Home Estatal Tras las elecciones del 26M, es hora de sacar conclusiones

Tras las elecciones del 26M, es hora de sacar conclusiones

  1. Las elecciones del 26 de Mayo (26-M) fueron, en cierta manera, una segunda vuelta de las elecciones generales del 28 de Abril (28-A). El viento de cola siguió empujando a favor del PSOE, que aparecía como el «baluarte» para impedir la entrada de la extrema derecha al gobierno. El PSOE fue el gran triunfador de la jornada. En Cataluña lo fue Esquerra Republicana (ERC), que afianzó sus resultados del 28-A.
    1. El 26-M fijó también la relación de fuerzas en la derecha. El PP parece haber detenido su desplome y recuperado la hegemonía, más aún si recupera el Ayuntamiento de Madrid y mantiene el gobierno de la Comunidad. Ciudadanos se ha mostrado incapaz de lograr el «sorpasso» y su papel ha quedado limitado al de «partido bisagra». En cuanto a Vox, reducido a un 6,2% de voto en las elecciones europeas, ha aparecido como una fuerza irrelevante en la gran mayoría de municipios.
    1. Uno de los aspectos más relevantes del 26-M ha sido el desmoronamiento de Podemos. En 2015 obtuvo casi 5,2 millones de votos, a sólo 340.000 del PSOE. Ahora, cuatro años más tarde, en las elecciones generales del 28-A perdió 1,5 millones de votos y el 26-M, un mes después, otro millón y medio en las europeas. También ha perdido los gobiernos municipales y la mayoría de diputados autonómicos…
    1. La razón de este hundimiento vertiginoso -una verdadera crisis de descomposición– a solo cinco años de su fundación, ha sido su conversión en el ala izquierda del régimen monárquico. Se ha transformado en una fuerza auxiliar del PSOE, en cuyo apoyo acudió cuando éste estaba a punto de ser desahuciado. Podemos ha sido quien desactivó la potente contestación que surgió del 15-M, la institucionalizó y la integró en las instituciones del régimen.
    1. La campaña electoral de Iglesias ha consistido en: 1/ mendigar un puesto en el gobierno Sánchez, abandonando cualquier tipo de crítica al PSOE, y 2/ abanderar la defensa de la Constitución del 78, apelando cínicamente a unos artículos vacíos que saben que no obligan jurídicamente a nada. Con una campaña así ¿para qué votar a Podemos pudiendo hacerlo al PSOE?
    1. Debemos añadir el desengaño de sectores populares de los «ayuntamientos del cambio», tras vivir el contraste entre las promesas y una realidad que no ha cambiado nada sustancial de sus condiciones de vida, mientras los grandes negocios han seguido medrando sin freno. Los cambios han quedado reducidos al «talante» y a actuaciones menores, con mucha publicidad y un respeto casi religioso a una legalidad injusta. Eso, sin contar actuaciones escandalosas como la de Carmena con los titiriteros, la «operación Chamartín» o los desahucios de la calle Argumosa en el barrio de Lavapiés. O la grotesca participación de un representante de Podemos como «vicepresidente» de Page en la comunidad de Castilla-La Mancha.
    1. El 26-M, en pleno juicio a los líderes independentistas, ha mostrado el lugar central que sigue ocupando el conflicto catalán. La suspensión como diputados de Junqueras y otros presos políticos catalanes, el millón largo de votos logrado por Puigdemont o la obtención del 50% de papeletas para las candidaturas independentistas en las elecciones europeas, muestran que Cataluña continúa siendo el talón de Aquiles del régimen monárquico.
    1. Las elecciones también han reflejado la victoria de ERC en la disputa por la hegemonía en el independentismo catalán. Esta victoria refuerza a ERC de cara a las elecciones catalanas que tendrán lugar después de la sentencia del Supremo y afianza su política en busca de un reacomodo en el marco constitucional.
    1. También hay que constatar el varapalo recibido por la CUP en la ciudad de Barcelona y en toda el área metropolitana. El arrastre del voto a ERC no explica la derrota sufrida. Desde el referéndum del 1 de octubre de 2017, la diferenciación de la CUP frente al bloque hegemónico del independentismo ha sido ante todo testimonial y gestual, sin construir una alternativa estratégica, aunque fuera minoritaria. Su papel en los ayuntamientos, donde ha participado en coaliciones de gobierno, ha quedado básicamente reducido a un esfuerzo de gestión honesta y a la promoción de «economía social y solidaria». A lo que hay que añadir la crisis interna que sufre, dividida entre sus dos sectores más representativos, uno centrado en el municipalismo y el otro en la búsqueda de un» frente nacional» con ERC y JxCat.
    1. De alguna manera, estas elecciones concluyen el ciclo que se abrió el 15-M. Primero vino la institucionalización del movimiento a manos de Podemos y después, cumplida la misión, su inmolación y la recuperación relativa de los viejos partidos del régimen, PSOE y PP.El régimen gana estabilidad. Pero es una estabilidad relativa. Estamos lejos de volver al antiguo punto de partida: el PSOE y el PP nunca volverán a ser lo que fueron. La futura recaída del PSOE en el descrédito popular difícilmente va a encontrar otro Pedro Sánchez para resucitarlo. A diferencia de hace cinco años, ahora conocemos el fraude político que ha representado Podemos. El régimen monárquico está profundamente desacreditado ante importantes sectores populares. El problema catalán va a proseguir, por mucho que busquen neutralizarlo. Y la UE, patronal y gobiernos, empezando por el próximo de Sánchez, van a continuar descargando fuertes golpes sobre la clase trabajadora y los sectores populares, a los que vamos a tener que responder.
    1. Más allá del actual desconcierto que recorre a amplios sectores de activistas, la lección estratégica del 26-M es clara: Hay que ponerse a trabajar para construir un nuevo 15-M, más profundo, más obrero y popular, controlado por la base y unificado a través de su organización democrática, mediante una red de delegad@s elegid@s y revocables.Hay que construir un nuevo 15-M que no se deje institucionalizar y afirme su objetivo de acabar con este régimen al que «le llaman democracia y no lo es» y abrir un proceso constituyente que, desconociendo la actual Constitución y las normas de la UE, permita reconstruir la sociedad sobre nuevas bases políticas (incluido el derecho a decidir de las nacionalidades) y económicas, acabando con el dominio y los privilegios del Ibex 35 y luchando por una Europa de los trabajadores y los pueblos.

      Este es el programa que la candidatura de Corriente Roja defendió en las elecciones europeas. Es a este compromiso al que os invitamos a trabajar con nosotr@s

    4/6/2019

    Corriente Roja

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