Los días 29 y 30 de junio se celebrará en Madrid la cumbre de la OTAN, a la que está previsto asistan 44 mandatarios de todo el mundo, incluyendo a Joe Biden.
UNA MAQUINARIA DE DESTRUCCIÓN Y TERROR VESTIDA DE SALVADORA
Creada por las grandes potencias imperialistas en 1949, la OTAN tiene un historial de agresiones militares, ocupaciones y asesinatos, que en nada tiene que envidiar al ejército de Putin. De Iraq a Afganistán, de Vietnam a Siria, los pueblos del mundo pueden atestiguar sobre tan sanguinario currículum.
Incluso donde sus intervenciones se vistieron de «humanitarias» bastaría preguntar a l@s habitantes de Srebrenica, como les «protegieron» la OTAN y la ONU, cuando después de casi tres años de asedio, un 11 de julio de 1995, el general serbio Ratko Mladic ordenó el ataque final contra 40.000 civiles de esa ciudad bosnia, zona declarada “protegida”.
La OTAN es una maquinaria de guerra imperialista, nunca estuvo al servicio de la paz, ni de garantizar derecho alguno de los pueblos, sino de proteger los intereses geoestratégicos de sus respectivas burguesías. No ha dudado, como sucedió en Bosnia, en intervenir para imponer un acuerdo en nombre de la paz, que dividió el país y legitimó la partición y el robo de su territorio.
Cuando escribimos estas líneas son ya 18 los migrantes asesinados en la frontera de Melilla en virtud del acuerdo de la muerte entre el gobierno español del PSOE-UP y el de Marruecos. Es a este objetivo a lo que responde el anuncio de Sánchez y la ministra de Defensa Margarita Robles, de plantear en la cumbre un refuerzo y despliegue de la OTAN en su flanco sur frente a África.
Por eso, el justo repudio que la inmensa mayoría de la clase trabajadora y la juventud siente ante la invasión genocida de Putin, no nos puede llevar a ceder a falsas narrativas sobre la supuesta naturaleza defensiva de la OTAN, ni depositar esperanza alguna en esta maquinaria de la muerte. Es preciso, por el contrario, seguir denunciando su verdadero carácter de alianza militar imperialista.
EL INMENSO REGALO DE PUTIN A LA OTAN
La particularidad más destacable de esta Cumbre, en relación con otras, es que se celebra en medio de la invasión de Putin a Ucrania, que ya cumplió cuatro meses.
La guerra de agresión a Ucrania, ha servido para dar a la OTAN -una entidad desprestigiada y cuestionada entre la población de varios de sus países miembros- una credibilidad social que no tenía y fortalecerse por esa vía.
Putin ha dado el pretexto social para que Suecia y Finlandia, históricamente neutrales, hayan decidido unirse a la OTAN. El miedo a un ataque futuro por parte de Rusia, ha derribado su tradicional postura no alineada. Si hace medio año, únicamente un 20% de la población finlandesa, (cuyo país comparte más de 1.300 kilómetros de frontera con Rusia) estaba a favor de la adhesión, hoy 3 de cada cuatro finlandeses apoya entrar en la Organización Atlántica.
Incluso en el Estado español, donde la pertenencia a la OTAN estuvo desde su origen cuestionado por un sector muy importante de la población, según una reciente encuesta, el apoyo de la población a la Alianza Atlántica alcanza el 83%.
Basten las rotundas palabras del presidente de EEUU, reproducidas en medios de comunicación de todo el mundo, en referencia a las dudas que surgieron en años pasados sobre si la OTAN tenía sentido en el mundo del siglo XXI: “La OTAN es relevante, es eficaz y es más necesaria ahora que nunca”. Un regalo sin duda de oro de Putin y sus amigos a la OTAN.
LA ESTAFA DEL APOYO MILITAR A LA RESISTENCIA UCRANIANA
Uno de los objetivos declarados de la Cumbre y parte del relato del imperialismo, es mantener «el extremado compromiso de los líderes [de los países miembros de la OTAN] para apoyar a Ucrania y demostrar su solidaridad no solo con palabras, sino con hechos». (Stoltenberg, Secretario General de la OTAN).
