Protestas ganan las calles de la Palestina ocupada y de capitales de los países vecinos, como Amman (Jordania) y Beirut (Líbano). El detonador fue la declaración de Donald Trump, el 6 de diciembre, de “reconocimiento” de Jerusalén como capital del Estado racista de Israel y su decisión de cambiar la embajada de los Estados Unidos para allá.
Por: Soraya Misleh
Así como en Jerusalén, en la Franja de Gaza centenas participan de la convocatoria de “Días de Furia”. Grupos de resistencia llegaron a exigir que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) revea su reconocimiento al Estado de Israel –lo que significaría volver atrás en su rendición y abandono de la única solución justa: un Estado palestino único, laico, libre y democrático en todo el territorio histórico usurpado por el sionismo–, o sea, el fin del Estado de Israel.
Blanco de denuncias y posibilidad de impeachment, es probable que Trump quiera no solo cumplir su promesa de campaña hecha a su socio, el primer ministro Benjamin Netanyahu, sino desviar la atención de los problemas con la política interna de los Estados Unidos. Todavía, el precio puede ser elevado para el imperialismo y la ya desgastada imagen de Israel, lo que repercute en divisiones internas dentro del propio gobierno de Netanyahu. Preocupados con la estabilidad en la región, dirigentes árabes y de todo el mundo condenan la medida.
El día 5/12, Trump intentó preparar el terreno junto a la colaboracionista Autoridad Palestina (AP). Se reunió con su presidente, Mahmoud Abbas, para anunciar la decisión. Abbas afirmó que será el fin del “proceso de paz” y pidió a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para intervenir contra la decisión. Los dirigentes tradicionales palestinos ven la medida como perjudicial para la tristemente célebre propuesta de los dos Estados, pero el representante de la AP declaró que “hará de todo para contener una posible Intifada (levante popular)”.
Capital histórica de Palestina, Jerusalén ha sido punto neurálgico para la pacificación de la resistencia y Abbas sabe eso. La ciudad ha sido foco de muchas protestas en los últimos tiempos, frente a la agresiva expansión colonial y la judeización por parte de Israel. El aval explícito del imperialismo puede ser la gota de agua para una Intifada que viene fermentándose en la Palestina ocupada desde 2011, en medio de un proceso revolucionario en el mundo árabe.
Acompañando el llamado hecho por los Días de Furia, el mundo también se levanta. En San Pablo, está llamado un acto para el próximo domingo, día 10/12, a partir de las 11 horas, en la Plaza Oswaldo Cruz, cerca del metro Paraíso.
¡Apoyo incondicional a la resistencia palestina! Trump e Israel saquen sus manos de Jerusalén!
Traducción: Natalia Estrada