La moción de censura contra Rajoy ha triunfado. PP y Cs fueron derrotados por la suma de los votos del PSOE, Unidos Podemos, PNV, ERC, PDECat y Bildu. Rajoy ha caído y Sánchez es ya el nuevo presidente.
El PP, el partido de la derecha neofranquista, hundido en la corrupción, responsable desde 2011 de gobiernos que han atacado salvajemente las libertades y los derechos económicos y sociales de la clase trabajadora, ha recibido un batacazo colosal. De paso, Cs, que aspira a sustituirlo como el gran partido de la derecha española y compite con él para ver quién es más reaccionario, ha quedado zarandeado.
Corriente Roja, que hemos combatido con todas nuestras fuerzas a Rajoy y sus gobiernos, nos alegramos profundamente de su caída. Al mismo tiempo, queremos alertar contra las falsas ilusiones. Porque la alegría de ver caer a Rajoy no debe ocultar la amarga verdad de que Sánchez no es un cambio, sino un recambio
La Unión Europea muestra su confianza en Sánchez
El presidente de la Comisión Europa, Juncker, ha tardado minutos en dar la enhorabuena a Sánchez. En su carta, le felicita por su «compromiso de no modificar el presupuesto” del PP y le manifiesta su “plena confianza”. No en vano, Sánchez se ha comprometido a formar «un gobierno europeísta, garante de la estabilidad presupuestaria y económica, cumplidor de sus deberes europeos«. Son palabras que hemos escuchado a menudo en boca de Rajoy.
La presidencia de Sánchez también ha sido bien recibida por la Bolsa y los mercados financieros. Rosell, el presidente de la gran patronal, ha destacado que Sánchez mantiene relaciones con las empresas del Ibex35, con muchas de las cuales ha establecido contactos regulares en los últimos meses.
El programa de Sánchez
No hay que llamarse a engaño: Sánchez no va a modificar la sustancia de la política económica de Rajoy, dictada por la UE y los empresarios del Ibex 35. No va a derogar la reforma de las pensiones que el PSOE aprobó y está en la base del deterioro del sistema. No va a derogar la reforma laboral del PSOE y sólo está dispuesto a suavizar la del PP, siempre «de acuerdo con la patronal». Tampoco va a impedir la continuidad de los desahucios (60.000 el año pasado) porque no va plantar cara a los bancos y «fondos buitre»
El gobierno Sánchez aprobará algunas medidas menores para rebañar votos en las próximas elecciones, pero incluso eso va a depender de las presiones de la UE y los grandes empresarios. Se va a escudar en los límites que le imponen los Presupuestos y los compromisos europeos y en la aritmética parlamentaria.
Respecto a Cataluña, va a seguir negando el derecho a decidir y reivindicando el 155 si la unidad forzada es desafiada. Pero si -como todo indica- ERC, PDECat y, con su estilo, Torra/Puigdemont, renuncian al ejercicio del derecho a la autodeterminación y se olvidan de referéndums y de la república catalana, Sánchez va a «dialogar con el Govern» y a favorecer la «distensión». Por eso ha hablado de estudiar las 46 peticiones que presentó Puigdemont y de revisar alguna de las leyes sociales catalanas suspendidas por el Tribunal Constitucional a instancias de Rajoy. Según vayan las cosas, la propia situación de los presos políticos catalanes podría ser modificada.
La euforia de Podemos
Resulta difícil compartir la euforia de los diputados y diputadas de Podemos celebrando más que el propio PSOE la llegada de Sánchez a la presidencia. Iglesias le ha propuesto un gobierno de coalición y le ha ofrecido los votos de Podemos como base de apoyo parlamentaria de su Gobierno. Incluso se ha olvidado que hace sólo 15 meses Sánchez quería formar gobierno con Cs y que hasta ayer ha sido la muleta de Rajoy con el 155, y le ha llegado a pedir que se convierta en una «referencia mundial de los progresistas».
Quedan muy lejos los tiempos en que Podemos combatía contra el bipartidismo PP-PSOE y cuestionaba el régimen del 78 y su constitución. Hoy, en los tiempos de Galapagar, la estrategia es la alianza con el PSOE y la «mejora» de la Constitución del 78, que ahora reivindican. Por eso, los diputados y diputadas de Podemos, que gritaban entusiasmados «Sí se puede», han comenzado asumiendo los presupuestos «antisociales» del PP.
