Cuando el gobierno del PP en la era Aznar privatizó ENDESA dijo que la competencia era buena, pues bajarían los precios. Está claro que mintió. Hoy el precio de la electricidad está desbocado, con subidas que van a crear un proceso inflacionista en todos los productos y mercancías, suponiendo un verdadero saqueo a las nóminas del pueblo trabajador, pensionistas y personas desempleadas.
La subida del precio de la electricidad viene dada por la estructura del mercado en manos de cinco multinacionales: Enel/Endesa, Iberdrola, Naturgy (de la gallega Fenosa, absorbida por ésta, no queda ni el recuerdo), Viesgo y Hidrocantábrico. Ellas controlan todo el proceso en la generación/producción con los eólicos, embalses, que vacían cuando les peta, centrales térmicas o nucleares, y lo fundamental de la distribución.
Los precios se determinan a través de un mecanismo absolutamente especulativo en los llamados «mercados de futuros», según lo cual lo que va a costar viene dado por el precio más alto entre los diferentes sistemas de producción (eólico, nuclear, térmica, gas, etc.). Establecen una competencia entre las diferentes formas de generación, que les permite justificar los altos precios.
Las mentiras de la extrema derecha (PP-CS-VOX) sobre las nefastas consecuencias de la liberalización y privatización absoluta que estamos viviendo, no exime al gobierno de su cuota de responsabilidad, su negativa rotunda a tocar los beneficios empresariales y la propiedad privada de los grandes emporios, adoptando sólo medidas fiscales (rebaja del IVA, suspensión de impuestos, etc.) que al final vienen a socializar los costes sin resolver el problema de fondo.
La solución: en las manos del gobierno
Este gobierno es responsable de no adoptar la única medida que puede frenar la escalada en los precios, la nacionalización de las empresas eléctricas y la imposición de un control sobre los precios de todas las mercancías que van a ser afectados por la subida de la electricidad, que rompa con la política especulativa de los mercados.
Mientras el precio de la energía, como cualquiera otra mercancía, esté en las manos de los mercaderes que son los propietarios de las empresas, estará sujeto a presiones especulativas, pues cómo dice la máxima, «lo privado es beneficio, lo público servicio». A esos mercaderes no les interesan para nada las necesidades sociales. Sólo sus cuentas de resultados y el reparto de beneficios entre los accionistas.
Por eso no caben soluciones que no vayan a la raíz del problema, como pueden ser la creación de empresas públicas comercializadoras que tienen que ir los productores de la energía a comprarla, como sucede en Cádiz con la empresa municipal, que anuncia que va a subir el precio, porque sube en la producción. Una empresa pública en el mercado no es otra cosa que un competidor más a presionar sobre los precios que no resuelve el problema de la especulación.
Tampoco es solución la «tarifa eléctrica gallega» como propone el BNG, salvo que vaya acompañada de la nacionalización de las empresas y la conquista de la soberanía nacional, pues los mecanismos que regulan el mercado vienen de la Unión Europea y su liberalización en todo su territorio. Sin romper con la UE y la adopción de esas medidas de expropiación y soberanía, las presiones especulativas de los mercados europeos e internacionales se mantendrían, y Galicia, por muy excedentaria de producción energética que sea, no escaparía de las subidas de los precios.
Para Corriente Roja un bien esencial como la electricidad tiene que ser 100% público, pero no una pseudo nacionalización el estilo francés, donde el 83% del capital de Électricité de France (EDF) es del estado. En realidad, es una empresa con capital del estado que actúa en el mercado mundial como cualquier otra multinacional; de hecho es la tercera empresa de energía a nivel mundial tras la china Corporación Estatal de la Red Eléctrica de China y la italiana ENEL, propietaria de ENDESA, una de los componentes del oligopolio español.
La nacionalización parte de un plan industrial sostenible
Desde comienzos del siglo XX la electricidad es un bien de primera necesidad, es más, es el bien de primera necesidad por excelencia, pues sin él el sistema deja de funcionar, de tal manera que cualquier «renovación» de la estructura económica de la sociedad pasa por su control. O bien está en manos de una minoría oligopólica o bajo control social que determine su uso en función de un plan industrial democráticamente decidido, al servicio de las necesidades sociales que incluye por definición el respeto a la naturaleza.
La nacionalización de la industria eléctrica bajo control obrero y social supone enfrentar de una manera directa uno de los pilares económicos del régimen del 78: el oligopolio eléctrico (Endesa, Naturgy -antes Gas Natural Fenosa-, Hidrocantábrico, Iberdrola y Viesgo), y hace parte de una lucha más amplia que alcanza el conjunto de la población trabajadora del Estado español, pues supone el desmontaje de este régimen centralista.
Son capitales de todo el territorio español los que saquean a toda la población trabajadora, y Galicia cumple el papel que siempre cumplió, de exportador de materias primas, y como tal sufre un doble saqueo: el de los precios y como se vio con el vaciado de los embalses, de la riqueza natural, y sólo se puede evitar con la lucha por la soberanía política para decidir sobre ella.
La solución es política, no económica ni fiscal; frente un gobierno de «coalición» que ha demostrado que no va a tocar la propiedad privada de este bien necesario y la Xunta del PP, que es el departamento comercial de Iberdrola y las eléctricas, se hace imprescindible que las organizaciones sindicales, vecinales y sociales levanten una potente movilización social UNITARIA para enfrentar el saqueo de las nóminas y pensiones y frenar el robo que esto significa.
De momento, ¡acude a las convocatorias!
