La plantilla de Nissan Moncada ha empezado el día 4 de mayo una huelga indefinida, coincidiendo con el retorno parcial al trabajo y en medio del Estado de alarma. La protesta ha arrancado ante la negativa por parte de la empresa a exponer los planes de producción del conjunto de centros, la duración de los ERTEs aplicados y sobre todo por el anuncio del cierre de sus plantas en España, empezando por la de Moncada, fruto de su retroceso en ventas al mercado europeo. En Barcelona, antes del confinamiento, ya estaban funcionando al 25% de su capacidad.
Lo que empresas como el grupo Nissan entienden como crisis es haber ingresado beneficios de 452,8 millones de euros en los primeros trimestres del curso 2019-2020. Parece que más de 300 millones de beneficio netos durante los 9 primeros meses del último año fiscal no son suficientes y que prefieren jugar con el futuro de 4.000 familias y de 20.000 más, que indirectamente también trabajan para Nissan.
El Comité de Empresa declara:
«No estamos dispuestos a que nos usen para sacar las producciones que les interesa para cumplir sus contratos y después nos dejen tirados. No se puede permitir que una multinacional como ésta, que junto a Renault forman la alianza más potente económicamente del sector del automóvil, utilice la catástrofe de una pandemia para dejar a miles de familias en el paro»
Lxs trabajadorxs, ni tenemos que soportar que la movilidad del capital ponga en peligro nuestro futuro ni que las grandes empresas con beneficios multimillonarios puedan acogerse a medidas de ayuda por parte del Estado. El papel de los empresarios es embolsarse dinero, mientras l@s imprescindibles, l@s que producimos, l@s que hacemos funcionar las fábricas, el transporte, los supermercados, los hospitales… somos el conjunto de la clase trabajadora. El gobierno está más preocupado de proteger los beneficios de bancos y empresas que de nuestras vidas. La complicidad del Gobierno, la patronal, CCOO y UGT es tan descarado como repugnante.
Corriente Roja apoyamos con todas nuestras energías la huelga de Nissan y todas las luchas de lxs trabajadorxs en defensa de sus derechos, además de comprometernos a hacer un trabajo de solidaridad de acuerdo con nuestras fuerzas.
Tenemos claro que tanto hoy como ayer, la defensa de los puestos de trabajo pasa por poner en el centro la lucha por la nacionalización de todas las empresas con EREs y ERTEs. Cualquier medida que no sea sacarlas de las manos privadas y del mercado, es como mucho “pan para hoy y hambre para mañana”.
La nacionalización implica la defensa de unas condiciones de trabajo y por tanto de producción acorde con las necesidades sociales, uniendo los intereses sociales con los de la clase trabajadora.
La nacionalización simple, en la cual el Estado se hace cargo de las empresas para sanearlas con dinero público y luego venderlas regaladas al capital privado, no soluciona los problemas. Necesitamos nacionalizar bajo control de l@s trabajadores/as, para poner estas empresas al servicio de las necesidades sociales.
El camino de la victoria pasa por unir las luchas de todas las empresas en crisis, con EREs, por su nacionalización bajo control obrero y popular. Es la única perspectiva no utópica para defender los puestos de trabajo y condiciones dignas; la salida de las burocracias sindicales y los partidos políticos oficiales actuales que admiten como “mal menor” los límites impuestos por el sistema capitalista nos condenan a aceptar el capitalismo, aceptar condiciones laborales de semi-esclavitud, paro estructural, no tener trabajo fijo… Sus propuestas son las utópicas, puesto que bajo el sistema capitalista no existe ninguna garantía de estabilidad y condiciones de trabajo dignos.
Por eso desde Corriente Roja defendemos:
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Rodear de solidaridad a l@s trabajadores/as en huelga, empezando por la Nissan.
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No a los EREs y despidos.
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Nacionalización bajo control obrero y popular de todas las empresas en procesos de ERE.
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Por un gobierno de l@s trabajadores/as y el pueblo.