Home Europa Occidental y UE Programa obrero para el país: ¡Por una Bielorrusia independiente!

Programa obrero para el país: ¡Por una Bielorrusia independiente!

Hoy se habla mucho en Belarús sobre las perspectivas de las relaciones con la Federación Rusa. Con Lukashenko, todo está claro: se lanzó a los brazos de su “hermano mayor” entre las dictaduras. Pero la oposición, esperando el favor de Putin, hace cada vez más reverencias hacia él, insistiendo en la necesidad de preservar las «relaciones». No cesa al mismo tiempo de golpear las puertas de la Unión Europea, como hacía hasta hace poco el mismo Lukashenko. En relación a esto, tiene sentido echar un vistazo a lo que aportan hoy a Belarús todas estas «relaciones».

Por qué las «relaciones» con Rusia saquean a Belarús

Detrás de las «relaciones» de Belarús con la Federación Rusa se esconde una realidad bastante poco atractiva. En concreto, el control y el saqueo del país por parte de los oligarcas rusos y el régimen de Putin.

Los oligarcas rusos y el régimen de Putin controlan Belarús a través del comercio. En primer lugar, controlan el mercado de ventas de los productos Belarús. La Federación Rusa es directamente el principal mercado de ventas de productos de Belarús (un tercio de los tractores, dos tercios de los camiones BELAZ, una cuarta parte de los camiones MAZ van a Rusia). Por otra parte patrocina el mercado de la Unión Económica Euroasiática, donde va una parte significativa de la producción restante. La interrupción del suministro de productos bielorrusos habría afectado a Bielorrusia mucho más que a Rusia. Este control de mercado es una poderosa herramienta para presionar y forzar condiciones. La venta de automóviles bielorrusos en la Federación de Rusia, como camiones BELAZ y tractores, se lleva a cabo a través de empresas comerciales controladas por la familia Lukashenko, donde la “parte del león” de las ganancias se queda y se “pierde” fuera de Belarús. Y las fábricas se quedan sin dinero, endeudadas, con equipos viejos y con bajos salarios de los trabajadores. Al mismo tiempo, muchas empresas de construcción de maquinaria en Belarús dependen en gran medida de los componentes rusos (para MAZ, esto es el 60%).

Además, la mayor parte de los productos agrícolas se destina a Rusia. En particular, Belarús se ha convertido de hecho en una colonia lechera de la Federación Rusa, adonde se exporta más de la mitad de la leche producida en el país (3,6 de 7 millones de toneladas). De 1995 a 2018, la producción de leche en Belarús aumentó de 5 millones a más de 7 millones de toneladas, y el consumo per cápita cayó de 367 a 250 kg, lo que está por debajo de los estándares médicos. Se trata de un robo directo al país en el ámbito de la alimentación básica. La Federación de Rusia casi literalmente «ordeña» a Belarús. Y esta es una de las razones del alto costo de vida: el precio de los productos lácteos de Belarús en Minsk tiende a su precio en Moscú, o solo un poco más bajo.

Debido al sistema de gasoductos heredado de la URSS, los oligarcas rusos suministran energía al país de manera monopólica, teniendo la posibilidad de chantajear a Belarús con los precios y amenazar con privar de gas a la población del país, como ha hecho Putin en repetidas ocasiones.

Como resultado de la conducción del régimen de Lukashenko, Belarús se ha convertido en un apéndice y una colonia comercial de la economía oligárquica de Rusia con relaciones comerciales leoninas. El resultado de esto es una invariable y enorme balanza comercial negativa con la Federación Rusa de alrededor de $ 9 mil millones por año. Para Belarús, esto es simplemente un comercio a pérdida.

