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No hay salida para las trabajadoras en esta UE antidemocrática, de la Troika y el Capital!

El próximo 26 de Mayo, se celebran elecciones europeas. Y en medio de la campaña electoral que llevarán a cabo los distintos partidos con representación institucional, ninguno hablará claro del ajuste estructural que las burguesías de los países de Europa,llevan años imponiendo al proletariado de todo el continente para descargar sobre esta las consecuencias de la crisis económica.

Una carga y unos ataques que tienen un efecto distinto según cual sea la localización de cada uno de los países, en la cadena imperialista.Y que igualmente tiene consecuencias más profundas aún, sobre los sectores más oprimidos, como somos mujeres, inmigrantes y juventud. La Unión Europea, construida por y para los capitalistas, es un instrumento esencial para ese fin.

¿Cúal es la situación de las mujeres en Europa?

Brecha salarial, mayor tasa de pobreza, desempleo, doble jornada laboral, ausencia de derechos sexuales y reproductivos

La violencia del ajuste estructural que cae sobre las mujeres trae consigo una sobreexplotacion que se manifiesta en primer lugar en la brecha salarial, que llega al 16% de media y que apenas si se ha reducido en dos décimas desde 2016. Esto se traduce en una desigualdad en nuestras pensiones que alcanza el 35,7 % en toda la UE. Una diferéncia salarial que no tiene visos de desaparecer ya que es entre las mujeres donde se acumulan la mayor parte de contratos precarios. Las mujeres estamos en sectores con peor remuneración, como Servicios sociales, Educación y Sanidad, mientras que aquellos con salarios más elevados, siguen estando dominados por la presencia masculina.

Cuatro de cada cinco personas trabajadoras a tiempo parcial en la UE son mujeres y una de cada tres preferiría hacerlo a tiempo completo.Son las personas trabajadoras del hogar y de cuidados, de nuevo mayoría mujeres, quienes tienen la mayor probabilidad de convertirse en trabajadoras involuntarias a tiempo parcial.

Según el último informe de Igualdad de género de la propia Comisión Europea, esta discriminación incrementa a su vez el riesgo de pobreza de las mujeres, como es el caso de trabajadoras inmigrantes nacidas fuera de la UE. España tiene la tasa más alta de Europa de riesgo de pobreza laboral de las mujeres migrantes, donde una de cada tres está en riesgo de pobreza. Más de un 20 % de las mujeres de la tercera edad, están en riesgo de exclusión en la UE en comparación con un 15 % de los hombres y en algunos países una de cada diez mujeres mayores no puede permitirse el acceso a la sanidad. En la UE-28, las familias monoparentales, en un 80% encabezadas por una mujer, son las que mayor riesgo de pobreza tienen. Casi dos tercios declaran serias dificultades para llegar a fin de mes.

Igualmente, el desempleo afecta en mayor medida a las mujeres con un 8,3 % en los diecinueve países que comparten la moneda única y un 6,9 % en el conjunto de la UE, frente a un 7,6 % y un 6,5 % en el caso de los hombres. Un desempleo que se ceba en la destrucción de los servicios públicos, donde la mano de obra más precarizada es fundamentalmente femenina.

Otro aspecto que influye en la brecha salarial son las responsabilidades familiares y del hogar, que mayoritariamente siguen siendo asumidas por mujeres. Los recortes traen consigo la disminución o destrucción de servicios públicos, llevando a una intensificación del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en el ámbito privado, que recae sobre nosotras.

Los recortes en el sistema de salud pública y de los servicios relacionados con la salud sexual y reproductiva, impiden que las mujeres tengamos el control sobre nuestros cuerpos y nuestra sexualidad. Las políticas de austeridad en toda la UE, dificultan la financiación para la prevención del aborto, el SIDA, el asesoramiento, los servicios de salud pre y post natal y la prevención. En particular, sobre el tema del aborto, la situación es diferente entre los distintos países europeos. Pero incluso cuando la práctica es legal, es difícil para las mujeres tener acceso gratuito al mismo en la sanidad pública y a menudo las leyes aprobadas se han visto sometidas a intentos de revisión o modificación para recortar derechos,como sucedió en Polonia, España o Portugal.

…Y una violencia que no disminuye

Los datos de la ONU señalan que la violencia hacia las mujeres que es la cara más brutal de nuestra opresión y una de las expresiones de la decadencia de este sistema capitalista, alcanza niveles de pandemia mundial. Una violencia de la que tampoco nos libramos quienes vivimos en los países presentados como «modelos de igualdad y desarrollo».

