El pasado 15 de octubre daba comienzo el juicio contra los presuntos asesinos de Samuel Luiz, asesinado tras una brutal paliza en A Coruña bajo el grito homófobo de “maricón de mierda”. Las penas que se piden son importantes, puesto que van de los 22 a los 27 años de cárcel para los acusados de un violento y durísimo crimen.
Por: Corrente Vermella
Parece que la sociedad está descubriendo la violencia en los centros de ocio de las ciudades, pero esto no es así. En Galiza son históricas, en el siglo XIX y comienzos del XX, las peleas entre grupos de jóvenes de diferentes aldeas, que obligaban a intervenir a la Guardia Civil; en los años 60/70 la ciudad estaba llena de bandas de los barrios que llegaban a peleas multitudinarias y más recientemente, tras la descomposición del franquismo, a comienzos de los 80, las peleas en las zonas de ocio eran más que habituales. Y esto que sucedía en A Coruña, era y es extensible a todas las grandes ciudades del Estado.
¿Cuál es el elemento diferenciador de este caso y los del pasado, que hace que unas sentencias, por duras que sean, no serán ni un parche al problema? Su carácter profundamente político, el grito de “maricón de mierda” es el que asume todo un sector de la sociedad, especial y sorprendentemente, el más joven “macho”, que se ven avalados por el griterio organizado por la extrema derecha trumpista a la española, VOX y con la boca pequeña, el PP. El abogado de una de las acusadas es hermano de una de las principales dirigentes del PP de Galiza.
El caso del asesinato de Samuel Luiz se inserta en esta contradicción; amplios sectores de la sociedad y, en concreto, de la juventud, asumen como natural y normal las conquistas del movimiento LGTBI, que nos señalan el camino de la liberación del ser humano de sus ataduras a la ideología burguesa, patriarcal. Sin embargo, esta misma crisis de los “valores” burgueses fruto de la decrepitud del capitalismo, hace que todo un sector social, incluida parte de la juventud, vea que peligran sus privilegios y reaccionen con gran virulencia.
La expresión política de esta virulencia es el pastizal en el que se mueven los partidos que abanderan el salto atrás en la sociedad. Toda la política que desde la coalición PP-VOX llevaron contra la violencia homófoba y machista, negada todos los días por Vox, al que el PP le dió, hasta hace poco, altavoces en gobiernos autonómicos, anima a estos “jóvenes machos” a sacar a relucir toda la violencia que llevan dentro.
Por todo ello, por muy duras que sean las condenas, por muchas leyes que se hagan contra los “delitos de odio” que solo sirven para que la policía y los neonazis lo usen para denunciar a activistas sociales, el problema no se resolverá.
Las sentencias y las leyes son aprobadas por organismos tan burgueses como la ideología que mueve a las “manadas” individualizando el problema, sin entrar en que no son otra cosa que grupos de personas con ideología ultrareaccionaria que hoy atacan a miembros del colectivo LGTBI, y mañana serán utilizados contra la clase obrera; como las SA nazis comenzaron atacando a la población judía, bajo cuyo manto ocultaban las razzias en los barrios obreros de Alemania.
En Coruña ya se conoce cómo las gastan. En noviembre de 2014 un hincha de los Riazor Blues, Jimmy fue asesinado en Madrid por miembros del Frente Atlético, compuesto por ex militares polacos, ex guardias reales, etc.; a día de hoy no hay ningún encausado. El FA se estaba entrenando para acciones de más envergadura, por si el capital los necesita.
Las “manadas” como esta son gérmenes de esas bandas fascistas que, si el capital lo ve necesario, las utilizará para defender la propiedad privada y el propio sistema. Hoy podrá caerles penas importantes de cárcel, pero al no ir a la raíz del problema, la crisis y decrepitud del sistema capitalista, sus valores y la polarización social que genera, no resolverá nada.
Solo la lucha y la organización de los sectores oprimidos de la sociedad, de la clase obrera, de los movimientos sociales como el LGTBI, sin ninguna confianza en las instituciones del régimen burgués, podrá sentar las bases para acabar con crímenes tan brutales como este.