A mediados de esta semana, Sabadell ha doblado y sobrepasado el número de infectados/as por coronavirus, con un total de 514 personas hospitalizadas, 88 altas y 110 defunciones. Estos datos posicionan a la ciudad de Sabadell como uno de los municipios con más índice de infectados/as, con un total de 747 de la región del Vallés.
Llueve sobre mojado
En una ciudad donde la brecha entre la zona con más y menos renta es del 79,9%, no es casualidad que los barrios periféricos, como Sabadell Sur y Ca n’Oriac, sean los más afectados por el COVID-19. Las precarias condiciones laborales y de vida son incompatibles con las medidas sanitarias de higiene para la prevención de contagios. Son normalmente los barrios donde más utópico es el confinamiento, ya sea por la necesidad de ir a trabajar, por los afectados/as por ERTE’s y despidos o por los que trabajan sin contrato.
Esta situación va acompañada del sistema de salud pública de la ciudad, precarizada a causa de años de recortes y privatizaciones por parte de los gobiernos municipales siguiendo los dictámenes de la Unión Europea durante la crisis del 2008, para pagar con dinero público el rescate a la banca. Desde el año 2010 el hospital Taulí ha sufrido recortes en las condiciones laborales del personal sanitario como bajada de salarios y de días de descanso, incrementos de jornadas o despidos. Además, se cerraron plantas hospitalarias, quirófanos por las tardes y se redujeron presupuestos, visitas y pruebas complementarias, provocando listas de esperas interminables. Este paquete de ataques al sistema público sanitario ha llevado a situaciones muy graves durante estos años, como la acumulación de pacientes en las salas de espera o la incapacidad de ingresar a pacientes por falta de recursos, aún habiendo camas cerradas. Los trabajadores/as del Taulí, desde el 2011, pusieron en marcha una gran lucha para frenar todas estas medidas. Una lucha que hoy se vuelve imprescindible: el colapso sanitario ya hace tiempo que se está cocinando a base de recortes y privatizaciones. Hoy el 85% del espacio del Taulí está ocupado por los enfermos de COVID-19 y los recursos de protección de l@s trabajadoras/es y de atención a los pacientes son muy escasos. Si todavía no podemos hablar de colapso, estamos a las puertas.
MARTA FARRÉS: Menos lavado de cara y más medidas sociales para paliar la crisis del COVID-19
Para evitar el colapso total, el Gobierno municipal ha habilitado el uso de los hoteles Verdi y Sabadell como centros de uso hospitalarios, se están trasladando casos en los centros privados y se ha pedido ayuda al ejército para realizar tareas de desinfección en los focos de riesgo, como las residencias de abuelos, y la construcción de un hospital de campaña a la Pista Cubierta que alojará unas 240 camas y que finalizará de aquí en 10 días. Estas medidas, sin embargo, son insuficientes si no se garantiza EPIs para los sanitarios/as y los enfermos.
La devastadora crisis sanitaria requiere ampliar las instalaciones y recursos médicos y de desinfección. El Gobierno Municipal ha hecho un gran esfuerzo para publicitar la llegada del ejército en la ciudad. La grabación donde se retransmitía la bienvenida de la alcaldesa a las unidades militares, muestra la voluntad de limpiar la imagen de una institución fuertemente deslegitimada en Cataluña por su presencia durante el proceso del 1 de octubre. Además, hay que recordar que fue pupila del exalcalde Manuel Bustos que, mientras hacía declaraciones contra los recortes en el Hospital Taulí, era uno de los grandes impulsores del modelo público-privado y se destapaba toda la trama de corrupción del «Caso Mercurio».
Pero para enfrentar una pandemia como la del COVID-19 no hacen falta ejercicios militares que toman ciudades, sino poner todos los recursos al servicio de parar la cadena de contagios: la contratación de personal para servicios imprescindibles como las tareas de curas o desinfección, poner las empresas del Vallés a producir material sanitario, o una distribución planificada de los elementos de protección, forman parte del plan de choque necesario para frenar la curva.
Frenar la crisis del COVID-19, rescatar los trabajadores/as y el pueblo pobre y remunicipalizar TODOS los servicios públicos
Si Sabadell es uno de los principales focos de contagio de Cataluña, hace falta que el Gobierno Municipal se ponga a trabajar desde ya para la aplicación inmediata de un plan de choque que pare el colapso sanitario, garantice medidas de protección para que no se pongan en peligro la vida de los trabajadores/as y sus familias y priorice las necesidades sociales y de los colectivos más vulnerables por encima de los intereses privados.
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Municipalización sin indemnización de los servicios imprescindibles: Quirón Vallés, Residencias, SMATSA. Su intervención, tarde y con coste asociado, es insuficiente. Necesitamos servicios públicos, gratuitos y de calidad.
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Contratación masiva de personal sanitario. Condiciones y salarios dignos para todos los trabajadores/as sin distinción entre fijas y suplentes.
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Garantizar recursos y material de protección (EPI’s) para los trabajadores/as. ¡Sin protección, no trabajamos! Producción y distribución planificada de los recursos.
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Estipulación de precio único para los productos de primera necesidad para evitar la especulación. ¡No se hace negocio de nuestra salud! Distribución gratuita de mascarillas y gel desinfectante.
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¡Garantía de suministros básicos para todo el mundo! Ni un desahucio ni ahora ni después de la crisis del COVID-19.
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Expropiación de los pisos vacíos de la ciudad para ofrecer alternativas habitacionales a las personas sin hogar y a las mujeres y menores víctimas de violencia machista.
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Si no se puede financiar este plan: ¡suspensión de la deuda! ¡desobediencia a la “Ley Montoro”! ¡Basta de limitaciones de recursos públicos para lograr las necesidades de l@s más explotados/as y oprimidos/as!
El Ayuntamiento de Sabadell habla de disciplina social para hacer cumplir las medidas de confinamiento. Pero por disciplina social el Ayuntamiento entiende multas desorbitadas. Para garantizar el necesario aislamiento social y defender las reivindicaciones sociales, la organización popular es clave. Así como han surgido iniciativas de redes de apoyo mutuo, hay que coordinar e impulsar comités vecinales en cada barrio que organicen la ciudad y la defensa de los recursos y velen para cumplir las demandas, necesarias para que esta crisis no la paguemos los de siempre.