Después de que el gobierno anunciase que 2.000 de los 16.000 millones del fondo destinado a las Comunidades Autónomas, deben destinarse a Educación (una cantidad por debajo de lo que los sindicatos calculan haría falta para aumentar la plantilla y hacer las inversiones educativas que son necesarias), todas estudian distintas fórmulas como mezclar edades, doblar turnos, reducir horarios o comer en el aula, para abordar el próximo curso escolar con ratios de 15 alumnos. Aunque algunas como Andalucía, ya dejaron claro que «ven inviable la reducción de ratios», pese a ser una medida sanitaria imprescindible para prevenir contagios y superar la brecha social y educativa de los escolares que el confinamiento sin suficientes medidas sociales de apoyo, ha contribuido a agrandar. Otras como Madrid, no sólo no tienen previsto reducir ratios si no que inexplicablemente, continúan con sus planes de eliminar plazas en la escuela pública, sin tocar a la privada.
Las mujeres nos preguntamos: ¿Cómo se va a abordar la conciliación en el caso de establecimiento de turnos de mañana y tarde ? La ministra Celaá ya ha alertado de la posibilidad de un rebrote en septiembre y la necesidad de tener un «plan de contingencia», que a tres meses del nuevo curso escolar, nadie tiene claro en qué consiste. Lo que si tenemos claro nosotras es quiénes pagarán las consecuencias y a quiénes nos tocará volver a pedir una excedencia o reducción de jornada, ante un posible rebrote en algún centro escolar que obligue a cerrar estos de forma temporal o permanente.
Hablamos además de un sector, la docencia, que está fuertemente feminizado en sus primeros tramos. Según el INE, el porcentaje de mujeres se eleva hasta el 96,7% en Educación Infantil, al 81,4% en Primaria y el 71,9% en las enseñanzas no universitarias.
Las trabajadoras somos por lo tanto las más interesadas, en exigir que el gobierno obligue a todas las CCAA a una reducción de alumnos por aula, que debe ir acompañada del refuerzo de las plantillas de docentes y de la inversión necesaria en la Educación pública.
En las Residencias de mayores, gestionadas por empresas privadas a golpe de precarización laboral, bajos salarios y jornadas maratonianas, donde la mayor parte de usuarias y también el 84% del castigado personal que trabaja en ellas somos mujeres, no se ha adoptado ninguna medida estructural ni sanitaria concreta, que pueda evitar en caso de rebrote, otra criminal debacle sanitaria de muertes al interior de las mismas. ¿Para cuándo la intervención y vuelta a manos públicas de las residencias privadas y del resto de centros y servicios de atención socio-sanitara como son los centros de día o el Servicio de ayuda a domicilio?
Tampoco ha habido grandes avances para paliar la terrible situación en que se encuentran las trabajadoras domésticas, en su mayoría inmigrantes. La cuarentena y el confinamiento obligó a muchas internas a permanecer en las casas donde trabajaban, atendiendo a personas mayores y dependientes sin la protección adecuada. Sin poder salir, poniendo en riesgo sus vidas y alejadas de sus familias sin poder tomar sus horas de descanso. Cerca de 20.000 perdieron además su empleo como consecuencia de esta pandemia. Sin derecho a paro por el regimen laboral discriminatorio que aún hoy sufren, tuvieron que esperar al 5 de Mayo para que el gobierno aprobase un subsidio extraordinario. Un subsidio muy insuficiente que deja además fuera a un tercio de este colectivo que trabaja en la economía sumergida y que a día de hoy además, la mayoría de quienes lograron solicitarlo, no ha cobrado.
