Sin embargo, a pesar de la campaña inicial que pretendía confundir la legítima protesta popular –que se produjo contra el hambre, la crisis sanitaria y la falta de libertades democráticas mínimas– con una movida proimperialista, el gobierno cubano mostró contradicciones evidentes. Mientras un coro de defensores «de izquierda» del régimen negaba cualquier legitimidad a la protesta social, el propio presidente no lograba tapar el sol con las manos. Así, el propio Díaz-Canel debió reconocer, parcialmente al menos, que muchos de los manifestantes «son personas insatisfechas. Tienen posibilidades de mostrar sus insatisfacciones por otras vías, pero optaron por esta. Legítimo también porque tienen aspiraciones e insatisfacciones, no siempre han recibido la atención adecuada«.
Nos preguntamos: ¿acaso no se trataban únicamente de mercenarios, gusanos pagados por el imperio? Hechos como este muestran que ese discurso puede servir para ser utilizado por los cómplices del régimen, pero la propia presión del pueblo en las calles lo echa por tierra y obliga a reconocer, así sea de modo limitado, la justicia de los reclamos. Desde luego que a continuación vuelven a agitar el fantasma de que todo es una confabulación imperialista. De cualquier manera, declaraciones como estas, en boca de cualquier dictador o gobierno totalitario, son impensadas sin que los hechos sean imposibles de ocultar completamente.
Por otra parte, el encarcelamiento de algunas reconocidas figuras, opositoras al gobierno y a quienes es imposible calificar de proimperialistas, como Frank García Hernández, historiador y marxista cubano; Leonardo Romero Negrín, joven socialista que estudia Física en la Universidad de La Habana; Maykel González Vivero, directora de Tremenda Nota; y Marcos Antonio Pérez Fernández, preuniversitario; Frank García Hernández, un importante académico de izquierda, provocó un fuerte llamado unitario de diversos sectores democráticos y de izquierda que terminó logrando la liberación parcial de los más reconocidos, aunque aún persiste un número de presos difícil de precisar.
Las nuevas medidas dan la razón a quienes salieron a la calle
El gobierno, que venía diciendo que todos los males eran una obra exclusiva del bloqueo y de la pandemia, negando cualquier responsabilidad suya en la aplicación de medidas de ajuste para hacer pagar la crisis al pueblo como hacen todos los gobiernos capitalistas, hizo una serie de anuncios presionado por las protestas. Algunas son mínimas concesiones, que, ante todo, no hacen más que demostrar la legitimidad de las protestas mismas.
Ante la evidente falta de medicamentos esenciales, el gobierno autorizó el ingreso sin límites de parte de los viajeros, supuestamente sin fines comerciales. Así, demuestran que, más allá del bloqueo, sí es posible el ingreso de ese tipo de productos, siempre y cuando cuente con autorización gubernamental. Medidas similares se tomarían con alimentos y productos de aseo.
Evidentemente, la putrefacta burocracia del PCC, ante el temor de que no le alcanzara con el garrote para contener las protestas, ha tenido que utilizar también la zanahoria. Si bien desde el punto de vista de las necesidades del pueblo cubano esas medidas no significan ninguna solución de fondo, son un cachetazo para todo el coro de organizaciones que negaban lo legítimo de los reclamos levantados por quienes salieron a protestar.
Sin embargo, al mismo tiempo en que el régimen anuncia estas medidas para aliviar la presión por abajo, profundiza otras destinadas a continuar favoreciendo a los empresarios privados.
Entre otros anuncios «el ministro de Economía, Alejandro Gil, ha explicado que se ha «llegado al consenso de eliminar las obligaciones de usar la escala salarial en la empresa estatal» con lo que las empresas pueden «administrar su fondo de salario»«, medida que es presentada como un incentivo para aumentos salariales, pero que abre la puerta a rebajas que no respeten ni siquiera una escala mínima.
A partir de allí avanzan, entre confusa palabrería, en la típica productividad y flexibilización laboral y salarial burguesa explicando que «No se trata de que el salario es libre, podemos ganar lo que sea, sino que hay un fondo de salario, un compromiso con el dueño y una utilidad que cumplir, por lo que se sigue el mismo principio de que se gana más mientras más riqueza se genera, mientras más eficiente se es… bajo un patrón de razonabilidad, con sentido económico y teniendo en cuenta la forma en la que opera nuestra economía«. El problema reside en un «detalle»: ¿quiénes se apropian de la riqueza producida en una economía volcada para producir ganancias? Tema olvidado por el ministro.
Entre las reformas proyectadas también se avanza en la entrega de empresas estatales y mixtas a dueños privados, tal como el ministro explica cuando declara que «Si bien la micro, pequeña y mediana empresa privada tiene un dueño que es una persona natural, en el caso de la micro, pequeña y mediana empresa estatal, el dueño es el Estado, que se hace representar a través de una persona jurídica». Entre las alternativas valoradas, dijo, «están las unidades presupuestadas, empresas u Organizaciones Superiores de Dirección Empresarial y también centros científicos y universidades que puedan actuar como socios o dueños de micro, pequeñas y medianas empresas estatales«.
Fortalecer la protesta y rodearla de solidaridad
Para el pueblo cubano ninguna solución vendrá de la mano de la burocracia gobernante que ha restaurado el capitalismo y hoy aplica los ajustes contra el pueblo en la isla, como tampoco de las ilusiones que intentan levantar los oportunistas proimperialistas.
Desde la LIT-ci creemos que la única solución definitiva vendrá de una nueva revolución socialista, que esta vez ponga el poder en manos del proletariado, combatiendo toda burocracia y ejerciendo la democracia obrera.
Sabemos que con muchos compañeros y compañeras no tenemos acuerdo total o parcial en esta salida de fondo, pero, mientras continuamos debatiendo hacemos un llamado a tod@s aquell@s que estén a favor del derecho del pueblo cubano a movilizarse por sus demandas a solidarizarse con las protestas y a reclamar la libertad de tod@s l@s detenid@s por luchar.