El 8 de Marzo nació ligado a la lucha por el voto femenino y de las mujeres trabajadoras de finales del siglo XIX y comienzos del XX, que además de la servidumbre del hogar, sufrían largas jornadas laborales en terribles condiciones y salarios a la mitad que los hombres .
Una de las huelgas más sonadas, fue la de las obreras de la Compañía de Blusas Triangle, Nueva York en 1909, que duró tres meses. Dos años después, un incendio destruyó sus instalaciones. Murieron cientos de personas, la mayoría mujeres. Esta tragedia verificó la pertinencia de sus reivindicaciones como instalación de salidas de emergencia y de no cerrar las puertas de la fábrica durante el trabajo
Las mujeres socialistas crean el Día de la Mujer
En 1910, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas reunida en Copenhague, proclamó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, para reivindicar la igualdad de derechos y el sufragio universal. A partir de entonces, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora comenzó a celebrarse en varios países de Europa .
8 de marzo de 1917: La chispa de la Revolución Rusa
Ese día, las obreras salieron a la calle contra la guerra, la desigualdad y la escasez de alimentos, lo que provocó un estallido popular que dio inicio a la revolución de Febrero, antesala de la de Octubre. Este acontecimiento fue clave para que el día de la mujer trabajadora pasase a ser definitivamente el 8 de Marzo.
El gobierno obrero que surgió, barrió toda desigualdad legal, se esforzó por incorporar a las mujeres a la producción y vida pública en igualdad y fue el único del mundo que se propuso librar a la mujer de las tareas domésticas y de cuidados, responsabilizando totalmente de ellas al Estado. Estas medidas no pudieron desarrollarse como quisieron por el aislamiento y difíciles condiciones materiales de esta revolución. Posteriormente el estalinismo, eliminó parte de estas conquistas.
Hay que rescatar el carácter socialista y de clase del 8 de marzo!
Cien años después, las mujeres seguimos sufriendo el machismo diario, los feminicidios, la sobrecarga de trabajos domésticos y de cuidados, la desigualdad laboral o la pobreza extrema. El capitalismo no sólo es incapaz de conceder la igualdad, sino que ni siquiera garantiza mínimas condiciones de vida digna para millones de personas. Hoy como entonces, las mujeres somos vanguardia en muchas luchas obreras. Es clave recuperar el hilo rojo de la historia de aquellas mujeres que en 1917, lucharon por un mundo nuevo sin explotación y sin opresión de la mujer por el hombre.