Cada semana mueren 50 mujeres en Europa, víctimas de la violencia doméstica. En Alemania, un país con más de un 22% de población con raíces extranjeras, una de cada cuatro mujeres entre 16 y 85 años asegura haber sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja. La gran mayoría, cometida por nacionales, lo que deja al descubierto una de las mentiras de la ultraderecha sobre la inmigración. Lo que si evidencian las cifras oficiales es que las mujeres con orígenes extranjeros sufren de forma desproporcionada la violencia machista. Paradójicamente, países con políticas de igualdad como Dinamarca, Finlandia o Suecia, encabezan el mayor porcentaje de agresiones físicas y sexuales a mujeres dentro de la pareja.

Solo once países de Europa reconocen que el sexo sin consentimiento es violación y en la mayoría de ellos, la Convención de Estambul para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres, presentada en 2011 por el Consejo de Europa, sigue siendo papel mojado, aunque más de veinte países lo han ratificado, entre ellos España.

Todo estos datos no hacen sino confirmar que bajo el capitalismo, ningún Estado es capaz de acabar con la opresíón. Que dentro de él cualquier conquista que logremos alcanzar las mujeres, SIEMPRE estará amenazada y que en los regímentes de democracia burguesa, la igualdad formal o ante la ley, no se corresponde con la igualdad real. Por eso la lucha contra la opresión es parte indisoluble de la batalla para lograr la unidad de la clase obrera contra la explotación.

La situación de las refugiadas; otra forma de violencia

La mayoría de las personas refugiadas y migrantes que llegan a Europa, son ahora mujeres, niñas y niños. Debido al acuerdo sobre migración alcanzado entre la Unión Europea (UE) y Turquía en marzo de 2016, las personas que llegan a las islas griegas se encuentran atrapadas en terribles condiciones en precarios campos de refugiados patrocinados por la UE.

Como denuncia Aministia Internacional, los gobiernos europeos son cómplices en las expulsiones sumarias y colectivas de miles de solicitantes de asilo, a quienes se envía de manera sistemática, ilegal y a menudo, violenta, a precarios e inseguros campos para personas refugiadas de Bosnia y Herzegovina. Además de la guerra o la pobreza, muchas de las mujeres que piden asilo político vienen huyendo de la trata o el matrimonio forzado, de la ablación genital o por motivos de identidad sexual.

Frente a quienes intentan vendernos una UE como ejemplo de institución democrática, la realidad de las mujeres europeas que vivimos dentro de ella o la de quienes vienen a Europa en busca de un futuro mejor para ellas y sus hij@s, revela a cada paso el machismo y la xenofobia de una UE insolidaria e imperialista, con la que no nos sentimos identificadas.

Mujeres trabajadoras: En primera línea por nuestros derechos……!

En Europa, las mujeres estuvimos desde el primer momento, siendo parte activa de las luchas contra los planes de austeridad de los distintos gobiernos europeos. En 2014, la lucha de las trabajadoras de la limpieza en los hospitáles públicos griegos,se convirtió en un símbolo de esta resistencia. Desde el 15m en el Estado Español o las de laGeração à rasca en Portugal, esta participación creciente de las mujeres en toda Europa, ha contribuido a aumentar su conciencia de clase y a fomentar su organización y movilización.

En un contexto de paro estructural y destrucción acelerada del Estado social que fue una conquista de la clase trabajadora tras la segunda guerra mundial, muchos gobiernos europeos de distinto signo político, empezaron a impulsar medidas que significan un ataque a derechos ya conseguidos y que han impulsado la vuelta a un modelo familiar en el que las mujeres ocupemos el rol tradicional que nos corresponde. Esto ha generado una respuesta de muchas mujeres, que es parte de un ascenso generalizado en todo el mundo, de la lucha por la igualdad y contra la violencia machista.

La lucha contra la Ley Gallardón en 2014, el paro de mujeres en Polonia en 2016, el triunfo de la despenalización del aborto en Irlanda, las recientes manifestaciones en Italia contra la Ley Pillon o las inmensas movilizaciones de los dos últimos años en el Estado Español durante el 8M, son reflejo en Europa, de este proceso mundial.

