Declaración de Korronte Gorria Nafarroa (Corriente Roja-Navarra)
Las elecciones al Parlamento vasco se celebran en plena crisis de investidura del gobierno español. Una crisis que no ha sido obstáculo, sin embargo, para inhabilitar a Otegi como candidato, en una decisión arbitraria y antidemocrática que deja en evidencia al propio régimen.
La situación de la clase trabajadora vasca: una recuperación que sólo llega a los de arriba
Las elecciones se celebran en una comunidad donde la multinacional Arcelor Mittal acaba de cerrar la planta de Zumárraga y de liquidar la ACB de Sestao, reduciendo su plantilla de 335 a 140 trabajadores (sin contar contratas), golpeando las condiciones laborales de los que se quedan, reduciendo la producción a cifras mínimas y sin ofrecer ninguna garantía de continuidad industrial. Arcelor Mittal ha impuesto su voluntad sin concesiones y ha impuesto «un plan sangrante que llega al punto de humillarte», como declaró el comité de empresa antes de capitular ante las presiones de la multinacional.
Se trata de un verdadero desastre, el último episodio de la liquidación de la siderurgia, que junto con el naval, eran los sectores base de la industria vasca, desmantelados a cuenta del ingreso español en la Unión Europea (UE), porque no interesaban al capitalismo alemán. Hemos pasado de los 14.400 trabajadores de Altos Hornos a los 140 actuales.
El desastre de ACB arroja luz sobre la verdadera situación del país, en que una multinacional con intereses globales y la complicidad silenciosa de la UE y del gobierno español, hace y deshace a su antojo, atropellando a la clase trabajadora y al país. El gobierno Urkullu, que se presenta como defensor de Euskadi, no solo no enfrentó el plan y lo denunció, sino que ha cometido la indignidad de felicitarse del desastre y, más aún, se ha comprometido a entregar grandes sumas de dinero público a la multinacional en forma de subvenciones.
Las elecciones se celebran en el marco de una «recuperación» económica que no llega a la clase trabajadora. El desempleo en Euskadi se mantiene en el 14% (el 37% entre los jóvenes de menos de 25 años) mientras una precarización extrema se ha generalizado a los nuevos empleos, con contratos temporales y salarios que no alcanzan, muchos de ellos miserables. Las perspectivas, además, con el estancamiento económico europeo, son de empeoramiento. La patronal entretanto, se aprovecha del fuerte bajón de la movilización obrera y popular de estos últimos años, reconducida al carril electoral, para proseguir su ofensiva.
Unas elecciones disputadas
Las previsiones electorales para el 25S son volátiles y dan lugar a mayorías inestables. Las encuestas dan el primer puesto al PNV, pero ya no podrá, como ha hecho en esta legislatura, gobernar cómodamente con el apoyo del PSE, debido a la fuerte caída de éste. El segundo puesto se lo disputan Elkarrekin-Podemos y EH Bildu. Y en cuanto a las fuerzas españolistas más derechistas y reaccionarias, difícilmente superarán los 10 diputados, con el PP declinando y Ciudadanos sin conseguir hacer pie.
El PSE-PSOE, la falsa izquierda españolista
El PSE-PSOE juega con dos bazas en estas elecciones: la primera es apoyarse en el No de Sánchez a la investidura de Rajoy…aunque ese no tenga mucho de teatro y los inciertos deseos de la Ejecutiva del PSOE no vayan más allá de buscar un pacto con Ciudadanos y un arreglo con Podemos para formar un gobierno sumiso a Bruselas y enemigo del derecho de autodeterminación.
La segunda baza del PSE-PSOE es presentarse como la «única garantía» de que Euskadi no termine en un «escenario catalán» en el que pudiera plantearse en términos prácticos el derecho a decidir. Los socialistas claman contra «los que quieren dividir a los vascos entre ‘vascos de primera’ y ‘vascos de segunda'» y recuerdan los múltiples lazos que unen a los vascos con los otros pueblos del Estado.