Para escenificar ese apoyo, se ha invitado a la Cumbre al presidente Zelensky, que finalmente se unirá por videoconferencia.
Estados Unidos es, con diferencia, el país que hasta ahora más se ha involucrado en la ayuda al país eslavo, con un desembolso a fecha de 10 de mayo de 2022 de más de 42.000 millones de euros, de los que solo 24.000 millones sería ayuda militar. Baste comparar esta cifra con el total del gasto militar de EEUU que en 2021 fue de 801.000 millones de dólares.
El gobierno español, mientras reitera una y mil veces su «solidaridad y apoyo a Ucrania» no ha hecho más que enviar chatarra militar que no da ni para dos horas de guerra. Otro tanto se podría afirmar de Alemania o Gran Bretaña. La realidad es que el total de la ayuda militar a Ucrania no supera ni siquiera el 1% del material militar de la OTAN.
Se niegan a enviar armas pesadas a Ucrania, han negado hasta la entrega de aviones de fabricación rusa en disposición de ser usados y hasta bloqueado el envío de tanques pese a ser material obsoleto e inutilizado dese hace casi una década. El apoyo militar de la OTAN a Ucrania es en rigor un arma de propaganda para justificar socialmente su existencia, así como intentar evitar el rechazo social en los países imperialistas al creciente aumento del gasto militar y la política de rearme armamentista.
Basta ver como en el 2021 el gasto militar mundial alcanzó 2,1 billones de dólares, el 2,2% del Producto Interior Bruto mundial. En esta Cumbre, EEUU volverá a pedir a sus aliados el aumento del presupuesto militar hasta el 2% del conjunto del PIB. Alemania ya ha dado un giro estratégico desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en su política armamentística, incrementando hasta 110.000 millones de dólares su gasto militar, sobrepasando a Gran Bretaña, que el año pasado fue el segundo país de la OTAN y el tercero del mundo. Igualmente, Biden anunció un aumento del 4% en el presupuesto militar estadounidense para el 2023.
La industria militar se convierte, como tantas veces durante las crisis capitalistas, en un mecanismo «anticrisis». Véase como en plena pandemia mundial la industria militar sobrevivió y prosperó en el 2020. Liderada por EEUU, las ventas de armas vienen creciendo desde el 2015, aumentando por sexto año consecutivo incluso cuando la economía mundial se contrajo durante el primer año de la pandemia.
La invasión de Putin, como hemos dicho antes, ha dado el pretexto social a las potencias imperialistas para desencadenar una carrera armamentística general, eso sí, la ayuda militar al pueblo ucraniano no pasará de la exigida chatarra que hay que tirar para dejar sitio a lo nuevo y moderno arsenal militar.
NI TODO ES UNIDAD ENTRE LOS PAÍSES DE LA OTAN NI UCRANIA ES LO IMPORTANTE PARA ELLOS
Si bien el objetivo declarado de esta Cumbre es trazar la hoja de ruta común de la alianza militar en los próximos años, («la nueva estrategia»), por debajo subyacen y se mantiene el choque de intereses entre los distintos países imperialistas y las contradicciones de fondo que dicha reunión no logrará resolver.
Antes de la invasión, el gasoducto Nord Stream 2, que liga a Rusia con Europa Central y Occidental, era visto como una gran amenaza por el sector capitalista de energía de los Estados Unidos. El ejercicio de intensa presión sobre los países europeos, especialmente Alemania, para que permanezcan en las redes de abastecimiento controladas por los Estados Unidos y, de modo más general, aislando a Rusia (y a Irán) de los mercados energéticos globales, han sido motivos importantes para la política de los EEUU en los últimos años.
La guerra expresa la crisis económica mundial del capitalismo y como parte de esta crisis, la disputa feroz interimperialista por el control de los recursos energéticos. Pese a la aparente unidad de la OTAN, Alemania, que depende del gas y el petróleo ruso, se rearma en alianza con el imperialismo francés y arrastrando a la UE detrás de ellos, para tratar de ubicarse de forma independiente frente a China y EEUU y jugar su propio papel imperialista en el conflicto entre ambos.