Este robo es evidente en la estructura del comercio. Los principales productos importados a Belarús desde la Federación de Rusia son el petróleo y el gas. Es decir, la producción no es intensiva en mano de obra y contiene principalmente renta natural. Y Belarús, por el contrario, paga con productos de industrias extremadamente intensivas en mano de obra: máquinas y productos lácteos. Es decir, en cierta medida, se trata de un intercambio de trabajo humano de trabajadores de Belarús por un «producto» creado por la naturaleza. En estas relaciones no hay ni sombra de igualdad de derechos y «hermandad». En un momento, Estados Unidos impuso a Irak el programa «petróleo por alimentos», según el cual Irak daba su petróleo para no morir de hambre. En cierto sentido, hay una fórmula diferente en las relaciones entre Belarús y Rusia: todo (comida, coches) a cambio de combustible, para no congelarse.

Otro canal de explotación de Belaús son los migrantes de Belarús en la Federación Rusa, que se utilizan como fuerza de obra barata. Según diversos datos y estimaciones, en el territorio de la Federación de Rusia viven de 500 mil a 1 millón de bielorrusos. Entonces, los oligarcas rusos absorben directamente a los obreros de Belarús, quienes podrían crear riqueza en su país.

Es muy importante comprender esta situación para evaluar correctamente las declaraciones de los políticos de Belarús sobre la preservación del «vector ruso», las «relaciones» y la «asociación» con la Federación Rusa (es decir, con los oligarcas rusos). Este «vector» muestra la dirección de extracción de la riqueza en especie y en forma financiera de Belarús a la Federación Rusa. Ésta es la esencia del «Estado Unificado».

El déficit comercial crónico en las relaciones con la Federación de Rusia fue compensado por el derecho de Lukashenko a recibir parte de la renta petrolera, importando petróleo ruso a precios internos de Rusia y exportando productos del petróleo a Europa a precios mundiales. Según estimaciones del FMI, estos ingresos en algunos años alcanzaron el 25% del PIB, y ahora ($ 10 mil millones) representan alrededor del 15% del PIB y el 40% del presupuesto consolidado. Y esto no es sólo una gran cantidad que depende directamente de la voluntad del régimen de Putin. Como cualquier renta, es una fuente de ingresos parasitaria, con la que se alimenta a los “cercanos». El régimen de Lukashenko con su aparato de poder está sentado precisamente sobre esta renta, sobre la continuación de la misma «tubería» sobre la que se asienta el régimen de PutinAsí es como el régimen de Putin corrompió literalmente al régimen de Lukashenko. Putin y los oligarcas rusos alimentan al régimen de Lukashenko con su burocracia y fuerzas de seguridad para que éste les permita a ellos alimentarse de Belarús.

Sin embargo, incluso teniendo en cuenta estos “ingresos”, la economía de Lukashenko ha estado funcionando durante años con una pérdida estable de al menos mil millones de dólares al año, y en ocasiones varias veces más. Lukashenko siempre ha cubierto este agujero financiero, primero, con privatizaciones, incluidas las más grandes empresas estratégicas. Así, a través del control de los combustibles, los oligarcas rusos aumentaron gradualmente el control sobre la industria del petróleo y el gas del país. Hoy, casi la mitad de la refinería de petróleo Mozyr es propiedad de Slavneft (una empresa conjunta entre Gazpromneft y Rosneft). En 2013, el régimen de Lukashenko ofreció vender a Rosneft la segunda mitad de la planta refinadora. Pero el trato no se llevó a cabo, no porque Lukashenko cambiara de opinión, sino porque el trato no le convenía a Rosneft. Y en el período 2007-2011, Lukashenko entregó por completo el sistema de transmisión de gas de Belarús a la empresa rusa Gazprom.

Por otro lado, Lukashenko tomó préstamos, hundiendo a Belarús en deudas, en primer lugar, con Putin. Las deudas con la Federación Rusa representan la mitad de la deuda estatal de Belarús. Al mismo tiempo, los bancos rusos (Belgazprombank, Sberbank, en menor medida VTB y Alfa-Bank) participaron cada vez más activamente en el sector bancario del país, extrayendo ganancias.