No vamos a ser nosotros, una organización de ámbito estatal, quienes neguemos estos múltiples lazos, históricos y actuales entre el pueblo vasco y el resto de los pueblos del Estado. Pero el PSE-PSOE, cuando menciona este hecho, hace trampa, porque su pretensión no es unir a los trabajadores y acercar a los pueblos, sino mantener y agravar la división y el enfrentamiento entre ellos, en beneficio del nacionalismo dominante y opresor, que es el nacionalismo español. Sólo hay una manera de unir a los trabajadores y acercar a los pueblos y es a través del derecho a la autodeterminación: el pueblo vasco vota democráticamente qué relación quiere mantener con el Estado y todos respetan escrupulosamente esa libre decisión. No hay otra manera de unir a los trabajadores y sectores populares que piensan de una u otra manera.
En cualquier caso, también conviene hacer notar el cinismo del PSE-PSOE cuando despliega el discurso antinacionalista mientras es socio del PNV en el gobierno de las diputaciones y los principales ayuntamientos del país.
El PSE-PSOE, para mantener su base electoral, se presenta como el partido de los trabajadores, los pensionistas y los damnificados por la crisis, pero el PSOE hace mucho que de socialista y obrero sólo tiene las siglas. Hace mucho que los cruces entre sus altos cargos y la gran empresa española lo han convertido en un partido al servicio del capital financiero.
El PNV, el partido de las patronales vascas
El PNV se presenta como la fuerza segura que sabe gestionar, que garantiza la estabilidad institucional y hace que «las cosas funcionen». Es -según su presidente Ortuzar- un partido «a ras de tierra», frente a «los que prometen el cielo y luego son capaces de llevarnos al infierno». El PNV se apropia, además, de los logros del sistema de protección social vasco, que han quedado menos afectado por la crisis que en el resto del Estado para reclamarlos como suyos.
Pero una de las mejores muestras del proyecto del PNV ha sido su comportamiento ante el cierre de la ACB de Sestao: sumisión y favores financieros a la multinacional Arcelor Mittal. Los gobiernos del PNV son, en realidad, los administradores de una economía vasca sometida y dependiente de la maquinaria económica alemana: gobiernos sumisos y obedientes a Berlín y Bruselas (y a Madrid).
Su proyecto político es una «nación foral», es decir, la actualización del status quo vigente. El PNV no se plantea una República vasca independiente. Las patronales que representa prefieren continuar con el Concierto Económico, dentro del Estado español y de la Unión Europea. Su aspiración es ampliar, si es posible, las competencia autonómicas pero, ante todo, blindar el actual status quo. Por eso, no tienen ninguna prisa en aprobar un nuevo Estatuto y acatan sin remilgos la legalidad española (a buena parte de la cual han dado su voto en el Congreso de Diputados). Pero sobre todo, se oponen de plano a desafiar la legalidad española, a romper con ella en nombre de la soberanía vasca. No quieren nada que represente inestabilidad y, menos aún, que ponga en cuestión la pertenencia a la UE.
Sobre esta base, sabedores que están lejos de conseguir la mayoría absoluta, proponen un triple pacto: sobre «autogobierno», «economía y empleo» y «paz y convivencia».
EH Bildu intentando recuperar el aliento
EH Bildu se presenta a las elecciones en horas bajas, en pugna con Elkarrekin-Podemos por lograr el segundo puesto, intentando recuperar con la presencia de Otegi una parte de los votos que perdió cuando se desplomó en las elecciones generales.
Pero la crisis de la Izquierda Abertzale viene de más lejos y ya se reflejó en el retroceso de las elecciones municipales y a Juntas en mayo de 2015. Ese retroceso tuvo su mayor impacto en Gipuzkoa, donde EH Bildu presidía la Diputación y la mayoría de ayuntamientos y había tenido cuatro años para mostrar el alcance y los efectos de su política.
Tras el abandono de las armas por ETA, algo que era apremiante, la Izquierda Abertzale lo subordinó todo al marco institucional. No ha utilizado su presencia institucional para impulsar la movilización obrera y popular y para desafiar las instituciones y las leyes injustas y ha buscado la alianza estratégica con el PNV. Actuando así, se ha mostrado incapaz de liderar las ansias y urgencias de cambio social.
