¡Reversión inmediata de los recortes y plan de emergencia para rescatar la educación y la sanidad públicas YA!
La crisis social y económica que está suponiendo el virus del COVID-19 (coronavirus) está afectando también a las estudiantes de secundaria y bachillerato. Durante el confinamiento, nos encontramos con la situación de tener que continuar el temario desde nuestras casas, a pesar de que muchas de nosotras no tenemos los recursos necesarios para hacer el seguimiento de las clases virtualmente. Además, muchos profesores no tienen las herramientas suficientes para ofrecer una docencia de calidad para todas.
Las medidas aplicadas hasta ahora por el Gobierno PSOE-UP son poco concretas, y completamente insuficientes para continuar con normalidad la actividad en la comunidad educativa. La suspensión indefinida de las clases sin un plan de medidas para fortalecer la educación pública, el aplazamiento de la selectividad sin concretar qué se hará con los temas que no se pueden dar de forma presencial, así como la suspensión de las actividades evaluativas que no se está llevando a cabo en todos los centros por igual, nos dejan en una completa incertidumbre sobre cómo afrontar los meses que nos quedan de clase.
A medida que avanza, el COVID-19 está poniendo de manifiesto una a una las grandes contradicciones de este sistema. Cada uno de los tijeretazos a sanidad y educación vividos en los últimos años, cada instituto que no se ha construido por priorizar el pago de la deuda bancaria y ha engordado un poco más las ratios en clases, cada ajuste en los planes presupuestarios de las universidades curso tras curso… Hoy se pagan caros.
Es por ello por lo que hoy, ante la crisis del coronavirus, no hay parches ni fórmulas baratas para arreglar el saqueo al que se ha sometido la escuela pública durante los últimos años. Podemos discutir tímidas medidas para perjudicar lo menos posible a aquellos estudiantes acomodados con ciertos recursos en casa, pero para que las estudiantes más precarias no paguemos esta crisis, necesitamos medidas extraordinarias. La única forma de que esta crisis no la paguemos los estudiantes de familias más empobrecidas es pasar a la ofensiva. Por eso llamamos a defender un plan de emergencia y de aplicación inmediata que se base en:
1º ¡Reversión de los recortes en educación vividos los últimos años y inyección extraordinaria YA a las escuelas e institutos públicos!
Muchas estudiantes no tenemos ordenador o internet en nuestras casas, lo que nos impide seguir las clases telemáticas. Encima, los recortes que llevamos años sufriendo en la pública ahora se notan más que nunca, ya que muchos profesores se ven sobrepasados por el excesivo número de alumnos por aula, y sin herramientas y medios suficientes como para ofrecer una educación de calidad. Es urgente una inyección económica extraordinaria para que no haya ni una escuela que se quede sin poder usar métodos online no evaluativos para atender al estudiantado.
Necesitamos recursos para crear planes especiales de atención a aquellos estudiantes con situaciones familiares más complicadas y en riesgo de fracaso escolar. Esos recursos deben ir destinados a garantizar los materiales necesarios a las estudiantes y docentes, a la contratación de nuevo profesorado para garantizar el seguimiento del curso y a la creación de una red pública y gratuita de acceso a internet.
2º ¡Reducción del temario evaluable! ¡Ningún contenido evaluable hasta que no se explique en clase!
Ante el confinamiento, la respuesta que se le está dando al estudiantado es “deberes online”. Esta medida no tiene en cuenta a aquellos estudiantes más pobres que comparten viviendas pequeñas con toda la familia, aquellos que tendrán que responsabilizarse de hermanos o abuelos mientras los padres trabajan o a los que no tienen una zona de estudio o internet. En este momento los centros no tienen formas ni recursos para garantizar que los estudiantes con menos recursos puedan seguir el plan educativo telemáticamente, por ello todas las actividades y materia que se expliquen durante el confinamiento del Estado de alarma no pueden ser contenido evaluable para la nota final hasta que no se explique en clase de forma presencial. Esta reducción del temario debe hacerse consultando en cada centro de cada comunidad autónoma, a profes, AMPAS y estudiantes, para así establecer un criterio que satisfaga a todos los centros, y en base al cual el alumnado no se vea perjudicado.
3º Que nadie se quede sin plaza: ¡libre acceso a la enseñanza superior! ¡Eliminación de cualquier filtro de restricción de acceso a carreras y ciclos, suspensión de la selectividad!
Ante una situación de crisis extraordinaria, ¡que nadie se quede sin poder acceder a la universidad o al ciclo! Restringir el acceso a la enseñanza superior sólo beneficia a aquellos estudiantes de la privada y la concertada o de la pública con más recursos que podrán pagar profesores particulares y tendrán las condiciones óptimas para el estudio. Selectividad, nota media de bachillerato, o el examen de turno que se inventen, ¡los jóvenes de barrios más pobres siempre tendremos peores medias que los ricos! Cualquier medida de selección será siempre discriminatoria hacia los más precarios, por ello debemos luchar para que todo el mundo pueda acceder a una plaza en la universidad o el ciclo que quiera.
