumentar la explotación y arrojar a los trabajadores blancos contra los negros.
Es preciso luchar duramente contra el racismo y buscar traer a los trabajadores negros y blancos como un todo para esta lucha contra la explotación y la opresión. El ejemplo de la juventud blanca presente en los actos de EEUU queda como una lección más de esas luchas.
Lo que está estallando ahora en EEUU es un acumulado de décadas de explotación y opresión. Es el capitalismo que ataca duramente a las masas; una olla de presión que la combinación de pandemia, recesión y racismo hizo explotar. El rey está desnudo. El “sueño americano” es la misma pesadilla capitalista.
Una gigantesca movilización… sin el control del Partido Demócrata
Una movilización espontánea, gigantesca, sacudió las principales ciudades del país después del asesinato de George Floyd por un policía blanco. En las calles, las personas improvisaban carteles, hacían pequeños mítines. Los que no estaban en las calles, aplaudían desde las ventanas. En algunos lugares, supermercados fueron saqueados por el pueblo buscando comida.
Los negros son el 13% de la población de EEUU. Las multitudes en las calles incluyeron negros, blancos, latinos, asiáticos. Hubo una gran participación de la juventud blanca, que muchas veces tomó el frente de las movilizaciones para evitar que los policías siguiesen matando negros. La explicación para la movilización de conjunto es no solo la sensibilidad contra la opresión racista sino la crisis brutal de EEUU, que afecta a las masas empobrecidas.
La burguesía reaccionó asustada. Trump, rabioso, exigió más represión de los gobernadores, amenazó mandar a matar, poner el ejército en las calles. Los gobernadores y alcaldes del Partido Demócrata decían entender los motivos de los manifestantes. Intentaban canalizar el ascenso rabioso de las masas para las elecciones de noviembre. No dio resultado. Mandaron a la policía, decretaron toques de queda, exactamente como los republicanos. La represión policial arrestó a millares. Hay varios muertos. Pero las personas no dejaron las calles.
La Casa Blanca siguió cercada por manifestantes rabiosos, con un escenario de destrucción en las cuadras aledañas. Las multitudes en las calles derrotaron en muchas ciudades el toque de queda. Una delegación de policía y decenas de autos de policía fueron incendiados en todo el país. La situación salió de control.
Los aparatos de represión dieran claras señales de crisis. Dirigentes y ex dirigentes del Pentágono, incluso varios generales, se posicionaron contra Trump, cuestionando su propuesta de poner a las Fuerzas Armadas para reprimir al pueblo.
En muchas ciudades, los alcaldes suspendieron el toque de queda. La policía tuvo que retroceder muchas veces frente a las multitudes dispuestas al enfrentamiento. La indignación popular contra la represión policial creció fuertemente. En muchos lugares comenzaron a aparecer policías juntándose a las manifestaciones, arrodillándose como en el acto antirracista de Colin Kaepernick en 2016. La represión retrocedió parcialmente, demostrando la fuerza de las calles.
La crisis del gobierno y del régimen en EEUU son consecuencia de la fuerza de la movilización. Eso no va a acabar tan rápido, aunque las movilizaciones actuales retrocedan por el cansancio y la represión, y por la falta de una dirección revolucionaria.
En muchos países del mundo, en particular en Europa, se dieron grandes movilizaciones de apoyo a las luchas de EEUU. No es por casualidad. Existen muchas situaciones semejantes en esos países: además de la pandemia y de la recesión, también la opresión contra los negros y contra los inmigrantes.
El problema de la dirección de las luchas
Al contrario de la mayoría de las movilizaciones del pasado, las luchas hoy en EEUU no son dirigidas por el Partido Demócrata. La espontaneidad de las movilizaciones, como ha ocurrido en muchos procesos revolucionarios de estos últimos años, es la mayor virtud de esas luchas en EEUU. Así, ésta no puede ser controlada por los burócratas sindicales, por los representantes del Partido Demócrata. Es, al mismo tiempo, su mayor debilidad, por no tener una dirección revolucionaria, no organizarse, definir un programa, apuntar una perspectiva definida.
En este momento, ya existen señales de que el Partido Demócrata intenta canalizar el proceso hacia el parlamento y para las elecciones de noviembre. Los demócratas presentaron un programa en el Congreso para limitar la represión policial. Muchos parlamentos locales están presentando propuestas de reducción del financiamiento policial. El Consejo de la Ciudad de Minneapolis propuso extinguir la actual policía y montar una nueva. El sector del movimiento Black Lives Matter cooptado por el Partido Demócrata presentó también un programa limitado con sentido electoral. Joe Biden, candidato demócrata, pasó al frente de Trump en las encuestas después de todo esto, y promete que todo cambiará si fuera electo.
Si consiguen canalizar esas luchas para los parlamentos y el proceso electoral, una vez más los demócratas conseguirán esterilizar este proceso fantástico.
Es necesario avanzar en la autoorganización y autodefensa en los barrios y en las movilizaciones para enfrentar la represión. ¡Avanzar en la autoorganización de los trabajadores por las bases, contra las burocracias! Es preciso impulsar a los sectores de los trabajadores organizados y de la juventud hacia el lado de las manifestaciones callejeras.
Es necesario un programa de emergencia que parta de las luchas contra el racismo y la represión, para avanzar en una respuesta revolucionaria a la pandemia y a la crisis económica.
¡Es necesario luchar duramente para derrotar el gobierno Trump en las luchas directas de las masas, sin esperar el proceso electoral, sin confiar en los demócratas! ¡Es preciso luchar por un gobierno de los trabajadores en Estados Unidos!
¡Es necesario construir una nueva dirección revolucionaria en el curso de las luchas, en Estados Unidos y en el mundo!
Traducción: Natalia Estrada.