Hoy en día la violencia machista y la LGTBIfobia en los centros de estudio son una realidad. Las denuncias de casos de agresiones machistas y homofóbicas han crecido y esto no está exento en los centros educativos. Un 45% de las estudiantes trans abandonan la educación obligatoria y solo un 15% de los institutos donde el agredido había revelado los abusos lo notificaron a las autoridades. También, comentarios como «maricón» utilizados a modo de insulto por parte de alumnos, o la gran discriminación de las profesoras en el ámbito educativo, donde son un 96,7% en educación infantil, un 81,4% en educación primaria y un 71,6% en la enseñanza no universitaria. Estos son ejemplos de la gravedad de este asunto y no podemos hacer oídos sordos.
La creación de la nueva ley educativa por parte del gobierno de PSOE-UP, una ley que recupera el texto aprobado por el gobierno socialista de 2006, no ha servido para revertir el carácter machista y LGTBIfóbico de la enseñanza. Aún nos encontramos denuncias de agresiones machistas como las del INS Castellar de Catalunya, donde un profesor abusaba sexualmente de las alumnas del centro y ellas, a partir de organizarse, consiguieron apartarlo de la docencia. Y este es un caso que tuvo cierto renombre público, pero la mayoría se encuentran silenciados por el miedo a denunciar de las estudiantes y las pocas facilidades que se dan desde las instituciones.
Además, no puede ser que hoy en día nuestra única herramienta para saber todo lo que tiene que ver con relaciones sexuales venga de una pornografía claramente machista y donde la mujer es tratada como un objeto. Por esto necesitamos que se imparta una asignatura de educación sexual, que la transmitapersonal cualificado y que responda a todas las dudas de las estudiantes. Tampoco podemos obviar que una parte del alumnado pertenece al colectivo LGTBIQ+. Por lo tanto necesitamos una educación sexual que eduque en materia LGTBIQ+ y permita que aquellos/as alumnos/as que formen parte del colectivo puedan aprender adecuadamente todo lo que tenga que ver con relaciones sexo-afectivas y placer sexual individual. También es imprescindible garantizar protocolos y profesionales capacitados para responder ante las situaciones de machismo o LGBTIfobia que suframos dentro o fuera del ámbito educativo.
Hoy en día, pues, es aún más urgente pedir:
¡Más recursos para la educación pública! ¡Educación sexual YA!
¡Más profesionales formados en educación sexual y en acompañamiento a las víctimas de abusos sexuales y LGTBIfobia!
¡Más protocolos en casos de agresiones machistas y LGTBIfóbicas!
Por esto, sin una lucha desde cada clase e instituto, y con asambleas en ellas, no podremos acabar con la opresión que sufre el colectivo LGTBIQ+ y la mujer. Soló con toda la clase trabajadora organizada podremos derrocar el sistema capitalista y así construir una salida obrera y socialista que acabe con la opresión y la explotación.