El pasado domingo 13 de octubre tuvo lugar en Madrid una gran manifestación por el derecho a la Vivienda que congregó en torno a 70.000 personas con una presencia destacada de juventud estudiantil y trabajadora. Ha sido la manifestación más grande convocada en Madrid por este motivo desde las protagonizadas hace una década por los afectados de la crisis hipotecaria y sigue la estela de las grandes movilizaciones contra el turismo masivo (que, entre otros problemas, profundiza el drama de la vivienda) que han recorrido este año el Estado español: en las Islas Canarias, las Islas Baleares, Barcelona, Málaga, Cantabria, entre otras. Tras Madrid, continuarán las manifestaciones. Valencia sale a la calle el próximo sábado y Canarias el domingo.

Por: Corriente Roja Madrid

Los/as manifestantes han dejado bien claro que la vivienda es un derecho y no algo para especular, han agitado contra el precio abusivo de los alquileres (en su máximo histórico en Madrid), por el fin de los desahucios, contra los fondos buitres “Fuera fondos buitres de nuestros barrios”,  han exigido responsabilidades a todas las administraciones por no poner solución al problema de la vivienda – gobierno central de Sánchez-Díaz (PSOE-SUMAR), gobierno autonómico de Ayuso (PP) y ayuntamientos – y han denunciado la inutilidad de la Ley de Vivienda del anterior gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos (escoltado por CCOO y UGT) por no ofrecer ningún tipo de solución real.

Esta manifestación, convocada por 39 organizaciones distintas (cada una de ellas con sus diferentes reivindicaciones e iniciativas) ha sido un gran ejemplo de unidad de acción, que se ha expresado en la gran asistencia a la misma, y marca el camino para continuar construyendo el movimiento en Madrid, que debe necesariamente unificarse con los movimientos del resto de ciudades del Estado español como única manera para conquistar una solución real para los/as trabajadores/as y la juventud.

Corriente Roja hemos participado en la manifestación junto a los sindicatos Co.Bas y Solidaridad Obrera y hemos defendido la necesidad de abordar el problema de la vivienda desde una perspectiva de clase “Por una vivienda pública, digna y universal”, entendiendo que son los bancos, los fondos buitre y los grandes tenedores los principales privilegiados por la situación actual (y los gobiernos de todo color que defienden sus intereses), mientras que los damnificados somos los/as de siempre, la clase trabajadora, siendo especialmente golpeada la juventud trabajadora.

El mismo domingo 13 de octubre tuvo lugar también en Barcelona una importante manifestación contra la Copa América de vela que reunió en torno a 6.000 personas. Los manifestantes denunciaron al alcalde Collboni (PSC) por su “Pla endreça” (que supone más sanciones y vulneración de derechos para las personas que viven en la calle), por la privatización de espacios públicos durante los meses de regata, y por el impacto que los visitantes tienen sobre el espacio público y sobre la subida del precio de los alquileres (y de los precios en general). Está prevista también próximamente una gran manifestación en Barcelona por el derecho a la vivienda.

Las luchas contra el turismo masivo y por el derecho a la vivienda están íntimamente relacionadas y vertebran hoy día la movilización social en el Estado español. De su continuidad, unificación y fortalecimiento depende hoy nuestro futuro más inmediato.

Al cierre de esta crónica Pedro Sánchez ha reconocido el verdadero drama de la vivienda y ha sentenciado, sobre la manifestación, que “el gobierno la escucha con atención y comparte su demanda”. Acto seguido, ha anunciado el reparto de 200 millones de euros a ayudas de alquiler para jóvenes, una medida que, de hecho, ya existía desde el año 2022, que la ministra de vivienda no ha hecho más que prorrogar y que se resuelve en el reparto de dinero público entre los caseros y propietarios en lugar de atajar el problema desde la raíz.

Frente a un gobierno que ha demostrado una y otra vez no atender el problema de la vivienda más que con medidas estéticas y absurdos llamados a la solidaridad de los caseros con sus inquilinos, en Corriente Roja lo tenemos claro: Debemos seguir llenando las calles por un plan de choque para topar el precio del alquiler para garantizar que el gasto en vivienda, incluyendo los suministros básicos, no excedan el 30% del salario medio; la prohibición efectiva de todo desahucio que afecte a personas que carezcan de alternativa habitacional digna; o la confiscación de los pisos vacíos de bancos y fondos buitre, entre otras medidas. ¡Contra sus privilegios, nuestros derechos! ¡Nunca más gente sin casas ni casas sin gente!

Imagen de Pedro Pascual (@_pedropascual) vía X