Sintetizando la Guerra de Vietnam, la beatlemanía, la influencia de la Revolución Cubana, el Mayo Francés, las dictaduras que azotaban América Latina, junto a otros hechos notables de la década del 60’, nació Mafalda.
Joaquin Salvador Lavado Tejón, o Quino, como lo conocemos, con su estilo ácido y a la vez tierno, expresó en esas viñetas las injusticias del mundo a través de una rebelde, pero inocente (a veces no tanto) niña de 6 años y sus amig@s.
Mafalda cuidaba de un globo terráqueo como si de un enfermo se tratase, cuando escuchaba con preocupación las noticias en la radio. Mientras, Felipe se angustia, porque los deberes escolares le sacan tiempo para leer las historietas de El Llanero Solitario que tanto le gustan. Susanita, fiel a la presión ideológica que todavía hoy se ejerce sobre las mujeres, solamente piensa en casarse y tener hij@s. A Manolito, por otro lado, solamente le importan los negocios; “nadie amasa una fortuna sin hacer harina a los demás”, dirá dando quizá la más sincera y sintética definición de lo que es el capitalismo. Miguelito pasa de debatirse su propia existencia a hacer berrinches porque lo mandan a comprar. Y Libertad, la más rebelde del grupo, sueña con una revolución social.
Quino se fue y nos dejó a este entrañable grupo de personajes cuyas historias, pese a haberse dejado de publicar hace ya más de 40 años, siguen siendo muy actuales. La realidad es que ese mundo enfermo que tenía a Mafalda tan preocupada no ha mejorado. Las grandes potencias imperialistas siguen controlando el mundo e imponiendo miseria sobre el pueblo trabajador. Las mujeres siguen siendo inferiorizadas, violentadas, asesinadas. Las empresas y los banqueros se llevan el planeta por delante.
Pero hay algo más que hace que Quino y Mafalda sean atemporales. Quizá tan atemporales como los Beatles (y cuesta tanto encontrar a alguien a quien no le guste Mafalda como sucede con los Beatles), de los cuales tanto autor como personaje son fanáticos confesos. Y es que después de más de 50 años, nos seguimos identificando con Mafalda.
¿Y cómo no hacerlo? Cuando las calles se llenan de Mafaldas portando pañuelos verdes para que no sigan muriendo mujeres por la desidia del estado. O cuando cientos de miles de Mafalda se enfrentan en Chile, en Colombia, en Ecuador o en Nicaragua a Gobiernos que pisotean la dignidad del pueblo.
No por nada una de las últimas declaraciones de Quino fue su negativa a que grupos “pro-vida” utilicen la imagen de Mafalda con un pañuelo celeste. O la viñeta que dibujó Quino en la que la niña gritaba “¡No soy una mujer a su disposición!” criticando al entonces mandatario italiano Berlusconi, que había agredido verbalmente a la diputada Rosy Bindi.
Quino se fue, pero nos dejó historias que no solamente siguen siendo actuales porque el mundo sigue siendo una porquería. Siguen siendo actuales porque el pueblo trabajador no acepta las cosas como son, y se levanta, y lucha por un mundo mejor.
Donde sea que haya una lucha contra una injusticia, ahí Mafalda estará presente, y con ella, también Quino.