Gobierne quien gobierne, los derechos se defienden. No se pueden aceptar treguas ni rebajas en las reivindicaciones, sino elevar la lucha a un nivel superior
El gobierno Sánchez es un gobierno de recambio cuyo objetivo principal es salvaguardar el régimen en graves apuros. Sánchez habla de diálogo y de atender las «urgencias sociales». Pero no viene a resolver el problema de las pensiones, los interinos, los inmigrantes, los parados, la vivienda, el empleo basura o los salarios miserables. No viene a asegurar el derecho a decidir de los catalanes. Viene a garantizar a la UE, a las empresas del Ibex 35 y al rey que la crisis se sujeta.
No tenemos motivos para aceptar una tregua en la lucha y rebajas en nuestras justas demandas. No está justificada ninguna renuncia en espera de promesas que no llegarán. Es, por el contrario, momento de redoblar la lucha. Es el caso de los pensionistas y de los interinos: necesitamos que se atiendan las reivindicaciones y lo queremos ahora.
Hay propuestas encima de la mesa de la Coordinadora Estatal de Pensionistas para organizar una Marcha a Madrid para exigir el blindaje de las pensiones con cargo a los Presupuestos, una pensión mínima de 1.084€ y el rechazo a los Pactos de Toledo. Esta lucha permite unificar a toda la clase obrera. Una victoria sería un enorme triunfo de todos que abriría, además, un boquete para otras reivindicaciones clave como la derogación de las reformas laborales. Es también la hora de apretar para la derogación completa de la Ley Mordaza, la LOMCE, el artículo del Código Penal referido al delito de terrorismo o la liberación de los presos catalanes.
No se puede aceptar el argumento, como ya ocurrió en otras ocasiones, de que hay que frenar la lucha y reducir las exigencias para no «perjudicar al gobierno progresista» y no «hacerle el juego al PP y Cs». Esta es la orientación de CCOO, UGT o de Podemos. Pero no hay que permitir que la lucha sea esterilizada e instrumentalizada. Si el gobierno Sánchez es tan progresista, ¿no es ahora el momento de apretar?
Con sus reglas de juego no hay salida para la clase trabajadora y los pueblos
Las políticas para frenar y rebajar la movilización tienen todas ellas un mismo objetivo: convertirla en instrumento al servicio de las próximas campañas electorales. Iglesias acabó su discurso dirigiéndose a Sánchez con estas palabras: «Ganemos juntos las próximas elecciones generales».
Pero lo que no nos dicen es que con una constitución monárquica imposible de reformar en un sentido progresista, con sus tribunales y sus cuerpos policiales, con las actuales leyes electorales, no hay posibilidad de que ningún resultado electoral pueda significar un cambio real para el pueblo trabajador.
Las únicas elecciones que lo permitirían son unas elecciones a Cortes Constituyentes: donde la constitución monárquica deje de regir y el pueblo tenga potestad para cambiar de raíz las reglas de juego. Unas elecciones con leyes electorales democráticas, donde el voto de cada persona valga lo mismo, haya acceso real a los medios de comunicación, los/as diputado/as ganen igual que un trabajador/a cualificado/a y sean en todo momento revocables por sus electores. Unas Cortes Constituyentes que depuren los aparatos del Estado y respeten el derecho de las nacionalidades a decidir su vinculación con el resto del estado. Que no teman cuestionar el dominio de los grandes empresarios del Ibex y el sometimiento a la UE.
Para Corriente Roja es una batalla de fondo por una salida obrera y democrática. Una batalla para levantar una Unión Libre de Repúblicas y un Gobierno de los Trabajadores apoyado en comités populares. Una batalla para dejar de pagar la deuda pública a los banqueros, nacionalizar los bancos y las empresas estratégicas, por el control obrero de la economía y la reforma agraria. Una batalla por los Estados Unidos Socialistas de Europa. Una estrategia, en suma, por una revolución socialista.
Pero si hay algo claro, es que no hay salida si no la construimos la clase trabajadora y la juventud desde la calle, con la lucha y con nuestra organización independiente.
2 de junio de 2018