En el anterior Página Roja explicamos la quiebra de la estrategia de Syriza, que quiere mantenerse a todo costa en el euro y, a la vez, renegociar la deuda. Los imperialismos europeos, dirigidos por Alemania, exigen a Tsipras que aplique de forma completa los planes de la troika: más IVA; privatizaciones; más recortes a las pensiones, contrarreforma laboral y pago incondicional de la deuda. El gobierno griego tiene que elegir entre su compromiso de romper con el Memorándum o seguir pagando la deuda.
Al elegir la segunda opción las “medidas de emergencia” que anunció al ganar las elecciones quedan diezmadas (los mil millones prometidos han mermado a 200…). Mientras tanto, la burguesía griega saca sus euros del país (la fuga de capitales llega al 15% del PIB, 27 mil millones de euros) y el BCE aprieta la tuerca dejando al gobierno sin euros para pagar las pensiones y sueldos.
El pueblo griego nunca vio el dinero de los préstamos que ahora se le exigen, porque fueron a parar a los bancos. Son los bancos que nos deben el dinero, no Grecia, cuya deuda debe ser cancelada. El pueblo griego necesita la solidaridad de la clase trabajadora y los pueblos europeos.
Al escribir estas líneas empezaba el juicio a la banda fascista/criminal Amanecer Dorado. En su apertura se han organizado manifestaciones y protestas: el sindicato de funcionarios convocó una huelga de tres horas y los profesores, marineros y metal realizaron paros. Las comunidades de inmigrantes y los estudiantes se concentraron ante los juzgados.
Estas protestas son un paso importante para lograr la unidad de los trabajadores griegos contra la amenaza fascista. Una unidad que debe seguir para luchar por la inmediata suspensión del pago de la deuda y la ruptura con el Memorándum.