Bashar Al Assad, el mayor genocida del siglo XXI, responsable de más de 400.000 muertes en Siria, ha hablado. Lo hizo en uno de los principales diarios “de referencia” en Europa y el mundo. El País vende su imagen como una empresa periodística seria, rigurosa con las fuentes y humanista, defensora de unos supuestos valores progresistas. El último domingo (22 de febrero), un día antes del aniversario del fallido golpe del 23-F, El Pais abrió sus puertas a Assad, quien concedió una larga entrevista al corresponsal en Damasco del principal medio español.
Por Gabriel Huland
No es casualidad que Assad haya decidido hablar justo en este momento, cuando la crisis de los refugiados está en el centro de la política mundial, recabando una gran cantidad de titulares alrededor del planeta, y cuando los bombardeos rusos provocan la huida en masa de decenas de miles de sirios de Alepo hacia la frontera turca. El ejército sirio, totalmente controlado por los soldados iraníes, apoyado por los bombardeos rusos y por la milicia libanesa Hezbollah, ha obtenido victorias importantísimas en los últimos meses. El régimen controla Homs, avanza rápidamente en Alepo y ataca violentamente las zonas todavía controladas por el Ejército Sirio Libre (ESL) en el sur del país (provincia de Daraa). Asimismo, retoma partes de la capital siria que había perdido para grupos rebeldes independientes y también grupos islamistas como Jeish Al Islam.
La entrevista concedida a El País fue claramente pactada. Más que clarificar y desmenuzar una determinada realidad, lo que vimos en las páginas del rotativo español fue una declaración de fuerza de Assad. Ninguna pregunta incómoda, ninguna denuncia de lo que ha estado haciendo este dictador en los últimos cinco años. Como decía Kapucinsky, uno de los grandes reporteros del siglo pasado, “los cínicos no sirven para el oficio de periodista”. El ex director-adjunto del diario del grupo PRISA, una de las más grandes corporaciones mediáticas españolas, mostró todo su cinismo al realizar y publicar una entrevista llena de mentiras y falsificaciones.
Por suerte tenemos a los miles de “periodistas ciudadanos” sirios, activistas anónimos que vienen mostrando al mundo, en la mayoría de los casos poniendo en riesgo su vida, una parte de la realidad siria que muchos medios prefieren no informar: las barbaridades de un régimen que para aferrarse al poder es capaz de llevar a cabo todas las atrocidades posibles. Analicemos algunas de las declaraciones de Assad y las contrastemos con otras fuentes y opiniones.
“Nosotros no hemos impuesto ningún embargo sobre ninguna zona en Siria.”
Distintas organizaciones humanitarias, entre ellas los “White Helmets” y “SiegeWatch”, dos de las organizaciones sobre el terreno más importantes, denuncian que cerca de un millón de sirios viven en zonas asediadas, en su enorme mayoría por el régimen. En Madaya, decenas de miles de personas corren riesgo de morir de hambre. Las mismas organizaciones denuncian que, si las tropas de Assad realmente logran cortar las líneas de suministro entre Alepo y Turquía, cerca de 300.000 hombres y mujeres quedarán aisladas y sin comida. El régimen sirio está utilizando, desde el inicio del conflicto armado, la táctica de la punición colectiva, frecuentemente utilizada por Israel contra los palestinos.
“Sin lugar a dudas, el respaldo ruso e iraní ha sido esencial para que nuestro Ejército logre este avance.”(…)Pero con toda certeza nosotros necesitamos esta ayuda, por una simple razón: porque más de 80 países respaldan con diferentes medios a los terroristas.”
El dictador ha reconocido finalmente contar con el apoyo de Rusia e Irán, no para luchar contra ISIS, sino contra las fuerzas rebeldes armadas. En el sur de Siria, donde la presencia de ISIS es muy reducida, hubo distintos ataques aéreos rusos contra posiciones y zonas bajo control del ESL. En Alepo igual. Ha habido denuncias incluso de colaboración entre rusos y grupos ligados a ISIS.
El escritor y periodista Salameh Kaileh escribió recientemente en un artículo titulado “El Daesh ruso”, publicado en el blog Traducciones de la revolución siria:
“La revista ForeignPolicy, de hecho, ha publicado recientemente un artículo en relación al petróleo en la zona oriental de Siria y el papel de Daesh. Según dicho artículo, la compañía rusa Stroytranzgaz, a quien le había sido adjudicada la construcción de la planta de gas de Tuweinan en 2007, ha retomado sus trabajos de construcción en los pozos bajo dominio de Daesh desde principios de 2014, con el beneplácito de la organización. De hecho, ingenieros rusos han seguido trabajando allí para terminar el proyecto. Además, señalaba que un informe publicado por el periódico sirio Tishreen, que dirige el régimen sirio, en enero de 2014, parecía satisfecho con ese proyecto y citando a fuentes del gobierno sirio, informaba de que Stroytangaz había logrado completar el 80% del proyecto. De hecho, según el mismo artículo, se esperaba que la planta fuera entregada al gobierno en la segunda mitad de este año, sin decir que ya entonces se encontraba bajo el control de Daesh. No hay duda de que, si lo dice un periódico sirio gubernamental, ha de tener cierta veracidad, pues habla de la actividad de la compañía durante el período de dominio de Daesh.”
“No, no existe ninguna prueba de que los rusos hayan atacado blancos civiles. Ellos son muy precisos en sus ataques y siempre atacan, todos los días, bases y posiciones terroristas.”