Una pelea por los derechos femeninos que es parte de la lucha del movimiento de masas contra las medidas de ajuste de los gobiernos imperialistas y que empieza a ser tomada por el conjunto de la clase trabajadora y no sólo por las mujeres. De este modo, pensamos que la lucha de las trabajadoras en Europa, es parte de una misma lucha por el empleo, contra los despidos, por salarios dignos y con derechos, por derechos democráticos y por acabar con los dictados de la Unión Europea y la Troika.

…y contra el avance de la extrema derecha institucional

La enorme crisis social y económica que estamos viviendo, unido a la a crisis de legitimidad que sufre la propia UE, han abonado el terreno para el crecimiento en toda Europa, de la ultraderecha institucional. Su programa tiene como centro la xenofobia, el racismo, el machismo y el nacionalismo, como resolución de los problemas sociales. Un ejemplo de eso es culpar a los inmigrantes por la falta de empleo o por el deterioro de los servicios de salud y de protección social. La extrema derecha basa su discurso en la identidad nacional. Desarrollan un discurso en el que el “otro” –mayoritariamente el inmigrante, pero también el musulmán, el gitano, la comunidad LGTBI o las feministas, somos el peligro. Un ejemplo de esto, fue el Encuentro Mundial de las Familias que el pasado Marzo tuvo lugar en la ciudad italiana de Verona.Durante tres días se reunieron ultraconservadores de todo el mundo, antiabortistas y homofóbicos, con el apoyo de la extrema derecha en el poder en ese país

En general, todas estas formaciones niegan o minimizan la desigualdad y la evidente y sangrante realidad de la violencia machista y no consideran el aborto como un derecho de las mujeres, sino como un fracaso social. La gran mayoría de sus medidas están pensadas para favorecer a los más adinerados, entre los cuales las mujeres somos una minoría. Medidas que justifican un recorte aun mayor en el gasto público en Educación, Sanidad o Igualdad, cuyas consecuencias terminaremos pagando las familias más empobrecidas y dentro de ellas las mujeres.

El avance de estas formaciones constituye por tanto una amenaza y un retroceso en los pocos e insuficientes derechos de igualdad y contra la violencia machista que conseguimos las mujeres en estos años.

Y aunque momentáneamente sirva para pararles los pies, creemos que el camino para hacerles frente no pasa por votar a una izquierda institucional que con sus insuficientes y tímidas medidas, termina desmovilizando y desmoralizando a la clase trabajadora. Una izquierda que termna abriendo las puertas a estas formaciones de derecha, cuyo discurso populista se apoya en la indignación y el descontento social.

Y SI pasa por organizar desde nuestros lugares de trabajo, estudio y nuestros barrios, la resistencia unitaria de toda la clase trabajadora a cada ataque que vendrá. Combatiendo en ellos de forma implacable, sus discursos machistas, homófobos y racistas. llenos de mentiras y demagogia, que no tienen otro objetivo que dividir y debilitar a la clase obrera para que los capitalistas puedan aplicar mejor sus planes de sobreexplotacion, de rapiña, de expolio y de saqueo de lo publico.

Por un programa de ruptura con la UE y en defensa de las mujeres trabajadoras

Es por esto que en estas elecciones europeas, las trabajadoras debemos decir alto y claro que la UE de la austeridad, la UE fortaleza, no es nUEstra Europa. Que no hay ni habrá recursos para acabar con la brecha salarial y en pensiones, las mayores tasas de desempleo femenino y contratos a tiempo parcial, nuestra sobrecarga en trabajo doméstico y de cuidados o la lacra de la violencia machista, sin cambiar las reglas del juego.

Esto empieza por hacer una moratoria en el pago de una Deuda pública ilegítima e impagable en los países periféricos hasta garantizar las necesidades sociales y por enfrentar el ajuste al déficit que impone la UE y que están al servicio de asegurar el pago de esa deuda y mantener los privilegios y beneficios de una minoría social.

A explicar esto y a presentar las medidas de urgencia contra la violencia machista y la desigualdad, que creemos necesario defender, es a lo que nos dedicaremos las trabajadoras que nos presentamos a las próximas elecciones europeas, dentro de la candidatura de Corriente Roja en el Estado Español

Unas medidas por las que como parte de la clase trabajadora, luchamos todos los días del año en las calles, en las organizaciones sindicales, en nuestros centros de trabajo y estudio o en nuestros barrios.

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