Esta guerra no ha sido nuestra guerra, esta paz no será nuestra paz
Los socialistas no llamamos a participar en la movilización del 9 de abril.
Las movilizaciones del 9 de abril tienen como objetivo respaldar el proceso de negociaciones de La Habana, entre el gobierno de Santos y la guerrilla de las FARC. Se convierte por tanto en un respaldo al gobierno, por el cual llamaron a votar todos los que ahora la convocan.
El anhelo de millones de colombianos de que cese el enfrentamiento armado entre las guerrillas y el Estado, anhelo que compartimos, no puede llevarnos a respaldar el plan de un gobierno que desarrolla una intensa guerra social contra millones de trabajadores, recortando sus derechos de salud, educación, vivienda, tierra para trabajar, etc.
En las negociaciones de La Habana, el gobierno de Santos, con el apoyo de los gobiernos imperialistas del mundo, del gobierno cubano y venezolano, de la Iglesia Católica encabezada por el Papa Francisco, entre otros, lo que busca es integrar al reaccionario régimen político del país a la dirección y a los millares de miembros de una guerrilla que durante décadas proclamó estar contra dicho régimen y por su derrota revolucionaria.
Intentan hacer lo mismo que hicieron en los años 90 con el M-19, el EPL y demás guerrillas que entonces se integraron al régimen: convertirlos en administradores de una parte de sus negocios; mientras la oligarquía y los grandes potentados mantienen el poder económico, político y social.
El Partido Socialista de los Trabajadores, que nunca consideró la lucha guerrillera como el camino más adecuado para la defensa de los intereses de los trabajadores, campesinos pobres, indígenas y explotados y oprimidos en general; que siempre expresó públicamente que los métodos equivocados de la guerrilla terminarían volcando contra ella a grandes masas de la población; sin llamar a la continuidad del accionar guerrillero, considera que hay otras opciones distintas a las que se discuten en La Habana para cesar el enfrentamiento armado, responder a las víctimas y defender el derecho democrático a la actividad política legal de las fuerzas guerrilleras que decidan desmovilizarse.
Los grandes problemas que aquejan al pueblo colombiano no tendrán solución con una “paz” que pacten en La Habana la dirección de las FARC y el gobierno Santos. Así como esta no fue la guerra de millones de colombianos, ni la nuestra, esta paz tampoco será nuestra paz.
Para afrontar los gravísimos problemas que aquejan al país, que demandan radicales transformaciones en todos los ámbitos (económico, social, político y moral), es necesario, como paso mínimo e inmediato, la conformación de un Frente para la lucha contra el gobierno de Santos y el imperialismo y la convocatoria a una Asamblea Constituyente, democrática y soberana, que los discuta y adopte medidas revolucionarias; incluyendo las necesarias para la desmovilización de las organizaciones guerrilleras y su paso a la actividad política legal.