Hace más de 7 años que el Centro Social la Obrera (Sabadell) construye un proyecto abierto al barrio, con multitud de actividades y que es un punto de encuentro del activismo de la ciudad. Ya hace meses que, después del rechazo del Tribunal Supremo al último recurso presentado, La Obrera ha puesto en marcha una campaña de defensa contra el posible desahucio.
Las militantes de Sabadell de Corrent Roig (Catalunya) queremos contribuir en el debate sobre los métodos y objetivos de esta lucha.
El desahucio de La Obrera es un problema social de Sabadell
El proyecto de la Obrera desde sus inicios ha tenido como proyección ser un Centro Social del barrio y para el barrio. La Obrera se okupó y se ha construido sobre la premisa de que los barrios del sur de Sabadell tienen una grave carencia: no hay espacios sociales y colectivos en los cuales organizar el ocio alternativo, el deporte popular, el espacio de encuentro del activismo, las clases particulares gratuitas y tantas otras actividades. Así mismo, La Obrera se ha involucrado activamente en las luchas y demandas de la ciudad como el referéndum del 1 de octubre, la lucha antifascista, la lucha contra la represión, entre otros. Por este motivo, que La Obrera sea desahuciada es una problemática que afecta en todos los barrios del sur y en toda la ciudad de Sabadell y así hace falta que lo planteemos. Esta no es una lucha de un grupo de okupas contra los propietarios legales del edificio, es una lucha que interpela al vecindario, al activismo, a los colectivos, en los barrios y en la ciudad de Sabadell.
En este sentido creemos que es necesario que este conflicto se asuma desde cada rincón de la ciudad como una lucha social conjunta. Levantar la bandera de “La Obrera se queda en el barrio” tiene que ser un grito contra la precariedad de la juventud que nos vemos sin espacios propios y gratuitos de ocio y deporte; contra las políticas que criminalizan la okupación pero benefician a los grandes especuladores en medio de una crisis brutal de la vivienda; contra la privatización de los Servicios Públicos; y, en definitiva, un grito por la defensa de los espacios populares al servicio y autogestionados por la clase obrera y la juventud.
La Obrera que queremos es La Obrera que tenemos
Podemos y tenemos que hacer todo lo posible para que La Obrera se quede exactamente donde está y, ante un posible desahucio, La Obrera se tiene que defender con uñas y dientes. Empezar la batalla renunciando a la defensa física del edificio es empezar la batalla derrotados/as. Luchas como la de Can Víes marcan precedentes que nos demuestran que sí que se puede. Si NEDAX y el Ayuntamiento nos ofrecen alternativas reales para continuar este proyecto en iguales condiciones, tendremos que discutirlas entre todas llegado el momento.
Para llevar a cabo esta tarea será imprescindible involucrar el máximo de gente posible y, en concreto, tener el apoyo y participación activa de las vecinas del sur. Para conseguir esto tenemos que incluir al conjunto del barrio en las discusiones sobre los siguientes pasos a seguir, y ganar a todo el mundo para la defensa indiscutible de La Obrera. Por un lado, porque si este proyecto pertenece al barrio y no solo a sus activistas, las decisiones sobre su futuro las tiene que tomar inevitablemente el barrio mismo. Por otro lado, porque la toma de decisiones colectiva es la manera de arraigar el Centro Social al barrio y que no se vea como un proyecto ajeno al vecindario y a sus propios usuarios.
Por eso mismo, el siguiente paso en esta batalla tiene que ser la implicación de todas, convocando asambleas regulares en las plazas, haciendo difusión de las asambleas y las acciones y haciendo partícipes a todos de la campaña. No es una tarea nada fácil, al contrario. El enemigo es grande, es cierto, pero el enemigo parece mucho más grande cuando lo miramos de rodillas y cuando no confiamos en la fuerza colectiva ni en nuestra propia lucha.
El Ayuntamiento de Sabadell junto a los poderosos
No fue ninguna sorpresa el voto en contra del PSC (PSOE en Catalunya) y Ciutadans ni la abstención de Junts a la moción de apoyo a La Obrera presentada el pasado 13 de septiembre al pleno del Ayuntamiento. El PSC es un partido que, a pesar de decirse socialista y republicano, es un defensor acérrimo de la propiedad privada y la legalidad vigente. Junts per Sabadell y Ciutadans, y la carcasa progresista, son uno de los pilares fundamentales del actual statu quo.
Los únicos votos a favor de la moción fueron los votos de los Comunes, la Crida per Sabadell y Esquerra Republicana. Son tres partidos que, todo se tiene que decir, han pisado La Obrera regularmente, han apoyado al proyecto y algunos de sus militantes se han involucrado puntualmente en algunas actividades. A pesar de esto, no podemos dejar de recordar que durante la anterior legislatura – donde se alternaron la presidencia del consistorio – el problema de La Obrera (que entonces ya estaba activado) ni estaba en vías de resolverse ni se acabó resolviendo. El problema es, pues, abandonar el programa de desobediencia a una legalidad injusta para poner el centro, no en la movilización social, sino en la gestión institucional y en la política del posibilismo legal.
A pesar de no ser nada fácil enfrentarse desde la institución a los ricos, propietarios y poderosos, una vez en el gobierno la nueva y la vieja política se someten a las mismas reglas del juego: “gobernar para todos”, respetar las leyes por injustas que sean y acatar las jerarquías institucionales, a pesar de que sus dictados vayan contra el pueblo y la clase trabajadora.
A pesar de que, en nuestra opinión, el Ayuntamiento de Sabadell tendría que poner todos los medios para expropiar La Obrera, ponerla en manos de quienes siempre ha sido su propietario, los barrios del sur, y aprobar un plan de inversiones para mejorar su infraestructura; tenemos claro que el gobierno municipal no resolverá este problema. Al contrario, habrá que luchar y enfrentarnos porque, seguro, nos encontraremos de cara.
Ningún proyecto autogestionado está garantizado bajo el capitalismo
Luchas como las de La Obrera cuestionan profundamente la lógica de este sistema injusto, porque contradicen la misma esencia de la propiedad privada. Por eso la vida de cualquier Centro Social, más temprano que tarde, acaba siendo la lucha por la propia existencia, puesto que la okupación hace tambalear los negocios de los propietarios legales, que no pueden permitir la continuidad de estos espacios.
Reivindicamos el proyecto de “una Obrera en cada barrio”, pero a la vez sabemos que este, aunque muy necesario para la ciudad de Sabadell, estará siempre en peligro bajo el sistema capitalista, que se mueve bajo la lógica del lucro y no bajo la premisa de garantizar y satisfacer las necesidades sociales de los trabajadores/as y el pueblo.
Corrent Roig sentimos el proyecto de La Obrera como propio y estamos activamente involucrados/das en la lucha por la defensa de La Obrera. Ahora bien, somos conscientes de las limitaciones transformadoras a gran escala de un proyecto barrial, pues perseguimos el objetivo revolucionario de cambiar el mundo y dar paso a la transformación socialista de la sociedad. Ser parte de las luchas cotidianas de nuestra ciudad es parte de la construcción de este proyecto político que, seguro, se construirá al calor de la movilización y organización obrera, social y popular. Por nuestra parte, estaremos junto a todo el activismo que hace años que construye La Obrera en la lucha por su defensa.