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Ninguna confianza en sus Pactos de Estado

Cerca de 300 organizaciones feministas convocan el 16 de mayo manifestaciones en 40 ciudades,bajo el lema “Compromiso = Presupuesto. La lucha sigue, Nos vemos en las calles. ¡Ni una menos!”

Exigen que los Presupuestos de Estado para 2018, cumplan el aumento de 200 millones de euros anuales (el 0,04% del Presupuesto del Estado) para el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, aplicando las 214 medidas aprobadas tras un año de debates.

Desde Corriente roja compartimos la rabia e indignación de las mujeres ante la hipocresía y el cinismo de este gobierno,que sigue regalando millones a la banca, pero no son capaces de asegurar las migajas de esos 200 millones de euros para proteger la vida y la dignidad de las mujeres.Compartimos la exigencia de medidas dotadas de presupuesto para combatir toda forma de violencia machista.

Pero como ya dijimos en su momento, nunca dimos NINGUNA confianza a un acuerdo parlamentario que sigue en el limbo desde hace ocho meses y que nació muerto porque NINGUNA de las medidas aprobadas, muchas contempladas en la ley del 2004, tenía ni tiene a fecha de hoy, fecha de ejecución ni presupuesto asignado. Un pacto que con toda probabilidad esta destinado, igual que la Ley del 2004 o la Ley de igualdad aprobada hace más de diez años, a convertirse en papel mojado. Meras propuestas que chocan con el ajuste al déficit y el pago de la deuda y por ende con las políticas de estabilidad presupuestaria con las que están todos comprometidos

No es creíble que el mismo gobierno que casi ha destruido la ley de Dependencia vaciándola de recursos, que desmantela la Sanidad y la Educación Públicas mientras aumenta el gasto en defensa, que sigue rescatando bancos y autopistas en vez de personas, venga a contarnos el cuento de que va a gastar en cinco años, esos míseros 1.000 millones en un pacto contra la violencia de género

La lucha contra la violencia machista no pasa por “grandes pactos de estado” con los partidos del régimen que aplican esas políticas de recorte allá donde gobiernan y que como vimos tras la histórica movilización del 8M, o más recientemente tras las multitudinarias manifestaciones contra la infame sentencia a la Manada,se ponen el lazo morado un día, o se ven obligados a «mover ficha», pero muestran su verdadero talante con sus políticas, el resto del año.

Este Pacto de estado que se nos vendíó como histórico, es el enésimo intento de reconducir las luchas, en este caso la de las mujeres contra la violencia machista, al pantano institucional. Un pacto que no sólo sigue sin reconocer formas de violencia machista como la prostitución, la violencia a niñas y mujeres refugiadas por el cierre de fronteras de la UE, o la que sufren mujeres trans, sino que- y esto es lo más importante-, no contiene soluciones de fondo para acabar con la violencia machista.

El desamantelamiento de los servicios públicos,la brecha salarial y en pensiones que aumentó en estos años,nuestra menor tasa de ocupación y mayor precariedad o la sobrecarga en tareas de cuidados, son parte de los ataques a la clase trabajadora con los que la burguesía intenta capear su crisis capitalista.

Y son también la causa de que miles de jóvenes, desempleadas, en precario o pensionistas, sigan teniendo enormes dificultades  para actuar ante una situación de violencia machista. Esas son las causas que ningún Pacto de estado va a solucionar, por las que muchas no denuncian y se mantienen junto a su maltratador.

Que la lucha no pare

Las mujeres no podemos confiar ni en el parlamento y el resto de instituciones, ni en esa comisión de codificación del código penal creada ahora para revisar los delitos sexuales en el código penal. Solo la fuerza de la movilización y la autoorganización de las mujeres, en concreto de las mujeres trabajadoras en unidad con el conunto de las organizaciones populares, obreras y estudiantiles, podrá arrancarles medidas reales y soluciones de fondo no sólo contra la violencia machista, sino contra la sobreexplotación y la desigualdad estructural que sufrimos en esta sociedad capitalista.

Hay que seguir apoyando las luchas en curso, como la de las trabajadoras de Intress, por más recursos para la red de violencia machista o la de las trabajadoras del SAD en Barcelona en lucha por mejores condiciones laborales. Hay que seguir exigiendo en la calle medidas concretas, urgentes, obligatorias y todo, dotadas de presupuesto, para acabar con la brecha de género en salarios y pensiones o para atajar la violencia machista que las mujeres sufrimos en todos los ámbitos de la vida pública y privada y para acabar con la doble o triple jornada laboral cotidiana.

  • Derogación de las reformas laborables del PPSOE, responsables de nuestra mayor paro y precariedad

  • Ley por la obligatoriedad de igualdad salarial entre hombres y mujeres y planes de igualdad obligatorios en todas las empresas. ¡No a la brecha salarial!

  • Igualdad laboral para mujeres empleadas de hogar

  • Sistema público de pensiones dignas e iguales para todas y todos.¡No a la brecha de género en pensiones! Jubilación a los 60 años, pensión mínima de 1.080 euros y garantizada por los Presupuestos Generales del Estado

  • Permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles y pagadas al 100% a hombres y mujeres.

  • Inversión en residencias, centros de día y servicios de ayuda a domicilio públicos, para la atención de personas mayores y / o dependientes

  • Inversión en centros públicos de atención socioeducativa para menores de 0 a tres años.

  • Garantía de acceso universal al aborto legal en las primeras 14 semanas en los hospitales públicos

  • Anticonceptivos fiables y gratuitos en la sanidad y tratamientos de fertilidad para todas sin discriminación de ningún tipo

  • Educación sexual y en valores de igualdad en la escuela pública, que combatan el machismo y la LGBTIfobia

  • Aumento drástico del presupuesto destinado a la red de prevención, atención y protección contra toda forma de violencia machista, incluyendo formación especializada para las y los profesionales que atienden a las mujeres y menores víctimas de aquella.

  • Depuración de un sistema judicial lleno de estereotipos y prejuicios machistas, herencia del franquismo

  • Políticas de igualdad en todos los ámbitos

  • Derogación del artículo 135 y suspensión del pago de la deuda hasta que no se garanticen las necesidades sociales básicas y nuestros derechos.

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