Como dejamos claro en las manifestación del pasado 7 de Junio en homenaje a George Floyd, junto a las y los compañeros de Cobas en Madrid, es preciso seguir exigiendo a este gobierno: «regularización inmediata y ni más ni menos, sino los mismos derechos», para el colectivo inmigrante. Acabar con el machismo, el racismo y toda forma de opresión, debe ser una tarea de toda la clase obrera. Porque cuando se aceptan, no sólo nos hacemos cómplices de estas injusticias, sino que hacemos imposible la necesaria unidad de la clase obrera para luchar por nuestros derechos y por cualquier cambio social que mejore la vida de todos y todas»
También en la Sanidad, de acuerdo con los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) las mujeres representan el 66% del personal sanitario, llegando al 84% en el caso de las enfermeras. Tras pasar lo peor de la emergencia sanitaria, las compañeras de la sanidad en primera línea contra esta pandemia, alertan que el necesario refuerzo en la atención primaria, que era además una de las condiciones de la desescalada, tampoco se ha producido en la mayoría de las Comunidades. Ante la llegada del verano, exigen que se refuercen las agotadas plantillas, que no se rescinda “ni un solo contrato” y que ni una sola cama se pierda.
Por último decir, que valoramos positivamente el plan de contingencia aprobado por el gobierno para proteger a las víctimas de todo tipo de violencia machista, incluida la trata y explotación sexual durante el confinamiento y atender el previsible aumento de esta violencia que se iba a producir. Pero casos como el de la mujer trans humillada en Benidorm por un policía local o la reciente sentencia a los violadores de la Manada en el caso de Pozoblanco, nos recuerdan que muchas de las demandas que las mujeres levantamos el pasado 8M, siguen sin llevarse a cabo.
En este sentido, más de un centenar de organizaciones reunidas en la Plataforma Sombra CEDAW-Estambul-Beijing, han dirigido una carta al Ministerio de Igualdad en el que exponen críticas y propuestas ante lo observado en el seguimiento a la implementación del Plan (y su ampliación) anunciado desde el ejecutivo. Y reclaman que “se regularice a todas las mujeres migrantes víctimas de violencia de género, que se encuentran residiendo actualmente en España, ya que es un requisito indispensable para que puedan ejercer sus derechos en condiciones de igualdad y no discriminación”.
Por todo ello, más que nunca es momento de recuperar las calles y de no conformarnos. La única salida que tenemos las trabajadoras es organizarnos desde abajo con el resto de nuestra clase y al tiempo que enseñamos los dientes a la derecha para dejarle claro que no daremos un paso atrás en igualdad, exigir a este gobierno, las medidas que las mujeres y en especial las trabajadoras hoy, necesitamos.
- ¡Ni un paso atrás en nuestros derechos! ¡Combatamos el discurso machista, transfóbico, racista y homofóbico de la ultraderecha con la movilización y la lucha en la calle!
- ¡Derogación de las Reformas Laborales del 2010 y 2012!
- ¡Licencias pagadas para quienes tengan que hacerse cargo del cuidado de menores o personas dependientes!
- ¡Por un SMI de 1.200 euros y pensiones mínimas de 1084 euros!
- ¡Sanciones disuasorias para aquellas empresas que no elaboren en plazo planes de igualdad o que teniéndolos los incumplan!
- ¡Presupuesto necesario contra la violencia machista que no cesa y depuración de un Sistema Judicial que nos victimiza y protege a maltratadores y violadores!
- ¡Medidas reales para perseguir la trata y acabar con la prostitución, que también es violencia machista y parte de la cultura de la violación!
- ¡Por una Educación pública, gratuita, laica y en valores de igualdad!¡Ni un euro para la privada!
- ¡Cobro inmediato del subsidio a las empleadas de hogar. Medidas de protección contra el Covid-19 para todas y ratificación inmediata del convenio 189 de la OIT!
- ¡Cierre definitivo de los CIES y abajo la Ley de Extranjería! ¡Papeles para tod@s y ni una más trabajando sin alta en la Seguridad Social!
- ¡Inversión pública para la remunicipalización y vuelta a manos públicas de las residencias y de todos los servicios de atención socio-sanitaria que ahora están privatizados! ¡Adquisición de todos los equipamientos de protección y sanitarios necesarios!
- ¡Derogación del artículo 135 y suspensión del pago de la deuda hasta garantizar las necesidades sociales!