28 de abril: Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo.
Según los datos «oficiales» 618 trabajadores y trabajadoras perdieron su vida en 2017 en el estado español. Once más que en 2016. Desgraciadamente siempre son más debido a que quienes fallecen a posteriori del accidente no se contabilizan, ni tampoco a quienes sufren enfermedades mortales no declaradas como profesionales debido al fallido sistema de determinación. Cosas del marketing político: maquillan al alza las paupérrimas cifras y condiciones de empleo, y a la baja las letales consecuencias de la cada vez mayor precariedad laboral.
No interesa que descubramos que la operación «crisis económica mundial» ha conseguido, como parte de sus objetivos, rebajar aún más los salarios, los derechos y las condiciones laborales para aumentar los beneficios y el margen de actuación del capital frente al bien común. Buen trabajo por parte de la clase política gobernante encargada de llevar a cabo estos objetivos. Tendrán su recompensa.
Denominan “recuperación» a esta fase de la operación, y lo repite como un mantra la mayoría de la clase política y los medios de comunicación intentando tranquilizar a la clase trabajadora, y desviando rápidamente la atención al ocio y al hedonismo individualizador del culto al cuerpo y a la falsa felicidad de las redes sociales. No hay recuperación si “trabajo” cada vez más significa muerte y enfermedad. Han aumentado un 7% los accidentes laborales muy graves y un 2% los graves.
Los sectores más castigados por el incremento de la siniestralidad laboral son:
Construcción +14,6%
Actividades Administrativas y Servicios Auxiliares +10,9%
Agricultura, Ganadería, Silvicultura y Pesca +6,9%
Hostelería +5,8%
Industrias Manufactureras +5,8%
Transporte y Almacenamiento +5,2%
Comercio +4,1%
Estos datos nos confirman que los trabajadores y trabajadoras de los sectores más precarios y empobrecidos sufren en mayor medida las consecuencias para sus vidas y su salud. Sectores donde las empresas consideran un salario y un horario y descanso digno, así como la prevención de riesgos laborales como un gasto prescindible, y las condiciones de trabajo inseguras e insalubres parte del negocio. Sectores donde también la represión sindical es mayor. Que nadie les impida hacer caja aún a costa de nuestra salud.
Frente a todo esto es necesario que la clase trabajadora exijamos por todas las vías el fin de la impunidad con la que las empresas nos explotan incumpliendo abrumadoramente la legalidad para aumentar la producción y sus beneficios, exigiendo el aumento del ratio de Inspectores e Inspectoras de Trabajo, actualmente uno por cada 15.000 trabajadores frente a la media europea de uno para cada 7.000. Así como el endurecimiento de las multas y penas por explotar y abusar de los trabajadores y trabajadoras.
También es necesario que se deroguen las Reformas Laborales del PP y del PSOE que han permitido que la unilateralidad de las decisiones empresariales y el empeoramiento (flexibilidad lo llaman) de nuestras condiciones de trabajo sean cada vez más fácil de llevar a cabo.
Y por último es imprescindible que los trabajadores y trabajadoras nos agrupemos en un Bloque de Clase y Combativo, huyendo del pactismo y la pasividad (cuando no entrega y sumisión) de la burocracia sindical que no ha servido para evitar el empeoramiento de nuestras condiciones salariales y sociales. Los centros de trabajo sindicalizados de verdad son más seguros.
José Luis Solano Burgos
Responsable de Salud Laboral
co.bas Madrid