Han transcurrido ya siete años de la desaparición de Carolina Garzón Ardila. Este doloroso acontecimiento sucedió el 28 de abril del 2012 en el barrio Paluco – Monjas al suroriente de Quito. Era la cuarta vez que nuestra joven compañera colombiana visitaba el Ecuador.
Se encontraba en la temporada de vacaciones, ya que ella cursaba una Licenciatura en Artes en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá. Su aspiración era participar en un encuentro de juventudes organizado por la LIT-CI en el Brasil. Carolina era una destacada dirigente del PST, de Unidad Estudiantil (UNES), de la Mesa Amplia de Unidad Estudiantil (MANE) y tuvo una activa participación en la lucha estudiantil contra las reformas educativas ejecutadas por los gobiernos reaccionarios de Uribe y Santos.
Luego de siete largos años de ausencia sus familiares, amigos y compañeros desconocemos su paradero y no existen indicios ciertos sobre lo que pudo haberle sucedido. Tanto el estado ecuatoriano como el colombiano han demostrado una enorme inoperancia y negligencia en la investigación y la búsqueda de Carolina, al igual que ha sucedido con miles de víctimas de personas desaparecidas en el Ecuador. El proceso investigativo ha estado plagado de ineficiencias. La Fiscalía lo ha mantenido en indagación previa durante los últimos años, sin presentar hipótesis verosímiles sustentadas por evidencias. Para citar un ejemplo de la ineficiencia en el proceso investigativo, es que la reconstrucción de los hechos con la presencia de los testigos claves, los amigos con los cuales Carolina compartía la vivienda antes de su desaparición, se realizó casi a los tres años de ocurrido el hecho.
Pese a la persistencia de sus padres Walter y Alix Mary, apoyados por las organizaciones políticas fraternas de los dos países y de varios partidos de la LIT, sus esfuerzos han resultado infructuosos y las actividades de las entidades estatales responsables de buscar a Carolina se hallan en un punto muerto. Hace un año la madre de Carolina entregó una carta cuestionando la labor de los Estados colombiano y ecuatoriano. Al primero por obstaculizar durante dos años las investigaciones, ya que demoró la entrega de las evidencias y perdió la cámara fotográfica de Carolina que se encontraba bajo cadena de custodia. Mientras tanto, la justicia ecuatoriana seis años después no tenía ninguna hipótesis sobre el paradero de la joven, situación que se mantiene hasta la actualidad.
Recordemos que Walter Garzón, padre de Carolina, quien desplegó una actividad muy extensa, valiente y tesonera no solo por Carolina sino por todos los desaparecidos en el Ecuador, ya que fue el fundador de ASFADEC, organización reconocida como emblemática en este tema, falleció el 12 de septiembre del 2016 afectado por la profunda depresión que le ocasionó la falta de respuestas ante la desaparición de su hija.
Al cumplirse siete años de la desaparición de Carolina Garzón, los familiares, amigos y compañeros de Carolina, el PST colombiano y el MAS ecuatoriano, apoyados por la fundación INREDH que trabaja por los derechos humanos en el Ecuador, así como otras organizaciones fraternas, hemos programado algunas actividades para exigir al Estado ecuatoriano que continúe la búsqueda de Carolina. Además, nos impulsa el propósito de mantener viva su memoria y su ejemplo de lucha.
El pasado 18 de abril ASFADEC realizó un plantón en la Plaza Grande por cuatro personas desaparecidas en el mes de abril, incluida Carolina. El 30 de abril se convocará a una rueda de prensa y luego a un plantón en la Fiscalía General del Estado que será paralelo a un plantón en Bogotá organizado por el PST; por la tarde del mismo día está programada la presentación de un video sobre la desaparición de Carolina en la Universidad Católica.
Es muy importante continuar la lucha por la verdad, la justicia y la reparación de todos los casos de las personas desaparecidas en el Ecuador y los demás países latinoamericanos. Es una lucha donde la unidad y la solidaridad son indispensables para alcanzar resultados y aliviar el profundo dolor de las familias involucradas en esta compleja problemática. Porque como dice una de nuestras consignas: ¡Solos los perderemos, unidos los encontraremos!