Alfredo, trabajador de la EMT de Madrid, nos envía su testimonio.
Puedes hacernos llegar tu testimonio para el blog «Trabajadorxs en Kuarentena» a contacto@corrienteroja.net
Hola a todos y todas
En primer lugar dar las gracias por dejarnos escribir todos nuestros problemas ante esta situación y poder hacerlos públicos.
Soy trabajador de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT). Esta situación está siendo verdaderamente difícil, a pesar de que no estamos sufriendo ningún tipo de regulación que afecte a nuestro salario. Sí hemos sufrido un abandono por parte de la dirección de la empresa y de los representantes de los y las trabajadoras. Desde el primer momento en el que se declaró el Estado de Alarma, las primeras regulaciones que hizo la empresa fueron para proteger a su cúpula y sus mandos. Mientras tanto los y las trabajadoras afrontábamos la situación como podíamos, tomando nuestras propias medidas para evitar contagiar y ser contagiados, ellos mientras teletrabajaban o se encerraban en las oficinas.
Durante al menos cuatro semanas estuvimos trabajando sin un protocolo organizado desde los servicios de prevención. Eso sí los y las trabajadoras de la EMT iban tomando precauciones según avanzaba la situación, al margen de la empresa: dejaban de cobrar en efectivo, no dejaban libres los asientos inmediatos al puesto de conducción, trabajábamos manteniendo las distancias,… pero todo esto sin que nadie desde la dirección lo organizara.
Después llegaron las regulaciones. Por fin enviaron a los compañeros y compañeras más mayores y con patologías previas a su casa, pero como siempre ocurre dejaron a otr@s por el camino, sobre todo colectivos minoritarios, como han sido las parejas monoparentales.
Igual nos pasó con los equipos de protección que escaseaban por una planificación de recortes de la empresa. Nos encontramos sin stock de mascarillas y encima los mandos intermedios presionándonos para que trabajásemos sin esos medios de protección. La situación en los vestuarios era tremendamente contradictoria, mientras al bocata íbamos por turnos, en los vestuarios nos juntábamos más de 80 en los cambios de turno, con la imposibilidad de mantener las distancias de seguridad. Y cuando intentamos organizarnos para no juntarnos en los vestuarios, la única respuesta de la empresa fue la amenaza de emprender acciones contra todos y todas nosotras.
Ante estas situaciones nos solemos encontrar desamparados y sólo nos queda la salida de organizarnos. Sólo podemos hacer frente a esta pandemia como clase y no dejándonos pisotear nuestros derechos y nuestra salud.