De entrada, el concepto de terrorista es tan amplio que dentro de él cabe prácticamente cualquier persona o grupo. Assad reproduce el típico argumento maniqueo utilizado cuando se quiere simplemente justificar una determinada acción. Mis enemigos son terroristas, con eso ya está munido de la fuerza moral para hacer lo que le de la gana.
Según la organización independiente Syrian Network for Human Rights (SNHR), los ataques rusos fueron la principal causa de muertes en enero, aproximadamente 680, de las cuales casi 200 se trataron de mujeres y niños. Más que ISIS, el Frente al-Nusra e, incluso, el mismo régimen de Bashar Al Assad juntos. Las ciudades más bombardeadas han sido Deir ez-Zor, Aleppo, Idlib y Raqqa. La única respuesta del gobierno ruso a las acusaciones ha venido del jefe de las fuerzas armadas que ha dicho que los pilotos rusos no se han equivocado ni una sola vez desde que empezaron las operaciones rusas en Siria.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (SOHR) ha difundido en su página web una nota en la que afirma que en gran parte de los ataques se han destruido escuelas, hospitales y zonas residenciales de manera indiscriminada y que la mayoría de las bombas utilizadas por la aviación rusa se lanzan de manera aleatoria, sin cualquier grado de precisión. El criterio fundamental utilizada por los pilotos es quién controla la zona y no si son objetivos militares concretos. Si la zona es controlada por la oposición puede ser objeto de ataques.
Todos estos datos son apoyados por videos y entrevistas subidas a la web desde Siria en el momento de los ataques por residentes de las áreas afectadas.
“Les otorgaremos amnistía, y esto ya ha ocurrido en los últimos dos años y se ha acelerado últimamente. Muchos de ellos depusieron las armas y algunos se incorporaron a las filas del Ejército sirio y actualmente combaten al ISIS y reciben apoyo del ejército sirio y los cazas rusos.”
En Siria actualmente hay más de 85.000 presos políticos en paradero desconocido. El número de casos de violaciones de derechos humanos es absurdamente alto. Muchos de los detenidos han sufrido y están sufriendo tortura. Las violaciones a mujeres son sistemáticas y se han convertido en arma de guerra. Esta información es proporcionada por el SNHR, que también informa del nombre de algunos activistas desaparecidos como es el caso del activista por la libertad de expresión Bassil Khartabil, los defensores de los derechos humanos Mazen Darwish (liberado el pasado agosto), Hani Al Zitani y Hussein Ghareer, todos del Centro Sirio por la Libertad de Expresión y de Prensa. Además, también se encuentra en lugar desconocido el abogado y defensor de los derechos humanos Khalil Maatouk. Esto sin hablar de los miles y miles de “desconocidos” que fueron salvajemente asesinados o están detenidos en las innumerables cárceles del régimen sirio y del autodenominado Estado Islámico.
La declaración de Assad no pasa de ser una mentira más para los medios de comunicación. Las filas del ejército sirio ya casi no conservan sirios, la mayoría de los jóvenes obligados a servir el ejército prefiere dejar el país (siempre que sus familias ya estén en el extranjero o en zonas liberadas, por temor a las represalias contra ellas) como es el caso de distintos activistas sirios en el Estado español. Cada vez más el número de iraníes, iraquíes y afganos pagados como mercenarios aumenta en las filas del denominado ejército de la República Árabe Siria.
“Esto es parte de la manipulación mediática ejercida contra Siria. Este es el problema, Occidente y su campaña mediática. Se emplean informaciones no verificadas para acusar a Siria y responsabilizarla y luego adoptar medidas en su contra.”
Assad, como dicho antes, utiliza la misma línea de argumentación de las dictaduras esquizofrénicas que no quieren ni pueden aceptar su propia decadencia. Cualquier oposición, sea interna o externa, se convierte en parte de un complot conspiratorio contra su autoridad.
Los medios que han estado informando y denunciando los abusos cometidos en Siria son de distintas procedencias. Hay de todo. Desde diarios pertenecientes a grandes grupos mediáticos, hasta ONG’s independientes, activistas y organizaciones que actúan sobre el terreno. La información más creíble viene de la propia sociedad civil siria, que ha estado cumpliendo un papel de primera magnitud desde la irrupción de la revolución y posterior guerra civil.
Por otro lado, una cosa es lo que los grandes medios de comunicación han estado informando sobre el conflicto y otra muy distinta es lo que sus gobiernos han estado haciendo para impedir la masacre y la diáspora sirias. Los gobiernos de Europa y EEUU han sido incapaces de actuar para impedir la acción de Bashar Al Assad. Han observado, sin una confrontación real, solo en palabras, la actuación de Rusia, Irán y el propio régimen sirio, que siguen cometiendo todo tipo de atrocidades sin ningún miedo a represalias. Cruzar líneas rojas en Siria se ha convertido en regla y la así llamada comunidad internacional, con las Naciones Unidas a la cabeza, ha estado más preocupada por evitar que una revolución popular que estaba fuera de su control triunfara, que en detener la tragedia humanitaria más larga y triste del siglo. También han fracasado en solucionar el drama de los refugiados, tanto los que están en los países limítrofes con Siria, como los que han conseguido llegar a la fortaleza Europa.
De nuestra parte, desde el movimiento de solidaridad con la revolución y el pueblo sirio, seguiremos buscando construir un contrapunto informativo a los diarios del “establishment”, de los grandes grupos financieros. Seguiremos dando voz a los miles de activistas sirios que continúan su lucha por la libertad y la justicia social, contra todas formas de tiranía.