Entramos en eso que han venido a llamar “nueva normalidad”. Sin embargo, las recetas que se están desarrollando para hacernos pagar esta nueva crisis son “viejas”. La pandemia ha detonado el segundo capítulo de la crisis económica. Las proyecciones son catastróficas: más de un 10% de desplome del PIB, el desempleo superando el 20% y la deuda disparándose a un 115% del PIB.
El gobierno PSOE-UP dice que esta vez no se dejará a nadie detrás. Pero la realidad no muestra lo mismo. Mientras las grandes corporaciones del IBEX 35 son regadas con cientos de miles de millones para sufragar ERTEs, el gobierno consiente que 23.000 puestos de trabajos se pierdan con el cierre de la Nissan, si la lucha obrera no lo evita. Lo mismo ocurre en Alcoa. Mientras las colas del hambre se extienden en los barrios obreros, el Rey Juan Carlos se va de rositas a República Dominicana mientras el Congreso se niega a investigar sus corruptelas.
El ¿»gran chollo»? de la UE
Los proyectos del gobierno central (y autonómicos) para “reactivar la economía” se asientan en el sometimiento a la UE o, lo que es lo mismo, los planes del capitalismo alemán y francés.
Pero estos fondos de la UE no van a evitar el incremento de la deuda pública. Una deuda colosal que desangra la economía y la deja inerme ante la especulación financiera.
Los proyectos del Fondo van a estar supervisados por la Comisión Europea para que se ajusten a las necesidades de las grandes multinacionales alemanas y francesas. El plan económico del gobierno (que es el del IBEX 35), va en el sentido de acentuar la dependencia económica con respecto al capitalismo alemán (y francés). Consienten el cierre de Nisan (fruto del pacto con Renault) mientras subvencionan la venta de coches contaminantes de las multinacionales, las cuales concentran la producción del coche eléctrico en Alemania y Francia.
Las «ayudas» van a estar sometidas a estrictas condiciones, como que no se toque la reforma laboral, se acometa una ofensiva contra las pensiones públicas o se arremeta contra el gasto público.
El gobierno abre la puerta de manera apresurada al turismo internacional, a pesar del riesgo sanitario y los gobiernos autonómicos como el balear (PSOE), el madrileño o el andaluz (PP) apuestan por desregular la normativa de protección ambiental para favorecer la construcción. Una industria dependiente, turismo, ladrillazo, depredación ambiental, precariedad y bajos salarios. Este es su modelo.
Una sanidad recortada y privatizada ante un posible rebrote
La primera oleada del virus ha dejado un balance de 27.000 fallecidos/as. Esa brutal cifra no puede entenderse sin tener en cuenta la situación de la sanidad y los centros de mayores. En Madrid, principal foco, los hospitales colapsaron, y muchos mayores morían en residencias sin ser atendidos.
Y es que la inversión hoy es menor a la de 2011. Hay menos camas de hospital en Madrid que hace una década. En ese periodo, se abrieron tres hospitales de gestión privatizada, que no abrieron 250 camas que habían comprometido.
En caso de producirse un rebrote, esa situación no ha cambiado. El refuerzo en la Sanidad ha sido coyuntural y basado en la precariedad de l@s trabajadores/as sanitarios/as. No se han revertido ni los recortes ni la privatización del sistema.
Frente al gobierno y la oposición de derechas, construir un bloque social de lucha
No podemos confiar en el gobierno PSOE – UP. Su medida “estrella”, el Ingreso Mínimo Vital, muestra sus límites. Apenas se beneficiarán de ella en este junio 75.000 familias, las que ya cobran ayudas por hijo, que cobrarán un pequeño aumento sobre el actual subsidio. Completamente insuficiente para hacer frente a la actual explosión de pobreza. Mucho más, si tenemos en cuenta las ayudas multimillonarias a grandes empresas, ya de por sí multimillonarias.
Para defender las condiciones de la clase trabajadora, el camino lo marcan las luchas contra los despidos y cierres, las movilizaciones en defensa de la sanidad pública o iniciativas unitarias como el Plan de Choque Social o la confluencia de sindicatos combativos como CGT o Co.bas con movimientos sociales como Ecologistas en Acción y otros.
Es necesario coordinar todos esos combates, levantando una alternativa obrera, democrática y social frente al gobierno y la oposición de derechas. Y preparar, al calor de la lucha, una alternativa política independiente de la falsa izquierda que está en el gobierno.