La entrada del 2019 ha llegado cargada de ataques a los derechos y libertades de la clase trabajadora, con especial mención a las mujeres y la juventud. De un lado, y como consecuencia de los recortes de los gobiernos “socialistas” en los recursos para el combate a la violencia machista, la violencia contra las mujeres sigue aumentando (ya van 8 asesinadas hasta el 17 de enero). De otro lado, la investidura del nuevo gobierno andaluz de Juanma Moreno amenaza con un retroceso en los insuficientes derechos que habíamos conseguido en los últimos años.
En materia de educación, el modelo que tiene en mente el gobierno andaluz y que ambicionan exportar al resto del estado, bajo el pretexto de “el derecho de los padres a elegir el modelo educativo que deseen para sus hijos”, da más peso a la escuela católica concertada (y machista). No tendrán reparos en profundizar el recorte en gasto público en Educación o en Igualdad, cuyas consecuencias terminarán pagando las familias más empobrecidas, y dentro de ellas las mujeres.
Sin embargo, las movilizaciones masivas contra la ultraderecha del 3 de diciembre, y las del 15 de enero en defesa de los derechos de las mujeres, donde la juventud jugamos un papel destacado, demuestran que entre los estudiantes y la juventud trabajadora hay voluntad de luchar. Pensamos que ese es el camino, pero no basta con una gran movilización aislada. Necesitamos un plan de lucha a nivel estatal y unitario, que recoja las reivindicaciones de la clase trabajadora y de la juventud estudiantil, para luchar juntos por nuestros derechos, y la convocatoria de huelga general para el próximo 8M es una oportunidad de oro para empezar a trabajar en ese sentido.
En lo que respecta a las reivindicaciones del movimiento estudiantil, los gobiernos se han ocupado durante años de profundizar los planes de la UE de privatización de la enseñanza pública. Sobre las grandes medidas “progresistas” del gobierno, la ya conocida como ley Celáa, que acabaría con los aspectos más sangrantes de la LOMCE, no ha llegado a aprobarse en el congreso, y el presupuesto para educación, de aprobarse en los PGE del gobierno-Sánchez, pasaría de un 4’15% a un 4,9%, lo que resulta completamente insuficiente dada la situación que atraviesan nuestros centros.
Así, los activistas y organizaciones estudiantiles tenemos la obligación de explicar con insistencia a nuestros compañeros la situación que atraviesa la educación pública, para que entiendan los motivos por los que es necesario salir a luchar.
A quienes afectan de forma más directa estas políticas de recortes es a los colectivos más oprimidos, ya que las normativas educativas cuentan con protocolos contra la violencia machista inexistentes o muy precarios que necesitan de más recursos. Del mismo modo, medidas que ayudarían al prevenir y actuar contra el machismo en los centros, como la implantación de una asignatura de educación sexual y en valores de igualdad dentro del currículum escolar, que combata, en concreto, la violencia machista y LGTBIfóbica, no pueden ser implantadas porque no hay recursos suficientes (profesionales, formación, etc) para sostenerlas.
Es precisamente por eso, que no podemos disociar las reivindicaciones estudiantiles de las de los derechos de las mujeres, ni tampoco de las de la clase trabajadora, y que debemos salir a la calle, con nuestras reivindicaciones y asumiendo las del resto, con las mujeres a la cabeza.
Los y las estudiantes tenemos una cita el próximo 8M
El año pasado la convocatoria del 8 de marzo fue todo un éxito, pero aún queda mucho margen para trabajar y superarla: si queremos masificar aún más la jornada del 8M, las organizaciones políticas y sindicales y el conjunto de los activistas, tenemos que empezar desde ya a preparar la jornada de huelga.
Debemos debatir sobre las razones por las que movilizarnos, clase a clase, y tomando las decisiones democráticamente en asambleas de centro o de grupo donde involucremos a la mayoría de nuestros compañeros, y trabajar conjuntamente con el resto de la comunidad educativa y con los conflictos obreros en lucha. ¡Por un 8M masivo y construido democráticamente! ¡Derogación inmediata de la LOMCE y el 3+2! ¡Recursos para combatir la violencia machista!