El gobierno laborista de Reino Unido ha convertido en permanente la prohibición de los bloqueadores de pubertad en menores trans, siguiendo los pasos del anterior gobierno conservador, que fue el primero en sacar una prohibición de carácter temporal a este tratamiento.
Por: Ame Luna
Este gobierno, que se dice de izquierdas, no está haciendo otra cosa que comprarle el discurso transfóbico a la ultraderecha en nombre de la preocupación por la salud de los menores, algo totalmente hipócrita pues el tratamiento podrá seguir prescribiéndose para menores cisgénero con pubertad precoz o endometriosis, algo que lleva ocurriendo desde los años 80 y que demuestra que es un tratamiento seguro.
Este ataque a la juventud trans del Reino Unido ya ha sido utilizado por VOX en el Parlamento para hacer su propia campaña de odio aquí, mientras el Congreso del PSOE elimina las siglas Q+ en sus menciones al colectivo, en una clara retórica transfóbica, que viene siendo liderada por Carmen Calvo desde que empezamos a pelear en las calles por la Ley Trans.
Si la ultraderecha avanza es porque la izquierda parlamentaria le cede el espacio y normaliza sus posicionamientos. Lo vimos con el triunfo de Trump ante una Harris que apelaba al electorado republicano “moderado”. Si parte de la campaña de Trump fue abiertamente transfóbica, Kamala Harris no se posicionó a favor del acceso de las personas trans a recursos médicos.
El caldo de cultivo de la ultraderecha es la incapacidad de la izquierda institucional de mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora. El colectivo LGTBIQ+ de clase trabajadora debemos construir un alternativa que realmente pelee por los derechos de todes les oprimides y exolotades, en contra de una izquierda institucional que cuando no cacarea discursos vacíos directamente nos ataca como si fuese la ultraderecha.