¿Por qué se consideran provocadoras las declaraciones de un machista y racista redomado como D Trump, cuando todos y todas sabemos que la sociedad es machista y racista? ¿No será que el Estado del Bienestar tiene su lado oscuro?
El Estado del Bienestar es fruto de las grandes conquistas sociales de la posguerra, cuando el mundo queda, por decirlo de alguna manera, en un empate entre la expropiación de la burguesía y el dominio del imperialismo yanki. Éste, a través del Plan Marshall, reconstruye una Europa (y no solo Europa, grandes zonas de Asia y el norte de África están destruidas) devastada por la guerra, y gracias al reseteo del sistema fruto de esa devastación, de la caída escandalosa del nivel de vida de la clase obrera, reducida a la miseria más absoluta, se produce una nueva acumulación primitiva de capital que genera una sobreacumulación de capital.
A caballo de esta acumulación, y como un intento de frenar los avances de la expropiación de la burguesía (a la URSS se suman China, el este europeo, Corea, Cuba…), las burguesías imperialistas europeas llegan a un pacto social con la clase obrera a través de sus organizaciones mayoritarias, los PSs y especialmente por su papel en la lucha contra el nazismo, los PCs, liberados éstos de la presión de la III Internacional, disuelta en plena Guerra como gesto de buena voluntad de la burocracia soviética de cara a los EE UU y Gran Bretaña.
Este pacto social permitió que las migajas de los superbeneficios generados por la explotación de los trabajadores / as y el saqueo de las colonias caigan en forma de Estado del Bienestar, que benefician a sectores amplios de la clase obrera europea y norteamericana.
Este estado supone la integración en él de muchos elementos que en los años de la pre guerra estaban en manos de las organizaciones obreras, de sus partidos y sindicatos. Las cooperativas de consumo, el apoyo a los desempleados y jubilados, las mutuas obreras e incluso, las redes de apoyo a la juventud y estudio de su sexualidad (Wilhem Reich y el PC alemán). Posteriormente, en los sesenta se integran las luchas de las mujeres, las luchas por los derechos civiles de los negros norteamericanos, etc.
Todo esto es integrado en el Estado, en sus instituciones, … de tal manera que éste pierde su cara de «grupo de hombres armados para la defensa de los poderosos», para convertirse en un conjunto de instituciones benefactoras, que trabajan para «el bien de la sociedad», aunque existan «ovejas negras» provocadoras como el mencionado D Trump.
Las fronteras que definían al estado como un conjunto de instituciones al servicio del capital, se difuminan. Más, al no avanzar en el camino revolucionario, esta disolución de las fronteras de clase del estado genera una ideología muy particular, lo que se ha dado en llamar lo «políticamente correcto», que desactiva el carácter combativo y reivindicativo de esas luchas integrándolas en el sistema. Una ideología por encima de las clases sociales, que, por ejemplo, une a los republicanos asustados por las boutades de Donald Trump con los demócratas y los sectores más oprimidos de la sociedad.
Una ideología bien utilizada por los medios para conseguir que esa política de disolución de las fronteras de clase se traslade al conjunto de la sociedad, de tal manera que ésta confíe en las instituciones del estado para la defensa de sus intereses. De esta manera sutil, el capital y sus ideólogos han conseguido que la clase obrera y los oprimidos confíen en «la zorra del gallinero».
Y así sucede, incluso ahora que la crisis está destapando la realidad de que lo que Donald Trump dice no es más que lo que muchos piensan, pero no se atreven a manifestar públicamente. Los Trump del mundo les sirve para lavarles la cara ante la sociedad y seguir manteniendo esa ficción de lo «políticamente correcto», y unir tras esa consigna a todos los sectores sociales, para mantener el orden social.
Este es lado oscuro del Estado del Bienestar, construido como muro para frenar la revolución social, y ahora que sus conquistas concretas (nacionalización de la sanidad, enseñanza, servicios sociales, pensiones y desempleo) están siendo desmanteladas por el capital, éste sigue utilizando la ideología de lo «políticamente correcto» para evitar que la población trabajadora rompa con ellos, recupere la seña de identidad del movimiento obrero y popular, su independencia política y organizativa de las instituciones del estado burgués. Porque un estado que despojado de su carácter de «institución benéfica» y de lo «políticamente correcto», queda como lo que es: «un grupo de hombres armados al servicio de los poderosos», una dictadura de clase con formas más o menos democráticas. Y si no, veamos la Ley Mordaza.