Fronte a suba da electricidade, a solución: NACIONALIZACIÓN!
Cando o goberno do PP na era Aznar privatizou ENDESA dixo que a competencia era boa, pois baixarían os prezos. Esta claro que mentiu. Hoxe o prezo da electricidade está desbocado, con subas que van crear un proceso inflacionista en todos os produtos e mercadorías, supoñendo un verdadeiro saqueo ás nóminas de do pobo traballador, pensionistas e persoas desempregadas.
A suba do prezo de electricidade ven dado pola estrutura do mercado en mans de cinco multinacionais: Enel/Endesa, Iberdrola, Naturgy (da galega Fenosa, absorbida por esta, non queda nin o recordo), Viesgo e Hidrocantabrico. Elas controlan todo o proceso na xeración/produción cos eólicos, encoros, que baleiran cando lles peta, centrais térmicas ou nucleares, e o fundamental da distribución.
Os prezos determínanse a través dun mecanismo absolutamente especulativo nos chamados “mercados de futuros”, segundo o cal o que vai custar ven dado polo prezo mais alto entre os diferentes sistemas de produción (eólico, nuclear, térmica, gas, etc.). Establecen umha competencia entre as diferentes formas de xeración, que permite-lles xustificar os altos prezos.
As mentiras da extrema direita (PP-CS-VOX) sobre as nefastas consecuencias da liberalización e privatización absoluta que estamos a vivir, non exime ao goberno da sua cota de responsabilidade, a sua negativa rotunda a tocar os beneficios empresariais e a propriedade privada dos grandes emporios, adoptando só medidas fiscais (rebaixa do IVE, suspensión de impostos, etc.) que o final veñen a socializar os custes sen resolver o problema de fondo.
A solución: nas mans do goberno
Este goberno é responsable de non adoptar a única medida que pode frear a escalada nos prezos, a nacionalización das empresas eléctricas e a imposición dun control sobre os prezos de todas as mercadorías que van ser afectados pola suba da electricidade, que rompa coa política especulativa dos mercados.
Mentras o prezo da enerxia, como calquera outra mercadoría, estea nas mans dos mercaderes que son os proprietarios das empresas, estará suxeito a presións especulativas, pois como din a máxima, “o privado é beneficio, o público servizo”. A eses mercaderes non lles interesan para nada as necesidades sociais. Somentes as suas contas de resultados e o reparto de beneficios entre os accionistas.
Por iso non collen solucións que non vaian á raíz do problema, como poden ser a creación de empresas públicas comercializadoras que teñen que ir os produtores da enerxía a mercala, como acontece en Cádiz coa empresa municipal, que anuncia que vai subi-lo prezo, porque sube na produción.
Unha empresa pública no mercado non é outra cousa que un competidor mais a premer sobre os prezos que non resolve o problema da especulación.
Tampouco é solución a “tarifa eléctrica galega” como propón o BNG, salvo que vaia acompañada da nacionalización das empresas e a conquista da soberanía nacional, pois os mecanismos que regulan o mercado veñen da Unión Europea e a sua liberalización en todo o seu territorio. Sen romper coa UE e a adopción desas medidas de expropiación e soberanía, as presións especulativas dos mercados europeos e internacionais manterían-se, e Galiza, por moi excedentaria de produción enerxética que sexa, non escaparía das subas dos prezos.
Para Corrente Vermella un ben esencial como a electricidade ten que ser 100% público, mas non unha seudo nacionalización o estilo francés, onde o 83% do capital de Électricité de France (EDF) é do estado. En realidade é unha empresa con capital do estado que actúa no mercado mundial como calquera outra multinacional; de feito é a terceira empresa enerxia a nivel mundial tras a chinesa Corporación Estatal da Rede Eléctrica de China e a italiana ENEL, proprietaria de ENDESA, unha dos compoñentes do oligopolio español.
A nacionalización parte dun plan industrial sostible
Desde comezos do século XX a electricidade é un ben de primeira necesidade, alén do mais, é o ben de primeira necesidade por excelencia, pois sen el o sistema deixa de funcionar, de tal xeito que calquera “renovación” da estrutura económica da sociedade pasa polo seu control. Ou ben está en mans dunha minoría oligopólica o baixo control social que determine o seu uso en función dun plan industrial democraticamente decidido, ao servizo das necesidades sociais que inclúe por definición o respecto á natureza.
A nacionalización da industria eléctrica baixo control obreiro e social supón enfrontar dun xeito directo un dos piares económicos do réxime do 78: o oligopolio eléctrico (Endesa, Naturgy —antes Gas Natural Fenosa—, Hidrocantábrico, Iberdrola y Viesgo), e fai parte dunha loita mais ampla que atinxe o conxunto da poboación traballadora do Estado Español, pois supón a desmontaxe dese réxime centralista.
Son capitais de todo o territorio español os que saquean a toda a poboación traballadora, e Galiza cumpre o papel que sempre cumpriu, o de exportador de materias primas, e como tal sufre un dobre saqueo: o dos prezos e como se viu co baleirado dos encoros, da riqueza natural, e só pode evita-lo coa loita pola soberanía política para decidir sobre ela.
A solución é política, non económica nin fiscal, fronte un goberno de “coalición” que ten demostrado que non vai tocar a propriedade privada deste ben necesario e a Xunta do PP, que é o departamento comercial de Iberdrola e as eléctricas, fai-se imprescindible que as organizacións sindicais, veciñais e sociais levanten unha potente mobilización social UNITARIA para enfrontar o saqueo das nóminas e pensións e frear o roubo que isto significa.