El gobierno va a China a comprar material sanitario por 463 millones de euros; los mercados de test, mascarillas y demás están que echan humo, la ínclita presidenta de la Comunidad de Madrid (esa del gato de Shrodinger aplicado a los centros que «están abiertos y cerrados al mismo tiempo»), reconoce que es muy difícil conseguir material…
Propagandistas del capitalismo en todas sus versiones: ésta es la «mano invisible del mercado», que parece la de la muerte. Ésta es la «eficiencia» del mercado libre. Cuando llega un asunto serio, que va más alla de la rutina de la explotación/beneficios, y hay que poner la economía a salvar vidas, el mercado y sus dueños, los capitalistas, hacen mutis por el foro. Todo lo más, hacen unas donaciones, y se lavan la cara.
O sacamos conclusiones, o mal le va a ir a la sociedad, y la única conclusión es que «la economía de mercado», es decir, el capitalismo, es el mayor freno para que la sociedad disponga masivamente de recursos para enfrentar la pandemia. Por eso tienen que recurrir a medidas represivas, que esas sí, aparecen rápidamente y sin necesidad de ir a los mercados. Los gobiernos tienen la potestad de sacar a las fuerzas represivas a la calle, pero no la de poner todo los recursos al servicio de población.
Marx dijo en una ocasión que cuando las fuerzas productivas entran en conflicto con las relaciones sociales de producción, se “abre la era de la revolución”. Esta pandemia está demostrando que una sociedad que tiene los recursos técnicos suficientes para enfrentarla sin que se produzcan demasiados muertos, son las relaciones sociales de producción, es decir, el mercado, quién lo impide.
¿Por qué hay que perder ni un minuto negociando con las empresas chinas, alemanas o de donde sean un precio por el material? Empresas que esperarán al mejor postor, que subirán los precios si tienen carácter monopolistas o que especularán con ese material en el mercado negro, para obtener un mayor beneficio. Porque son empresas, no servicios públicos.
Las vidas de los seres humanos, de las sanitarias y los sanitarios, de la población trabajadora que está dejándose la piel para que la sociedad no se hunda, no merecen que los gobiernos pierdan ni un día en la negociación con empresas privadas para que éstas engrosen sus beneficios.
De la misma manera que han confinado a la población, que incauten todos los medios privados necesarios para acabar YA con la pandemia. Confinar a la población y tenerla esperando 10 o 15 días por una negociación con la empresa privada es un insulto a esa población.