Con la negociación del convenio colectivo como detonante, más de 20.000 trabajadores del metal de la provincia de Cádiz se han lanzado a una huelga indefinida que dura ya más de una semana. Luchan por un convenio digno, porque se cumpla y por todos los abusos cometidos por la patronal en las últimas décadas. Se está dando una confluencia de reivindicaciones de todos los trabajadores de todas las ramas de la industria, como los despidos de Atlestis o el cierre de Airbus Puerto Real. Los trabajadores están dando una lección a las burocracias sindicales de CC.OO y UGT, asustados ante el desarrollo de la huelga. Los medios de comunicación no podían faltar a su cita criminalizando a los huelguistas, creando bulos como el del bloqueo a las ambulancias por parte de los trabajadores.
Las redes sociales se inundan de vídeos de declaraciones de solidaridad de trabajadores del metal de Galicia y de Argentina, de sociosanitarias del SAD, de colectivos trans y de la huelga de ascensoristas, solo por citar algunos. Cádiz está rodeando de solidaridad a los trabajadores del metal, como ya hemos visto con los sanitarios y con la huelga estudiantil convocada en su apoyo. La huelga se está convirtiendo en vanguardia de la clase obrera gaditana y puede servir de palanca para todas sus luchas, como sucedió hace unos días en A Mariña de Lugo donde los obreros de Vestas y Alcoa encabezaron una huelga que incluía reivindicaciones sobre infraestructuras y sanidad, lo que arrastró a amplísimos sectores de la población.
Las calles ya cantan, «¡A la Huelga General!»
Hay que denunciar el papel del gobierno de coalición, todavía más responsable, siendo el estado propietario de Navantia y parte de Atlestis y de Airbus. Enrique Santiago, portavoz de Izquierda Unida y Secretario de Estado, llamó a la confianza de los trabajadores en el gobierno. Lejos de proteger el derecho a huelga, que ha sido violado impunemente por la patronal estos días, en el día en que se escriben estas líneas la Delegación del Gobierno ha mandado tanquetas a las barriadas obreras de Puerto Real, lo que ha desatado la ira popular de l@s vecin@s. La guerra de clases se manifiesta con toda su crudeza y rotundidad.