El programa con el que se presenta EH Bildu a estas elecciones se concentra en la oferta de un triple pacto dirigido al PNV y también a Podemos, así como a la mayoría sindical vasca. Un pacto sobre temas similares a los que plantea el PNV: defensa del Estado del Bienestar (una Euskadi «libre de recortes»),» derecho a decidir» y «normalización y paz definitiva».
Pero una Euskadi «libre de recortes» no será posible por medio de ese pacto sino enfrentándose abiertamente al gobierno central, a la UE y a todo gobierno a su servicio. Tampoco se puede renunciar a que el Parlamento vasco, de manera soberana -y con la complicidad de la clase trabajadora del resto del Estado-, derogue sin demora la reforma laboral, suba el salario mínimo interprofesional o paralice definitivamente los desahucios. Y en cuanto al derecho a decidir, no se puede alentar ilusiones en el PNV y en Podemos, que lo subordinan a que haya un imposible acuerdo con Madrid y al visto bueno de Bruselas.
Elkarrekin-Podemos: ¿»hacer política «de una forma diferente»?
Elkarrekin-Podemos dice que quiere llegar al Gobierno Vasco para «hacer política de una forma diferente» y para plantear más política social, para lo cual quiere renovar los programas sociales del PNV . Las medidas que propone, lejos de cualquier radicalismo, no tienen ninguna pretensión rupturista. Al contrario, se integran perfectamente en el programa que Podemos presentó en las últimas elecciones generales, cuando dijo que “los cambios posibles” han de respetar los límites del euro y la UE, las reglas de la “economía de mercado”, los intereses de la iglesia en la educación, la Constitución española y la pertenencia a la OTAN.
Tan es así, que su propuesta estrella para estas elecciones es implantar un sistema de renta básica «incondicional», que se financiaría con los ingresos de la lucha contra el fraude fiscal que garantizaría la creación de una «policía fiscal» especial.
En cuanto a la soberanía vasca, para Podemos el derecho a decidir siempre queda supeditado al acuerdo con Madrid, lo que hace que su defensa de la soberanía no vaya más allá de un artificio electoral, ya que al final quien decide es el Estado.
La necesidad de construir una izquierda obrera y revolucionaria
Corriente Roja, que carecemos de fuerza para presentarnos a las elecciones, entendemos que un sector del pueblo vote a EH Bildu, incluso para protestar contra la inhabilitación de Otegi, o que otros voten Elkarrekin-Podemos pensando que así pueden contribuir al cambio social o que haya quienes se abstengan porque no ven una opción clara por la izquierda y ya no quieren dar más «votos útiles». A todos ellos les queremos decir que, voten lo que voten, no habrá salida:
1/ si no superamos el actual ciclo de desmovilización y recuperamos la lucha obrera y popular, enfrentando de cara los planes de la UE, la Troika y los gobiernos a su servicio.
2/ si no luchamos por imponer un plan de emergencia económico y social que pare los despidos, derogue la reforma laboral, suba el Salario Mínimo, ponga en marcha un plan de obras sociales y ambientales contra el paro, nacionalice las empresas estratégicas que quieran cerrar como ACB, pare los desahucios en seco, revierta los recortes y privatizaciones o suspenda el pago de la deuda mientras las necesidades sociales básicas no se cubran.
3/ si, ante la negativa del Estado a permitirlo, no planteamos un referéndum de autodeterminación de manera unilateral. Si no forzamos el acercamiento y la amnistía de los presos.
Pensamos que es necesario construir una izquierda obrera y revolucionaria, desde la clase trabajadora y la juventud. Una fuerza sin apremios electorales, que levante con firmeza la bandera de la República vasca y la del internacionalismo. Consciente de que la lucha por una República vasca soberana no puede triunfar sin unir fuerzas con los trabajadores y pueblos del resto del Estado y sin enfrentar juntos a la UE. Una fuerza para quien la lucha por la República vasca sea también la lucha por una libre confederación de Repúblicas libres del Estado y por una Europa de los trabajadores y los pueblos, pues sólo en este marco podrán verse realmente satisfechas las reivindicaciones populares y las aspiraciones nacionales vascas.
Setiembre 2016Korronte Gorria – NafarroaCorriente Roja – Navarra