La actuación de los países imperialistas y de la OTAN, dejan muy claro que en lo que sí tienen acuerdo, es en que no se trata de destruir a Putin (que entre otras cosas juega un papel importante para frenar posibles procesos revolucionarios en la región). Su objetivo es pararle los pies y derrotarlo en sus planes de control de la producción, la distribución y la comercialización del gas y el petróleo.
En ese marco, las declaraciones pomposas de «apoyo hasta el final» a Ucrania y el envío de armamento a cuentagotas, poco y malo, no es para que Ucrania gane la guerra, sino para forzar a Zelensky a llevar a cabo una salida negociada.
¿MANIFESTACIONES CONTRA LA OTAN O DE APOYO A PUTIN?
En esta guerra de invasión a Ucrania y de liberación nacional ucraniana no se puede obviar el papel miserable que está jugando un sector de la izquierda que, en esta semana, celebrarán distintos actos en repudio de esta Cumbre.
Una parte de ellos -los menos-, justifican la invasión de Ucrania diciendo que no había otra solución frente a la amenaza de expansión de la OTAN o defienden la vergonzosa mentira de Putin sobre la “desnazificación” de Ucrania. Otro sector condena la invasión de Putin a Ucrania, para acto seguido no dedicar en sus declaraciones y escritos ni una sola línea de apoyo y solidaridad al pueblo ucraniano y se niegan a exigir a los gobiernos que envíen armas a Ucrania, con el argumento de que esto solo contribuiría a la remilitarización de Europa y al empoderamiento de la OTAN.
Esta actitud miserable que niega en la práctica, el derecho del pueblo ucraniano a defenderse y a su soberanía nacional, les sitúa del lado de Putin. Son parte de lo que podríamos llamar los «amigos inconfesos de Putin».
NUESTRO REPUDIO A ESTOS FARSANTES Y NUESTRO APOYO AL PUEBLO UCRANIANO
Desde la LIT-ci seguimos exigiendo a todos los países que dicen defender el derecho de los ucranianos/as a su soberanía, a que ENVÍEN MÁS ARMAS A UCRANIA sin condición alguna. Porque no se puede parar la invasión únicamente con palabras y porque el pueblo ucraniano tiene derecho a determinar su política, su economía, su cultura y su forma de vida, que han sido violentamente sacudidas.
Al mismo tiempo, desde nuestro compromiso con la heroica resistencia ucraniana, creemos que el pueblo ucraniano no debería albergar la menor confianza política en la OTAN, ni en ninguna de las potencias imperialistas. Nuestra confianza sigue puesta en la heroica resistencia de l@s trabajador@s y el pueblo ucraniano. Solo la acción independiente de la clase obrera llevará al triunfo la guerra de liberación nacional. Esta debe tomar en sus propias manos las tareas de defensa y la victoria sobre los ocupantes, organizarse independientemente y avanzar hacia el establecimiento de su propio gobierno de l@s trabajador@s y el pueblo explotado.
Es por todo ello que en ocasión de esta Cumbre, ¡seguimos denunciando alto y claro que la clase trabajadora y los pueblos de Europa y de todo el mundo, no estamos más seguros y protegidos, sino más amenazados por esta alianza militar! El rearme militar supondrá además un mayor endeudamiento de los países que se traducirá en más recortes sociales y miseria para la población.
¡Seguimos exigiendo la reducción drástica de los gastos militares, el desarme nuclear y la destrucción de las armas de destrucción masiva!
¡Disolución de la OTAN y de todas las alianzas y pactos militares y el desmantelamiento de sus bases militares en el exterior!
¡Alto a las intervenciones imperialistas!
¡Disolución de los ejércitos profesionales y su sustitución por un ejército basado en el principio del pueblo en armas!
Contra la OTAN y los pactos imperialistas construyamos una Internacional revolucionaria
Secciones europeas de la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional