El KKE se abstuvo ante el referéndum convocado por el primer-ministro griego sobre el acuerdo con la troika. Llamó a los trabajadores a votar NO al acuerdo y NO a Syriza. En la práctica es una posición que solo favorece a la campaña del SI. ¿Cómo ha evolucionado programática y socialmente el comunismo griego?

El KKE (Partido Comunista de Grecia) es el partido en actividad más antiguo de Grecia. Fundado en 1918, ha participado activamente en los principales acontecimientos del siglo XX en el país. En las elecciones de enero obtuvo un 5,47% de los votos y 15 escaños, lo que le convirtió en la 5ª fuerza política griega, detrás de Syriza, Nueva Democracia, Amanecer Dorado y To Potami.

El KKE aparece como un adversario frontal de Syriza y del nuevo gobierno Tsipras. Lleva largo tiempo enfrentado a Syriza y a sus componentes. De hecho, la corriente mayoritaria de Syriza es Synaspismós, de la que es miembro Tsipras (que encabeza el sector más reformista).  Synaspismós es un partido que surgió en 1991 de la unión de dos rupturas del KKE, una primera de carácter “eurocomunista” de los años 70, y otra fruto de una expulsión masiva posterior a la desintegración de la URSS y del PCUS. El actual KKE refleja el sector más rígido y sectario del estalinismo griego. A pesar de esto, sigue manteniendo aún una influencia importante en el movimiento sindical y estudiantil (de los 45 miembros de la junta directiva del sindicato GSEE, 10 pertenecen al KKE y en las últimas elecciones al sindicato estudiantil obtuvieron el 18.5% de los votos).

Un sectarismo extremo hacia los trabajadores

En una reciente entrevista, Elisseos Vagenas, miembro del Comité Central del KKE, decía: “Syriza es el nuevo polo de la socialdemocracia en Grecia y se interesa en gestionar el poder burgués con un rostro de izquierda.” Y añadía: “El KKE evalúa que el gobierno Syriza-Anel seguirá el mismo camino de retrocesos y compromisos con el gran capital, los monopolios, la UE y la OTAN, con todas las implicaciones negativas para nuestro pueblo y país.”

Sin embargo, el problema no es que el KKE tenga este análisis de Syriza y del nuevo gobierno Syriza-Anel sino que detrás de esta retórica radical se esconde un sectarismo enfermizo que reedita la política stalinista del “Tercer Período”: no sólo no hay lugar para ninguna unidad de acción con Syriza sino que este partido vendría a ser el enemigo principal. Pero una cosa es pensar que Syriza es la fuerza llamada a sustituir políticamente al PASOK (que es lo que en verdad busca la dirección de Tsipras) y otra bien distinta negar, como hace el KKE, que la victoria de Syriza haya sido, con todas las contradicciones que se quiera, la victoria del pueblo griego, que utilizó el voto a Syriza como instrumento para echar a los partidos de la troika y repudiar el saqueo y la sumisión de Grecia. Para el KKE la victoria de Syriza no es más que una consecuencia de la confusión política y de la falta de conciencia de clase, una culpa que la clase trabajadora deberá cargar sobre sus espaldas por no haberles votado a ellos. El KKE nunca se equivoca; tiene el monopolio de la verdad.

Como Syriza está en el gobierno, el KKE se negó a sumarse a las masivas movilizaciones espontáneas contra el chantaje de la troika. Incluso llamó expresamente a no sumarse a las acciones internacionales de solidaridad con el pueblo griego. Cuando hubo las movilizaciones de los indignados griegos en el 2011 y amplios sectores de las clases medias arruinadas y de la juventud ocuparon las plazas del país, el KKE, que no las controlaba, afirmó que estaban animadas por las clases dirigentes griegas para evitar la radicalización del movimiento.

El KKE no dialoga con la clase trabajadora y la juventud a partir de las medidas y las acciones concretas del gobierno Tsipras. No parte de la conciencia actual de los trabajadores y se niega a acompañarlos en su movilización para exigir a Tsipras que cumpla sus promesas «irrenunciables», que está traicionando en aras de no romper con la troika y la Unión Europea.  El KKE se contenta con denunciar a Syriza como reformista y acusarle de ser la nueva cara del poder burgués en el país. Esta actitud sectaria y autoproclamatoria hacia las capas más explotadas de la población que en su mayoría votaron Syriza, favorece en realidad a Tsipras y fomenta una división sectaria en lugar de hacer avanzar la conciencia de las masas trabajadoras y hacer posible la construcción de una dirección alternativa a la de Tsipras, una dirección que esté dispuesta a romper con el Euro y la UE y abrir la vía a  medidas que quiebren el dominio de la oligarquía financiera y la sumisión nacional de Grecia.

¿La ruptura con el euro es algo irrelevante?

En relación al tema central de la permanencia o no de Grecia en la zona euro, el KKE tiene una posición ambigua, pues defiende que este asunto no tiene relevancia porque lo importante es «romper con el capitalismo». Pero la ruptura con el capitalismo es algo concreto y la realidad es que no ya las medidas de fondo, como la nacionalización de la banca y de los sectores económicos estratégicos, sino las más elementales, como las que el nuevo gobierno aprobó tras ganar las elecciones, no pueden ser satisfechas sin suspender el pago de la deuda y, en consecuencia, romper con el Euro. El KKE, sin embargo, prefiere agitar consignas muy propagandísticas y distantes de la realidad.

Por otro lado, en consonancia con su trayectoria stalinista, su socialismo para Grecia es una versión griega del viejo «socialismo en un solo país» stalinista. Pero si la historia demostró que esto ya era un absurdo en un país como Rusia, lo es muchísimo más en un pequeño país como Grecia, con una economía débil, dependiente y atrasada. El socialismo debe llegar a Grecia, pero solo de la mano de la solidaridad y la unión con la clase trabajadora y los pueblos europeos, en la lucha por una Europa socialista.

El KKE es uno de los escasos partidos estalinistas europeos que, a pesar de su decadencia y crisis, mantiene todavía un peso político-social significativo. Su balance histórico (ver el artículo sobre la Grecia moderna) está marcado por el sometimiento a las voluntad de Stalin, que al final de la II Guerra Mundial acordó dejar a Churchill las manos libres en Grecia. Este sometimiento le llevó a traicionar la heroica lucha del pueblo griego, cuya columna vertebral eran sus propios militantes. Unos militantes que jugaron igualmente un papel central en la resistencia a la dictaduras de los coroneles, que obligó a muchos de ellos  a refugiarse en el extranjero. Hoy difunde un discurso sectario y nacionalista y su gran preocupación es mantener sus feudos electorales y sindicales.

ANTARSYA

Antarsya significa “rebelión” en griego y es la organización que se ubica a la izquierda de Syriza. Es un frente político que se formó en 2009 a partir de la integración de organizaciones que venían de rupturas con el KKE y otras de origen maoísta, trotskista y ecologista. Obtuvo en las últimas elecciones menos de 1% de los votos, no superando la barrera de los 3% necesarios para entrar en el parlamento. Tiene alguna presencia en los ayuntamientos de la zona de Atenas; forma parte de los movimientos sindical y estudiantil y su militancia se ha implicado activamente en las huelgas y luchas contra la austeridad. La hegemonía dentro de Antarsya es de los grupos maoístas.

Se ha posicionado de forma categórica en contra de la extensión del Memorándum anunciada por el gobierno Tsipras y llama a proseguir las movilizaciones contra el chantaje de la UE. Denuncia, además, que no son posibles acuerdos dentro de la UE y que la alternativa es la ruptura con ella. Hay un importante debate interno sobre el apoyo o no al gobierno Syriza/Anel. Actualmente mantienen una posición de independencia en relación a Tsipras.