George Orwell, en la novela “1984”, describe cómo el poder inventa una “neolengua” para vaciar de contenido social palabras y conceptos que pudieran cuestionarlo. En el siglo XXI esta “neolengua” existe, y ha encontrado unos canales impensados, los mismos que dicen querer transformar el sistema, son los que lo han asumido como propio.
Pobreza infantil, pobreza energética, exclusión social, … A ver cuándo en el Estado Español dejamos la neolengua de “1984” y eufemismos por el estilo. Si en el Estado Español hay «pobreza infantil», no es porque los niños sea pobres, sino porque sus familias son pobres, es decir, los salarios de los que viven no llegan para sacarlos de la pobreza. Si hay «pobreza energética» es porque los salarios no llegan para pagar las facturas infladas por la especulación de la energía eléctrica.
Lo que hay en Estado Español es que la mayoría de la clase obrera, 13 millones de seres humanos, vive en la pobreza o muy cerca. De los 20 millones de asalariados / as, entre activos y parados, 13 son pobres.
Durante los años de la burbuja y la deuda privada, y desde los «malditos bastardos» de los medios, nos hicieron desaparecer de la visión a la clase obrera. Ya no éramos «obreros y obreras», eramos clase media que viviamos como los pequeños empresarios… La crisis nos bajó en los hechos de la burbuja, pero la imagen sigue siendo la misma; la inercia de las imágenes es muy fuerte, alimentada por esos «malditos bastardos», a los que ayudan los dirigentes políticos y sindicales de la mayoría de la izquierda, que se niegan a romper con la neolengua y los eufemismo.
No existe «pobreza infantil, energética» que no sea una manifestación de algo mucho más profundo: la explotación de la clase obrera, que después de años de retrocesos ha visto como sus salarios se reducían drasticamente, y sus condiciones de trabajo empeoraban manifiestamente, con el silencio de los complices de la neolengua.
Es muy dificil encontrar a esos dirigentes que hablen de que la pobreza de la clase obrera es fruto del sistema capitalista; puesto que para ellos la clase obrera es el pasado, y el sistema capitalista no existe y el socialismo como sociedad alternativa al capitalismo o bien es algo asociado al desatre del stalinismo, o al eufemismo de ese partido que se llama a si mismo Partido Socialista Obrero, y que, como dijo Javier Krahe ya en los 80, «ni socialista ni obrero es».
Mientras en el Estado Español no se recupere de las tonterías de los eufemismos en la izquierda, no seremos capaces de reconstruir un verdadero programa, que solo puede ser anticapitalista y socialista.
La pobreza es pobreza, fruto del sistema capitalista y sus gobiernos. No caben eufemismos salvo para ocultar las carencias en las propuestas que se hacen desde la izquierda, que sólo quieren tapar agujeros hablando de «pobreza energética, infantil,…», siguiendo el juego de palabras de la neolengua que los «malditos bastardos» de los medios agitan dia sí y dia también, como si viviéramos en el mejor de los mundos posibles, y que sólo necesita ciertos «ajustes».