Han pasado 5 meses desde que inició el levantamiento del pueblo nicaragüense contra el régimen de Ortega y Murillo. La cifra de muertos asciende a 448 personas, sin tomar en cuenta la gran cantidad de presos y refugiados políticos que son perseguidos por la dictadura. Esta es una de las razones por las cuales la lucha podría encontrarse en un momento de relativa tranquilidad.
A lo largo de este tiempo, diversos sectores han tratado de darle respuesta al conflicto, pero lo cierto es que las salidas que sugieren se oponen a los intereses del pueblo y más bien buscan desviar su descontento lejos de las calles. Por eso, dentro de este análisis queremos debatir por qué estas propuestas son insuficientes y explicar el por qué es necesaria la construcción de un partido revolucionario y verdaderamente socialista en Nicaragua. Es fundamental que a partir de este debate la vanguardia analice cuál es la mejor forma para alcanzar el triunfo.
¿Quiénes son y qué proponen?
En un primer lugar, tenemos al FSLN que representa el partido de la dictadura. A pesar de que en su discurso se sigan reivindicando como una organización de izquierda, lo cierto es que su objetivo es garantizar las ganancias y los medios de producción en manos de la burguesía sandinista. Para lograr mantener a Ortega en el poder, el FSLN hace uso de la represión y la persecución política a los luchadores a través de los grupos paramilitares, la policía y el ejército.
Por otro lado, tenemos a los partidos de derecha que, aliados con la COCEP y la Iglesia, proponen el diálogo como principal método para acabar con la insurrección. Para nosotros, esta es solo una forma de hacer retroceder la lucha porque en lo concreto este bloque es un aliado más del régimen orteguista. Con el fin de garantizar sus ganancias a costa de la clase trabajadora, prefieren que Ortega se quede en el poder y que el país no se desestabilice.
Finalmente, el Movimiento Renovador Sandinista es una ruptura del FSLN que se da en el marco de una disputa por obtener más cuotas de poder dentro del partido. A pesar de su separación, este grupo no es más que la continuidad del FSLN porque pretenden que la izquierda siga manteniendo una alianza con la burguesía. Su método es seguir la traición que hizo el FSLN en 1979 después de la revolución, cuando decidió convertirse en el gobierno de reconstrucción nacional, teniendo como principal aliado al sector democrático de la burguesía.
Nuestra propuesta: un partido revolucionario y socialista
Contrario a lo que proponen esos grupos, nosotros creemos que la única salida del pueblo trabajador debe ser la construcción de un partido político que esté dispuesto a profundizar la lucha por la caída de Ortega y que esté por la instauración de un gobierno de los trabajadores.
Este partido debe ser disciplinado, es decir, que esté listo para el combate, pero a su vez debe funcionar con la más amplia democracia interna, para que sean las bases las que tomen las decisiones y la dirección se encargue de ejecutarlas. Es importante que este nuevo partido no funcione alrededor de caudillos o líderes auto impuestos, sino más bien con una dirección que haya sido electa democráticamente y que pueda ser removida por la propia base de la organización.
Desde hace décadas, el sistema capitalista está en decadencia. Las grandes crisis económicas, migratorias y ambientales han dejado en claro que es un sistema obsoleto y que no tiene nada que ofrecer a la humanidad. Por si fuera poco, los ataques al pueblo trabajador y la brutal explotación de la clase trabajadora mundial se profundizan. En ese marco, este nuevo partido revolucionario debe romper con el imperialismo y la burguesía, y más bien ponerse al servicio de construir una organización revolucionaria internacional.
La construcción de este partido solo será posible si un grupo decidido de hombres y mujeres que hayan estado al frente de la lucha en las universidades y los barrios se ponen al frente de esta tarea y toman como norte el programa socialista. Creemos que hay una oportunidad valiosa para construirlo, principalmente entre los refugiados que se encuentran hoy en nuestro país.
Confiamos plenamente en que pronto el pueblo nicaragüense se levantará con fuerza, y por ello reiteramos nuestro llamado a todos los luchadores a construir el partido revolucionario en Nicaragua. Para ello, la Liga Internacional de los Trabajadores se pone al servicio de esta gran tarea.