El espectáculo del juego de los pactos muestra que el 26M cerró un larguísimo ciclo electoral pero no así la inestabilidad política. Y aún quedan por ver las Comunidades y el plato fuerte: el Gobierno central.
El pasado día 15, fecha de su constitución, resultó muy difícil ver un Ayuntamiento donde no se produjera alguna protesta, cuando no un escándalo. Los Pactos llegaban en los minutos del descuento y en base a votaciones esperpénticas. No ha faltado un Alcalde de Vox con el voto del PSOE, ni uno de Podemos con el voto de Ciudadanos y PP. Ha habido para todos los gustos, aunque los hay que destacan, como el ver al PP, que perdió más votos que nunca, tener Alcalde en Madrid o a Ada Colau proclamarse alcaldesa de la mano de Manuel Valls.
El esperpento ha hecho sentirse a no pocos/as “timados”. Porque cuando las promesas y “compromisos” mueren en el sacrosanto altar de la aritmética; cuando los programas no obligan a nada, “son sugerencias” según la Ley Carmena, y el tocar “gobierno”, aunque sea de consejero del ayudante del subsecretario del Ministro, es sinónimo del llamado “pragmatismo” que justifica todo, entonces, lo que se sabe desde siempre, se torna “escandaloso” por lo descarado y así del “lo llaman democracia y no lo es” se pasa, a la ya bautizada “Timocracia”.
La patronal, los bancos y la Troika quieren “estabilidad institucional”
Pero ni el resultado ni los gobiernos que se conformen tienen garantizado precisamente esa estabilidad que reclaman los del bombín. Son sabedores que las perspectivas económicas, la situación política, en particular con Cataluña y las nacionalidades y el cuadro internacional no auguran tranquilidad. Y lo que es peor, por las rendijas de las crisis económicas y políticas no resueltas, amenaza con colarse el descontento social. Por ello el reclamo patronal es unánime: “desde CEOE reiteramos la necesidad de que se alcance un entorno institucional que asegure la estabilidad social y política”.
El cuadro económico y político es sombrío. Una economía cada vez más dependiente del exterior, una deuda pública que se sitúa en 1.200.258 millones (el 98,7% del PIB); con una creciente crisis industrial; más de 3,2 millones parados y un subempleo creciente de la mano de la precariedad, los contratos a jornada parcial y salarios de miseria.
En lo que va de año, el número de trabajadores/as afectados por Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) creció un 64,2% más que en el mismo periodo de 2018, con un aumento notable de las suspensiones de contratos. Destaca en ello el sector industrial con un 156,8% más de afectados/as por expedientes de regulación de empleo, que se dieron fundamentalmente en empresas de fabricación de automóviles, aunque no son las únicas, baste recordar la situación de los trabajadores/as de Alcoa.
Las demandas por despido presentadas ante los Juzgados de lo Social durante el primer trimestre del 2019 ha sido la cifra más alta en cinco años. Hay que añadir, como han denunciado los propios trabajadores/as de la Administración Pública, que más de 700.000 ven amenazados sus puestos de trabajo, por un ERE encubierto suscrito por el Gobierno con la burocracia sindical de CCOO y UGT
A ese cuadro económico y social hay que agregar un cuadro político donde al irresuelto tema de Cataluña y de las nacionalidades se añade la inestabilidad institucional a la que hemos hecho referencia y las turbulencias del panorama internacional con epicentro en el Brexit.
Sánchez, el gobierno de la Mochila austriaca….
El Gobierno de Sánchez durante su mandato no cumplió con la derogación de la reforma laboral, ni de la Ley Mordaza, ni con la plataforma (que decían apoyar) de la lucha de las y los pensionistas. Más aún, el 4 de abril el PSOE se abstuvo en la votación del Parlamento Europeo que aprobaba el “reglamento del producto paneuropeo de pensiones individuales (PEPP)”, la llave para eximir a los Estados de un plan de pensiones públicas dignas y sustituirlas por fondos privados de capitalización.
Tanto en la Agenda del cambio como en el Programa de reformas remitido por el gobierno Sánchez a la Unión Europea, aparece como propuesta la denominada Mochila austriaca. Una propuesta que no es novedosa, la intentó imponer Rodríguez Zapatero en medio de la crisis (2010), formó parte del frustrado acuerdo de legislatura PSOE-Ciudadanos.
La llamada mochila austriaca, es un fondo privado de capitalización, es en apariencia una “simple” “cuenta de ahorro individual” que acompaña al trabajador/a a lo largo de su vida. En realidad se trata de ir liquidando el sistema público de reparto y sustituyéndolo por un fondo privado de capitalización. En Austria, de donde toma el nombre este modelo, no existe ni el sistema público de pensiones, ni la indemnización por despido. Cada trabajador/a va cargando en su “mochila” todos los años el 1,5% de su salario bruto, esté en la misma empresa o haya cambiado. Esa cuantía equivale a unos 9 días de salario por año trabajado. Pero esa “mochila” no está quieta, no es una hucha, sino que pertenece a un fondo de capitalización.
Esta obra de la ingeniería capitalista se podría resumir así: los trabajadores/as se van a quedar sin pensión pública o a lo sumo quedará una asistencial.