Es una realidad que no hay plazas suficientes para todos los alumnos, por ello es imprescindible poner en marcha YA un plan de emergencia de rescate a la educación pública para garantizar el libre acceso a la enseñanza superior.
4º Ampliación drástica de las plazas de acceso a la universidad pública y de ciclos medios y superiores: ¡inyección económica extraordinaria para garantizar el acceso libre!
Ante la crisis hay que asegurar que ningún hijo de trabajadores pague la desigualdad intrínseca del sistema educativo quedándose fuera de la universidad o de los ciclos. Para ofrecer un acceso libre a la enseñanza superior es imprescindible un plan de creación de centros y universidades. Ya vimos como en China se construían hospitales gigantescos en diez días, tenemos las herramientas para que esta pandemia no deje a nadie atrás pero, ¡hay que poner esas herramientas al servicio de la clase trabajadora y no de los ricos y poderosos!
Tenemos un verano entero por delante antes de empezar el curso: construcción de universidades y centros de estudio, contratación de personal docente y ampliación extraordinaria de plazas para que ningún estudiante quede atrás.
5º ¡Incentivos extraordinarios para las carreras y FPs sanitarias para poner en marcha un plan de emergencia para el rescate de la sanidad pública!
Este aumento de plazas se tiene que notar sobre todo en los estudios del ámbito sanitario. Estos días se están dejando ver dos realidades completamente contradictorias: por un lado, la falta de hospitales públicos, de personal sanitario y de materiales para atender todos los casos y, por otro lado, las escasas plazas en ciclos de atención sanitaria, servicio de ambulancias o grados como medicina o enfermería.
Esta contradicción es fruto de los años de recortes a la sanidad priorizando el pago de la deuda, y se está pagando muy cara. Por eso exigimos más plazas para tener más profesionales del ámbito sanitario, y un plan de ampliación de la red sanitaria pública, así como la incautación de la privada. No podemos aceptar que la red pública de hospitales no pueda asumir a todos los estudiantes que salen de los grados/ciclos sanitarios, y que muchos de estos profesionales se desvíen a la privada. ¡Más hospitales públicos y más sanitarios para rescatar a la sanidad pública!
6º ¡Matrículas gratuitas y ampliación de becas transporte y para las rentas bajas!
De poco serviría garantizar el acceso a la enseñanza superior si las estudiantes han de renunciar a ella por no podérsela pagar. Las estudiantes de clase trabajadora siempre tenemos problemas para pagar los altos precios de las matrículas de la universidad. Este curso no es una excepción, y es un problema que se verá mucho más acentuado con la crisis económica del COVID-19, con ERTES, ERES y despidos que están afectando a miles de trabajadoras en todo el estado. Por esta razón, la gratuidad de las matrículas universitarias y de ciclos y la ampliación de becas se hace más urgente que nunca.
7º ¡Reversión total de los recortes y aumento drástico del dinero a la educación pública, ni un euro a la concertada!
Para que las medidas que planteamos puedan ser abordadas, se requiere organizar de manera diferente la enseñanza, y como condición previa a ello: la nacionalización sin indemnización de toda la enseñanza privada, que está en manos de los capitalistas y la Iglesia. La educación es un derecho que debemos garantizar, no podemos permitir que hagan negocio de ella.
Es necesario anular los convenios con la Iglesia y convertir en públicos todos los institutos y facultades que hoy están bajo su control. Hay que acabar con la educación privada y concertada para acabar con la desigualdad.
8º Todas estas medidas son imposibles sin un aumento drástico de la inversión en los servicios públicos y sin la reversión de los recortes en sanidad y educación. ¡Suspensión del pago de la deuda!
Si algo nos está dejando ver la crisis del coronavirus, es que cuando no se invierte en una red de servicios públicos accesible, gratuita y de calidad para todas, las más perjudicadas acabamos siendo las familias de clase trabajadora, y esto se agrava mucho más en momentos de urgencia como el que estamos viviendo.
Estamos hartas de que siempre se priorice a las empresas privadas (“la economía”) frente a la clase trabajadora. Somos la mayoría de la población, y nuestras necesidades deben ponerse por encima de los intereses de las grandes multinacionales y bancos. Es por eso por lo que, para abordar esta situación y poner a nuestra disposición las medidas y recursos que necesitamos, volvemos a gritar NO al pago de la deuda. Ahora es el momento para que el Gobierno UP-PSOE deje claro de qué lado está: ¡si del de las jóvenes estudiantes y precarias de la clase trabajadora o del de la patronal!