El ataque al sistema público de pensiones que los gobiernos del PPSOE llevan a cabo desde hace años, nos afecta especialmente a las mujeres. Mientras la brecha salarial entre mujeres y hombres se sitúa en un 24% de media, en el caso de las pensiones llega de media hasta el 38% lo que significa casi 6.000 euros anuales menos.
Medidas para el cálculo de la pensión como la introducción del factor de sostenibilidad, nos afecta en mayor medida ya que las mujeres vivimos más años aunque lo hagamos en peores condiciones de salud. El riesgo de las pensionistas de caer en la pobreza o en la exclusión, aumenta con la edad.
La brecha en las pensiones es el resultado de la acumulación de todas las desigualdades de género que las mujeres sufrimos en el mercado laboral y además hunde sus raíces en un modelo social heredado del franquismo.
Las mujeres tenemos mayor tasa de desempleo femenino, hasta tres puntos más y de temporalidad. Ocupamos de forma no voluntaria, el 73% de los empleos a tiempo parcial donde la brecha salarial aumenta. Sufrimos más interrupciones en nuestra cotización, porque cargamos con la responsabilidad del trabajo de los cuidados a personas mayores, menores y dependientes en la familia y encima somos penalizadas por ello. En 2016, el 98% de los permisos de maternidad y el 91% de las solicitudes de excedencia por cuidado familiar fueron presentados por mujeres, lo que significa cotizar sólo durante los tres primeros años.
Muchas de las actuales pensionistas, tuvieron muy complicado el acceso a la formación y a un empleo remunerado. Bajo el franquismo, las mujeres casadas no podían trabajar. Una prohibición que se mantuvo hasta 1960 y a partir de ahí sólo en algunos casos y profesiones. Eran consideradas «población inactiva», de profesión «sus labores». Miles de ellas reciben ahora una pensión mínima, ya sea no contributiva o de viudedad, que en rigor son ayudas casi de caridad.
La única forma de acabar con la brecha de género en las pensiones, pasa por derogar el Pacto de Toledo y las Reformas Laborales de 2011 y 2013. El primero es responsable de que las pensiones dejasen de ser un derecho social universal, para abrir la puerta a las pensiones privadas, así como de la rebaja progresiva de las pensiones públicas, endureciendo cada vez más las condiciones para acceder a éstas. Las Reformas Laborales del PPSOE, son la causa de nuestra precariedad laboral y el aumento de la tasa de desempleo, con las consecuencias en las pensiones actuales y sobre todo en las futuras, o de que se mantenga la brecha salarial y que los planes de igualdad, que son minoría, queden en papel mojado.
Ninguno de los partidos con representación parlamentaria ni la burocracia sindical que saca tajada de los planes privados de pensiones, están dispuestos a defender esto. Por eso, la lucha contra la brecha en las pensiones, al igual que el resto de demandas y reivindicaciones de las mujeres, es parte de un plan de lucha más amplio que es de toda la clase obrera y que tendremos que seguir dando en la calle.
Podemos y debemos exigir medidas a corto y medio plazo para acabar con esta desigualdad:
Pensiones mínimas de 1.084 euros y revalorización automática de todas con el IPC.
Modificación del cálculo de las pensiones de jubilación para quienes trabajaron a tiempo parcial. uLa aplicación del coeficiente de parcialidad es insuficiente y discriminatorio para las mujeres.
Cobertura de la Seguridad Social durante todo el tiempo de excedencia para cuidado de personas dependientes y menores.
Permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles.
Políticas activas de empleo para las mujeres.
Ley urgente y obligatoria de igualdad salarial con planes de igualdad obligatorios en todas las empresas y en la Administración Pública.
Aumento drástico del gasto público para aplicación efectiva de la Ley de Dependencia y la creación de centros públicos para atención socioeducativa de 0 a 3 años.