Entre el chorro de noticias sobre la corrupción, que nos muestran al PP como una trama delictiva dedicada al asalto de los presupuestos públicos, ha saltado el gran escándalo de los Papeles de Panamá.
Por Corriente Roja
Una filtración masiva de 11 millones de documentos del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca ha desvelado la existencia de 214.000 «sociedades offshore» (sociedades fantasma sin ninguna actividad) domiciliadas en los paraísos fiscales de Panamá y las Islas Vírgenes Británicas, pertenecientes a 14000 clientes. Entre estos, se encuentran 12 jefes de estado o primeros ministros en ejercicio, 128 políticos destacados, magnates, empresas como Siemens, deportistas de élite y artistas.
Entre los jefes de estado y primeros ministros, tenemos a Cameron, a Putin, al rey de Arabia Saudí, a los presidentes de China, Argentina, Ucrania o Siria, a Berlusconi, al primer ministro finlandés, al de Qatar, Emiratos, Irak, Jordania, Sudan o Georgia o al palestino Abbas.
En nuestro caso, aparecen 1.200 sociedades offshore con dirección postal española, aunque es una cifra muy conservadora porque muchos defraudadores han dado direcciones en el extranjero. Entre los implicados conocidos hasta la fecha, tenemos al ex ministro Soria, a Pilar de Borbón, hermana de Juan Carlos (que abrió la sociedad un mes después de la coronación de éste y la cerró al poco de su renuncia), Messi, los Domecq, el dueño de la cervecera Damn, la familia Thysssen o los Pujol. Muchas de las sociedades «offshore» descubiertas fueron «regularizadas» con ocasión de la oportuna amnistía fiscal de Rajoy.
Los Papeles de Panamá han sacado a la luz una enorme red de fraude y crimen organizado que involucra a buena parte de la élite mundial, forma las cloacas del sistema financiero internacional y funciona con la complicidad de los Estados.
El despacho Mossack Fonseca, en asociación con los grandes bufetes de abogados y los grandes bancos, se dedica(ba) a constituir sociedades offshore (todas ellas bien «legales» y completamente opacas) con el objetivo expreso de evadir el pago de impuestos y de «lavar» enormes sumas de capital con origen en la corrupción y el crimen organizado. El destino final de esos fondos, una vez blanqueados, es la City de Londres y los paraísos fiscales ubicados en los propios EEUU (Delaware y otros). Toda esta red se interconecta con otra vasta trama legal de las grandes multinacionales para eludir el pago de impuestos allí donde fueron generados. Lo consiguen bien tributando en países con impuestos muy bajos, como Irlanda, o bien mediante acuerdos opacos con gobiernos como el Luxemburgo, cuando estaba presidido por el actual presidente de la Comisión Europea, Juncker.
Exigimos la prohibición de operar en los paraísos fiscales, la apertura de libros de las compañías involucradas en el escándalo, la investigación de los titulares y beneficiarios de las sociedades offshore y la expropiación de bienes de las compañías fundadas con capitales ilegales.