En el contexto de la crisis económica, la caída de los precios del petróleo y reducción del pastel petrolero, la oligarquía rusa comenzó a aumentar rápidamente los precios del petróleo para Belarús , intensificando el saqueo del país y quitando parte de la renta petrolera al régimen de Lukashenko. Al exigir precios más altos, la Rusia oligárquica ha reducido a la mitad el suministro de petróleo a las refinerías bielorrusas. Esto es lo que estaba en la base de las disputas entre Lukashchenko y Putin. Y cuanto más pidió prestado Lukashenko más ajustó los cinturones a los trabajadores, incluido el aumento en la edad para jubilación. El último préstamo ruso de 1.500 millones de dólares, emitido para salvar al régimen de Lukashenko en las condiciones de la actual revolución, se destinará principalmente a saldar préstamos antiguos (el resto, aparentemente, irá a las fuerzas de choque del aparato represivo – OMON). Este es un clásico ciclo de deuda, que solo agrava la difícil situación del país. La dependencia comercial se está convirtiendo rápidamente en dependencia financiera con consecuencias desastrosas para la economía de Belarús y la soberanía del país.

Las actuales relaciones entre Belarús y la Federación Rusa, consagradas en tratados políticos, son las más sometedoras y ruinosas para Belarús. Tales relaciones y los acuerdos que las aseguran no solo no deben preservarse, sino que deben romperse de inmediato. Sin esto, el lema «¡Viva Belarús !» seguirá siendo sólo un bonito deseo.

En las redes financieras Occidentales

La transformación de Belarús en un apéndice de la economía oligárquica rusa no la salvó en absoluto de hundirse simultáneamente en la dependencia financiera del capital occidental. Todo lo contrario: cuanto más permitía Lukashenko que los oligarcas rusos saquearan Belarús, más se obligaba a que recurrir a las instituciones financieras occidentales en busca de préstamos.

En los últimos años, esta dependencia ha crecido rápidamente. Occidente extiende su control a Belarús principalmente a través de préstamos comerciales (principalmente bancos alemanes, austríacos, suizos y estadounidenses, el BERD) emitidos a través del mayor banco estatal, Bielarusbank. Esto es presentado como un «préstamo estatal», pero el «estado» en él es sólo una garantía para los bancos occidentales de la devolución de su dinero con intereses. A través de él, los capitales occidentales alimentan diversas industrias, extendiendo su control y extrayendo ganancias. Incluso, las grandes fábricas «estatales» dependen fuertemente de ellos. También penetran en la industria láctea. Con Lukashenko, Belarús se convirtió también en deudor del FMI.

Desde el año 2010 hasta el 2018 por deuda externa (a Rusia y Occidente) se ha pagado anualmente de 3.8 a 11 mil millones de dólares. Sin embargo, su tamaño siguió creciendo: de 3 mil millones en 2000 a 40 mil millones de dólares en la actualidad. Esto es 2/3 del PIB y excede el presupuesto consolidado de todo el país. Además, el 80% de esta deuda, incluida la contraída  con Rusia, está denominada en dólares, lo que significa que se ejerce cada vez más presión sobre Belarús hacia la devaluación de la moneda nacional.

Los $ 3.8 mil millones pagados en 2018 exceden todos los ingresos por la exportación de productos agropecuarios del país. Esto significa que al principio se sacaron de Belarús la mayoría de los alimentos necesarios producidos, y luego también se sacó el dinero para ellos. ¿Qué es esto sino un saqueo?

El control de las finanzas occidentales también penetra en el país a través de la participación creciente directa de corporaciones occidentales (especialmente las alemanas) en la producción (como Mercedes, Daimler y MAN en MAZ), a través del suministro de los componentes tecnológicamente más avanzados y la creación de empresas conjuntas. El mayor productor de productos lácteos del país, “Savushkin Product”, es una empresa bielorrusa-alemana (es decir, una parte de las ganancias generadas por los trabajadores bielorrusos fluye hacia Alemania). Parte de la industria láctea está bajo el control del capital francés (Danone, Lactalis), lo que engrosa las finanzas francesas. En ella también participan capitales de Rusia y Polonia.

