Joseph Goebbels, exMinistro de Propaganda de Hitler, decía así:
“Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”.
“Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas”.
«Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida».
Abascal y su cuadrilla aplican fielmente estos consejos de su admirado jerarca nazi en su discurso contra los inmigrantes y el movimiento por la igualdad de las mujeres o del colectivo LGTBI. Con datos falsos o sacados de contexto que han sido denunciados por numerosos investigadores sociales y que la propia realidad desmiente, manipulan burdamente, martilleando una y otra vez sobre las mismas mentiras hasta convertirlas en algo aprendido de forma visceral.
Tampoco dudan en usar el acoso, los insultos, las amenazas y las coacciones como estrategia para ganar espacio público, o contra quienes enfrentan sus ideas.
¿Cuál es el programa de Vox en relación a las mujeres ?
Resumidamente podemos decir que la ultraderecha está en contra del aborto al que no consideran un derecho. Quiere suprimir la ley de violencia machista que niegan, sustituyéndola por otra de violencia intrafamiliar. Defienden la custodia compartida como regla general, incluso en casos de violencia machista, exponiendo así a los menores a la misma. Para Vox la aplastante mayoría de las denuncias por violencia de género son falsas y están hechas para conseguir ventajas en los procesos de divorcio.
Niegan también cualquier discriminación de la mujer que consideran algo «natural», fruto de la “libre elección” y de los “gustos personales de las mujeres”. Luchar contra la discriminación dicen, es «primar la entrepierna frente a la preparación y el mérito» (Alicia Rubio, vicesecretaria de Movilización de Vox).
Rocío Monasterio resume así las medidas de Vox para las mujeres: “ninguna, porque las mujeres no necesitamos cuotas, ni que nadie nos proteja. No somos víctimas”.
Lo más reaccionario de la sociedad
La ultraderecha de Abascal representa a las fuerzas más reaccionarias de la sociedad. Encarna al sector más retrógrado de los aparatos de Estado franquistas que la Transición preservó sin depuración alguna (jueces, militares, policías y guardias civiles). Enlaza con el segmento más carca de la reaccionaria Iglesia Católica. Está vinculado a un sector de terratenientes y empresarios, sin escrúpulo alguno en explotar salvajemente a l@s trabajador@s inmigrantes.
Capta electoralmente a algunos sectores obreros particularmente golpeados por la crisis y la degradación capitalista, con el argumento de que «vienen los inmigrantes y nos quitan las ayudas y el trabajo». Recoge también a un sector de hombres que culpan a las mujeres de su fracaso por no dejarse dominar y luchar por sus derechos.
Pero la fuerza de Vox no sería tal sin la complicidad del PP, que lo legitima, asume como propio gran parte de su discurso y allá donde gobierna, lleva a la práctica sus propuestas, como el «pin parental» en Murcia. El PP y Vox, al final, tienen el mismo origen y sirven a los mismos amos.
Cómo hacer frente a la ultraderecha y la derecha
PSOE-UP nos dicen que su gobierno es el gran baluarte frente a la derecha. Pero no se les derrota con discursos de «patriotismo social», sino con medidas enérgicas, con presupuesto real y con una poderosa movilización masiva y autoorganizada. En todo esto es donde se demuestra la falencia de PSOE-UP.
Este 8M salgamos a la calle para denunciar el discurso mentiroso y de odio de quienes niegan la desigualdad de género y la violencia machista, el derecho de los menores a recibir una educación en valores de igualdad y se empeñan en asociar delincuencia con inmigración. Y sigamos en ellas hasta derrotar sus planes.
Pero también para exigirle al nuevo gobierno las medidas prometidas y recursos efectivos para ponerlas en marcha. Y sigamos en ellas hasta conseguir todo aquello que necesitamos, para que la igualdad deje de ser simple literatura.
Ésta y no otra, es la única manera efectiva de combatir a la derecha y la ultraderecha.