Hace unos días, Eurovisión se convirtió en noticia cuando fue filtrado y difundido un reglamento interno sobre las enseñas que podrán llenar el auditorio donde se celebrará el evento. El panfleto, ya retirado por la organización tras ser denunciado por el Gobierno vasco, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), mostraba una serie de banderas que no se podrán exhibir en la gala, entre las que aparecían símbolos tan dispares como la Ikurriña vasca, la bandera palestina o la del DAESH. Otras banderas figuran también en la lista negra: Kosovo, Nagorno-Karabaj, Crimea, República Popular de Donestsk, Chipre del Norte y Transnistria (la república independizada de Moldavia, en la frontera con Ucrania).
Por RESCOP Cultural
Parece clara la intención de asociar estas banderas a la del DAESH, dejando entrever una tácita relación entre los territorios marcados por el documento y el terrorismo, pretendiendo crear rechazo y sensación de equivalencia de conflictos.
La organización, además, declara que sólo se permiten las enseñas de los 42 países concursantes, las de los Estados que han participado recientemente, las de reconocidos como Miembros por Naciones Unidas y la arcoíris, símbolo de la lucha por los derechos de LGTBIQ+.
El reglamento del evento concreta que las banderas tienen que ser de Estados Miembros de las Naciones Unidas, a sabiendas que Palestina fue reconocido Estado Observador en 2012, un matiz nada casual. El pertenecer a las Naciones Unidas pero no ser Estado Miembro sino Observador, es un lavado de cara del organismo, para que todo siga igual en la práctica.
Eurovisión afirma su intención de no politizar el acto del próximo sábado, pero su documento muestra una marcada línea política, con prohibiciones que se decantan a favor de la derecha europeísta, con guiños al colectivo LGTBIQ+, un agradecimiento a Turquía por el reciente acuerdo, el apoyo a la actual Ucrania, un rechazo de todo nacionalismo o intento de independentismo en los Estados y una concesión a su mejor aliado en medio oriente, Israel, para evitar que se vislumbre un posible apoyo al dolor del pueblo palestino.
Al prohibir las banderas de “territorios en disputa”, se adopta la definición de Palestina que utiliza Israel, a pesar de que la ONU, la comunidad internacional y las leyes internacionales no la acepten y los califiquen como territorios ocupados. Palestina no es un “territorio en disputa”, sino que ha sido robado y colonizado por una potencia ocupante que aplica la limpieza étnica y el régimen de apartheid contra la población palestina.
La bandera israelí es hoy en día el símbolo de ese apartheid, mientras que la bandera palestina que rechaza Eurovisión, simboliza la resistencia de una población que desea vivir en paz en la tierra que les vio nacer, sin ser expulsada ni asesinada, sin que le roben la tierra y el agua, sin muros ni bloqueos.
La participación de Israel en este festival confirma una vez más la complicidad de la comunidad internacional con un Estado que incumple la legislación internacional permanentemente. Al impedir que Palestina participe en el festival se están apoyando los objetivos de Israel, contribuyendo a invisibilizar Palestina y la ocupación, mientras confirman la pertenencia al selecto “club europeo” de “la única democracia de oriente medio”, un Estado que, desde su creación, viola los derechos humanos, perpetra crímenes de guerra, bloquea ilegalmente a Gaza, comete ejecuciones extrajudiciales…
Por todo esto, rechazamos la prohibición de la bandera palestina en cualquier lugar, denunciamos la presencia de Israel en el festival de Eurovisión y solicitamos la suspensión de su actuación. Además, seguiremos pidiendo el boicot a cualquier acto asociado con la ocupación, colonización y apartheid ejercido por el Estado de Israel sobre el pueblo palestino.
Publicado originalmente en http://boicotisrael.net/eu/boicots/eurovision-canta-al-apartheid/