Las estadísticas de la violencia machista no dejan de crecer (maltrato, violaciones, …), aunque les gustaría que fuera un problema individual, ceñido al ámbito familiar; desde hace unos años se ha convertido en un problema político de primer orden. La derrota que supuso para el PP la retirada de la contrarreforma de la Ley del aborto (la única victoria en todos estos años de recortes y retrocesos), junto con la dimisión de Gallardón, se vio ratificada con la potencia del movimiento de mujeres que se manifestó en el pasado 8 de Marzo.
Era evidente que el régimen en crisis no se podía quedar quieto y desde el gobierno han puesto en marcha, como en otros sectores, un “pacto de estado” contra la violencia de género, donde integren políticamente lo que ya tienen por la vía de las subvenciones, a los colectivos feministas.
El pacto ha sido presentado por todas las fuerzas parlamentarias como “un hecho histórico sin precedentes”, olvidando que ya habían calificado así la Ley Integral de ZP.
Seis meses de Subcomisión del Congreso solo sirvieron para decirnos lo que ya sabíamos, que había que avanzar en más medidas contra la violencia machista. En el Senado se votó otro pacto, y desde la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, organismo del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, se creó una mesa de trabajo donde se han integrado a 40 organizaciones de la sociedad civil, representantes de las CCAA (Comunidades Autónomas) e instituciones sobre la base de un documento que recoge 600 medidas sin contexto ni categorizar.
¿Servirá tanto dinero y tiempo invertido para erradicar esta lacra social que es la violencia machista? O por el contrario, ¿esto no es más que una cortina de humo del gobierno, que con la connivencia de los partidos parlamentarios, han utilizado para tapar su crisis y la del régimen? ¿Cómo Unidos Podemos puede sentarse tan siquiera a negociar con un partido que desde antes de llegar al poder ya pactara con el PSOE el articulo 135 de la Constitución, y desde su paso al gobierno recortó gastos sociales, impuso reformas laborales, quiso meter la Ley Gallardón, impone la LOMCE, y ahora da el golpe del 155 contra el pueblo catalán?
Qué hay de nuevo
Es difícil pormenorizar las 200 propuestas y recomendaciones que presenta el pacto, haciendo buena la máxima, de que “cuando no sé lo que escribir, escribo un libro, cuando sí lo sé, llega un folio”. No saben lo que escribir porque huyen como de la peste de ir a las causas estructurales, sociales de la violencia machista, que en época de crisis global como la actual se ponen de manifiesto de manera virulenta. No es ajeno el ascenso de la extrema derecha en toda Europa con el incremento de la violencia machista.
Las 200 propuestas y recomendaciones que presentan se centran en los aspectos formales de la violencia como campañas publicitarias, principalmente en las nuevas tecnologías, dirigidas a los más jóvenes. Lo desarrollarán dentro del Pacto Educativo, actividades de promoción de la igualdad, educación sexual o incluir en los libros de texto la historia del movimiento feminista. ¿Están de broma? ¿o nos toman el pelo? Los mismos que han hecho la asignatura de Religión (católica) evaluable, son los que dicen que van a introducir concepciones contra la violencia machista; cuando feminismo y religión se oponen por el vértice, son ellas (todas las religiones) los sostenes ideológicos de la opresión de la mujer.
Sigamos, más palabras vacías. Se ampliará el concepto de víctimas a los huérfanos/as para acceder a recursos y atención, así como para las mujeres cuyos hijos e hijas sean asesinados/as. Se incluyen otros tipos de violencia, y se elaborarán protocolos para mujeres vulnerables, mayores (sí, las que cobran las pensiones más bajas), diversidad funcional, inmigrantes en situación irregular; sí, esas mujeres que gracias al decreto del 2012 están fuera de la atención de la Sanidad Pública. Son hipócritas hasta la nausea…
No nos confundamos, todo son palabras vacías… salvo cuando tocan los intereses particulares. La gran novedad de este Pacto es que las farmacias (empresas privadas) ayudarán a detectar y prevenir la violencia de género. En definitiva, dicen que es más esperanza para las mujeres víctimas, pero eso se traduce en más dinero para empresas que hacen negocio con el 016, Vodafone, .. y ahora hasta las farmacias.
Para que todas estas medidas no queden en el tintero, crearán una Comisión que se reunirá una vez al año, o cuando lo considere necesario, para evaluar los acuerdos alcanzados, cuyo desarrollo y aplicación será revisado, en todo caso, cada cinco años. Y por último, el compromiso de 1.000 millones de euros en cinco años para implantarlo. El mismo gobierno que ha destruido la ley de Dependencia, vaciándola de recursos, que desmantela la Sanidad y la Educación Públicas, que le ha regalado 40 mil millones, oficialmente, a la Banca,… Ese mismo gobierno acuerda que en cinco años va a gastarse 1.000 millones en un pacto contra la violencia de género… ¡Por favor!
Además, este pacto está lleno de humo; ninguna de estas medidas tiene fecha de ejecución y los millones destinados a las CC AA y Ayuntamientos están en serio peligro por las políticas de recortes de la Unión Europea, el control del “déficit” de Montoro. Por otro lado, en el primer año ya incumplirían puesto que los presupuestos generales del 2018 están paralizados por la crisis catalana. Por eso, son falsas las palabras del Secretario de Estado de que “el Gobierno podría comenzar a poner en marcha medidas del pacto de Estado a partir del 1 de diciembre”; no podría, porque no tiene presupuestos.
Cómo luchar contra la violencia de género
En fin, tras la ley “cualitativa” que dijeron, fue la de ZP, viene un “pacto histórico” contra la violencia machista; mientras, las estadísticas no paran de crecer. Habrá que empezar a pensar que las leyes “cualitativas” o los “pactos históricos” no sirven de nada, son papel mojado, propuestas vacías que chocan con las políticas de “estabilidad presupuestaria” de la UE y los gobiernos, es decir, con los recortes en gastos sociales.
La lucha contra la violencia de género no pasa por “grandes pactos de estado” con los partidos del régimen que aplican esas políticas de recortes, y solo se envuelven en banderas sociales “progresistas” para aparentar lo que no son, sino por la exigencia de medidas reales, de emergencia social, que pongan el foco en la raíz del problema, la violencia generada por el sistema capitalista y su gran herramienta de opresión del 50% de la población, el patriarcado.
Decía Marx que «en un conflicto entre dos derechos, quien decide es la fuerza”. En la lucha entre el “derecho” de los hombres y el sistema a imponerse sobre los derechos de las mujeres, solo la fuerza de la movilización y la autoorganización de las mujeres, en concreto de las más oprimidas, las mujeres trabajadoras (inmigrantes y nativas), son necesarias para derrotar a los gobiernos y sus planes, adopten la forma de “pactos históricos” o no.