La producción industrial depende en gran medida de Occidente, de donde proviene el equipo clave. Varios bancos occidentales operan en el sector bancario. Los bancos extranjeros poseen directamente un tercio de los activos del país. Teniendo en cuenta el hecho de que Bielarusbank, el más grande en términos de activos, pende de un préstamo occidental a otro, se pueden sacar conclusiones sobre la soberanía del país en el campo de las finanzas. Éstas recogen la «crema» de la economía, y son el «centro neurálgico» de la economía. Y el primer lugar en términos de rentabilidad entre todos los bancos lo ocupa el austriaco Raiffeisen Bank (Priorbank).

A través de varios canales financieros en el período 2002-2011, se extrajeron 75.09 mil millones de dólares desde Belarús, es decir, ¡el costo de los productos ganaderos durante 25 años! Hoy en día es difícil encontrar datos sobre la extracción de capital, pero a medida que el país se endeuda, solo puede crecer.

Un aspecto separado de la dependencia es el papel de tránsito del país, principalmente en relaciones a Alemania y Rusia. Esta es una fuente importante de ingresos, pero depende completamente de la relación entre las dos potencias principales.

Y, por supuesto, un canal separado para la explotación de Belarús por el capital occidental está asociado con … los oligarcas rusos, ya que la mayoría de las empresas rusas (incluidas Gazprom y Rosneft) están de una forma u otra asociadas con el capital occidental y están en deuda con los bancos occidentales. Por lo tanto, las ganancias obtenidas a través de ellos en Bielorrusia también engrosan al capital occidental.

El tercer actor de la economía de Belarús es el capital chino (también asociado con el capital occidental), que representa una cuarta parte de la deuda pública, además de los préstamos para varios proyectos industriales (cemento, industria maderera).

PROGRAMA OBRERO PARA UNA BELARÚS INDEPENDIENTE

Como resultado del gobierno de Lukashenko, Belarús se ha convertido en un país profundamente dependiente de la economía oligárquica de la Federación Rusa y de los capitales de la Unión Europea. Y no es de extrañar que esto vaya acompañado prácticamente de un colapso económico. Y si no se supera esta dependencia, no se puede hablar de ninguna mejora en la vida de los trabajadores y el pueblo pobre. ¿Cuál es la salida para los trabajadores y la gente común?

Con Lukashenko todo está claro: busca su salvación en los préstamos de Putin a cambio de la eliminación de los restos de soberanía del país. Pero, ¿qué ofrece, por ejemplo, Tikhanovskaya con el Consejo de Coordinación? Prometen a los bielorrusos «paquetes de inversión europea», es decir, un mayor control del capital europeo sobre el país, y al mismo tiempo abogan por la continuación de las «relaciones con Rusia». Están dispuestos a continuar el camino de Lukashenko hacia la privatización con una transferencia cada vez mayor de empresas bajo el control de empresas extranjeras, que se enriquecerán aún más a costa de Belarús y su pueblo. Es decir, en términos del programa económico, Tikhanovskaya y Lukashenko son hermanos gemelos. Su programa económico en anti-obrero, anti-popular y anti-nacional. Con todas las consecuencias para los trabajadores, el pueblo y el país.

El pueblo trabajador y el pueblo de Belarús necesitan su propia salida: a través de la verdadera independencia de Belarús. El país no debería estar en los brazos de los oligarcas rusos o en las manos de los banqueros occidentales, sino en las manos de sus trabajadores, su pueblo. Esta es una salida viable para todo nuestro país.

¡Ninguna «integración económica» con la oligárquica Federación Rusa!

La «integración económica» y la «profundización del Estado Unificado» significan la absorción definitiva y el saqueo de Belarús por parte de los oligarcas rusos. ¡No a las relaciones de sometimiento a la Federación Rusa!

¡Dejar de pagar las deudas acumuladas por la dictadura con los bancos rusos y occidentales!