Y qué decir de la célebre “derogación de la reforma laboral”, pues nada de nada porque la Mochila austriaca es precisamente la gran reforma laboral, la llamada a suprimir la actual indemnización por despido. Una Mochila que es un negociazo de Bancos y especuladores al tratarse de grandísimos fondos de capitalización.
… y del recorte a los derechos democráticos
Capitalizaron el voto del miedo para “parar a la extrema derecha” mientras se aplican como garantes del régimen monárquico y con él de los recortes a derechos democráticos elementales.
Por citar algunos ejemplos, el Gobierno Sánchez mantiene los CIEs y con ellos las muertes de las Samba de este mundo. El informe Discriminación de Origen denuncia la política que el Gobierno español ejerce priorizando la entrada a los Centros de Internamiento a personas magrebíes, especialmente marroquíes y argelinas, “debido a que son más fáciles de deportar e identificar que las personas subsaharianas”.
Recordemos una vez más la vigente Ley Mordaza que prometieron derogar cuando estaban en la oposición. Y recordemos que la solución “socialista” a Cataluña pasa por negar en redondo el derecho a decidir mientras mantienen a los presos políticos. Pero obviemos por un instante el tema Cataluña, el democrático Gobierno Sánchez, garante de la unidad de España, ¿por qué no permite el derecho a decidir sobre monarquía o república?
¿Un gobierno de colaboración, de cooperación, contra los trabajadores/as y el pueblo?
Si algo es innegable en los resultados electorales ha sido el batacazo de Podemos. De alguna manera, estas elecciones concluyen el ciclo que se abrió el 15-M. Primero sacaron la lucha de las calles e institucionalizaron el movimiento de la mano de Podemos y cumplida la misión, ha llegado su inmolación y la recuperación relativa de los viejos partidos del régimen, PSOE y PP.
Esa es la enorme aportación política de Pablo Iglesias y los /as dirigentes de Podemos al régimen político.
Ahora la UE, la patronal y el propio Sánchez avisan de los planes que se avecinan y Pablo Iglesias insiste, quiere meter a Podemos en el Gobierno aunque sea de conserjes. Los que vinieron a acabar con el bipartidismo y la casta, imploran un lugar en la Mesa al lado del Padre.
El verdadero programa que representa Sánchez no va a ser sencillo de aplicar y es probable (y esperemos que así sea) que frente al mismo se levanten protestas, salidas a la calle, huelgas…. Y en el PSOE lo saben y no desconocen su propia debilidad, necesitan por tanto cubrirse el flanco izquierdo con la burocracia sindical y el aparato de Podemos.
Y es en eso donde se demuestra el verdadero crimen de todos los que se pelean por ser los socios de Sánchez. Los que dicen enfrentar a la derecha le van a hacer el favor de su vida, dejarla como única “oposición” al gobierno de la Troika.
Organizar la oposición de izquierdas al gobierno patronal
Las y los pensionistas ¿van a renunciar a exigir la pensión mínima de 1.084€; subidas del IPC y pensiones garantizadas por los Presupuestos Generales del Estado? ¿Se van a tragar sin más la Mochila austriaca? Los/as trabajadores temporales de la Administración Pública van a renunciar a defender sus puestos de trabajo y a exigir la fijeza en el puesto de trabajo? Los trabajadores/as de Alcoa y todos los que enfrentas EREs o tienen contratos precarios ¿van a renunciar a seguir exigiendo la derogación de las reformas laborales? ¿Se van a echar resignadamente a la espalda la susodicha Mochila?
Y las mujeres ¿se van a tragar seguir con la brecha de género, incluida la de las pensiones? ¿Se van a resignar a seguir sumando mujeres a la cifra de asesinadas y que se regateen recursos económicos, medios prácticos para combatir la violencia machista, mientras se regalan “declaraciones”?
Y qué decir de las/os catalanes ¿cambiarán de actitud y aceptarán sumisos la cárcel para sus presos y que de derecho a decidir nada de nada?
No sabemos cuándo ni cuantos, pero nada hace augurar que Sánchez y la troika que representa puedan aplicar sus planes sin la menor oposición de las verdaderas víctimas.
Sánchez ya ha avanzado por dónde van a ir sus planes futuros. Por eso, llamamos a no tener ninguna confianza en su próximo gobierno. Por el contrario, con la Marea Pensionista, decimos que «gobierne quien gobierne los derechos se defienden». La tarea del periodo próximo no va a ser otra que organizar una oposición de izquierdas, de clase y democrática al próximo gobierno Sánchez.
Nosotros/as llamamos a las Marchas de la Dignidad, a la Coordinadora en Defensa del Sistema Público de Pensiones, a las organizaciones del sindicalismo de clase alternativo, a las organizaciones feministas, de estudiantes, a los colectivos de inmigrantes, Stop Desahucios… a dar los primeros pasos para unificarnos en torno a la lucha por las demandas que hemos puesto en la calle, pan trabajo, techo, igualdad y derecho a decidir.
Corriente Roja pondremos todo nuestro empeño en contribuir a la unidad de acción y a conformar esa oposición de clase y democrática al gobierno.
Como señalamos en nuestra declaración tras las elecciones: “Más allá del actual desconcierto que recorre a amplios sectores de activistas, la lección estratégica del 26-M es clara: Hay que ponerse a trabajar para construir un nuevo 15-M, más profundo, más obrero y popular, controlado por la base y unificado a través de su organización democrática, mediante una red de delegad@s elegid@s y revocables”