El dinero de toda la deuda pública debe utilizarse para modernizar la producción, mejorar las condiciones laborales y los programas sociales.

Prohibir la extracción de ganancias del país y nacionalizar el sistema bancario en un solo banco estatal.

Esto es necesario para detener la fuga de capitales del país, que son la expresión monetaria del trabajo de los obreros bielorrusos.

Nacionalizar completamente la infraestructura de petróleo y gas de Belarús.

Hoy es la base de la dependencia del país, pero debe ser al revés.

Introducir un monopolio estatal del comercio exterior.

Esto es necesario para acabar con la exportación de alimentos del país. Antes de exportar, es necesario proporcionar al país en su totalidad productos alimenticios básicos y superar su alto costo, lo que los hace inaccesibles o insuficientemente accesibles para los bielorrusos.

También se necesita el monopolio estatal del comercio exterior para detener el saqueo de las fábricas estatales a través de las redes comerciales. Los resultados del trabajo de las fábricas estatales deben estar en manos de los trabajadores y la gente de Belarús, el dinero debe llegar a las fábricas y no llegar a un acuerdo con los comerciantes y funcionarios corruptos.

Las fábricas estatales deben estar bajo el control de sus trabajadores. Esto es necesario para que dejen de «chupar» sus recursos, endeudando a las fábricas a manos de la burocracia, para acabar con la idiotez creciente de la gestión burocrática y la intimidación de los trabajadores por parte de los patrones y jefes. Y también, para asegurar que las ganancias de la fábrica no vayan a financiar a las fuerzas represivas.

Nueva industrialización del país.

Muchas empresas que no han participado en la división internacional del trabajo o en relaciones específicas con Rusia han cerrado o apenas están vivas. Y las fábricas estatales en funcionamiento están en malas condiciones, funcionan con equipos obsoletos y malas condiciones de trabajo. Los recursos que se logren al detener el saqueo del país deben ser orientados a una nueva industrialización, que les dará a todos un trabajo, incluso permitir que los migrantes regresen a su tierra natal y no estén obligados a buscar una vida mejor en otro país.

Una mejora radical de la situación de los trabajadores.

Acortar la jornada laboral a seis horas para que todos sigan trabajando.

Aumentar los salarios y poner fin a la división de los salarios en partes: básico y bonificación, porque es una forma de chantaje a los trabajadores. Por un salario completo garantizado. 

¡Por un gobierno de los trabajadores!

Todo esto se puede hacer. Y el pueblo bielorruso no se quedará solo en esto: ya se puede ver la gran solidaridad que genera nuestra lucha entre los trabajadores y los pueblos de los países vecinos: ucranianos, lituanos, polacos y otros pueblos, incluida  una significativa parte del pueblo trabajador de la Federación Rusa. Los trabajadores de todo el mundo tienen los mismos problemas. Juntos podemos hacer todo. Pero la realización de este programa obrero no requiere un “buen y correcto presidente”, que gobierne el capitalismo bielorruso, continuando la misma política económica de subordinar el país a los oligarcas rusos y los banqueros occidentales. Para llevar a cabo el programa obrero es indispensable el establecimiento de un gobierno de los trabajadores.

¡Abajo la dictadura de Lukashenko!

Hoy, el camino hacia la realización del programa obrero pasa por el derrocamiento y la completa liquidación de la dictadura antiobrera de Lukashenko, la conquista de las libertades democráticas: libertad de expresión, prensa, reunión, manifestaciones, de derechos sindicales. Lo que se necesita no es sólo un cambio de la cabeza del régimen; no un «traspaso gradual del poder», ni «por un acuerdo» (que será imposible sin garantías de inmunidad para las fuerzas represivas), sino la destrucción total, la disolución de todo el cuerpo represivo y el tribunal popular para sus participantes. ¡No olvidaremos, no perdonaremos! 

¡Por la independencia de Belarús!

¡Viva nuestra revolución bielorrusa!

¡Viva Belarús!

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