Partido del régimen, entregado a la burguesía y manchado por la corrupción
El acuerdo de investidura alcanzado entre Ciudadanos y el PSOE retrata a este último partido de cuerpo entero: como un partido orgánico del régimen, íntimamente entrelazado con las empresas del Ibex 35, obediente ejecutor de las órdenes de Bruselas y Berlín y amigo sumiso de Washington. El programa económico firmado con Ciudadanos está dictado por la gran patronal; proclama expresamente su obediencia a Bruselas; reafirma la «unidad de España» a la fuerza, cerrando la puerta a cualquier referéndum de autodeterminación; y busca un lavado de cara del régimen.
Por Felipe Alegría y Gabriel Huland
Los dirigentes de Podemos han reaccionado ante el pacto como amantes despechados, dando gritos escandalizados…después de haber proclamado durante días su deseo y su confianza en cerrar un acuerdo de gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez. Lo sorprendente es que no se hubieran dado cuenta hasta ahora de con quien se estaban jugando los cuartos. Aunque es más extraño aún que mantengan todavía la intención de negociar un gobierno de coalición con el PSOE en el caso de que la investidura de Sánchez resultara fallida.
El PSOE: un partido íntimamente entrelazado con la gran empresa española y las multinacionales
No es ninguna novedad que el PSOE, a partir de la Transición y más en particular desde que en 1982 accedió al gobierno y comenzó a turnarse con el PP, no sólo se vendió a los banqueros y grandes capitalistas sino que sus altos cargos se fueron integrando en los consejos de administración del Ibex 35 para ser parte orgánica de ellos.
La mejor muestra de ello es el siempre bronceado expresidente Felipe González, el gran patrón del PSOE: miembro durante más de cinco años del consejo administración de Gas Natural (la multinacional que compró Enagas, empresa pública que su gobierno privatizó), empresario financiero él mismo y, junto con Juan Carlos I, el gran lobbista de las multinacionales españolas.
Pero la lista de altos cargos del PSOE pertenecientes a los grandes consejos de administración es mucho más larga: Trinidad Jiménez y Javier de Paz en Telefónica; Guillermo de la Dehesa en el Santander; María Ángeles Amador en Red Eléctrica Española; Josep Borrell en Abengoa; el difunto Miguel Boyer en Red Eléctrica Española; Luis Carlos Croissier en Repsol; Luis Martínez Noval en HC Energía; Elena Salgado en Endesa, Pescanova y «asesorando» a Abertis; Manuel Amigo en Iberdrola; Jordi Sevilla, exministro y ahora gurú económico de Sánchez, en PwC; Javier Solana en Acciona; Pedro Solbes en Enel. Eso, sIn contar los directores de la oficina económica de Zapatero, Miguel Sebastián y David Taguas, que llegaron a ese cargo desde la jefatura del servicio de estudios del BBVA, para pasar luego, como Taguas, a la presidencia del lobby de las grandes constructoras (Seopan).
Con estas «puertas giratorias» (algo sustancial al sistema capitalista) ¿A quién le puede extrañar que los políticos profesionales se vean una y otra vez metidos en escándalos de corrupción vinculados al tráfico de influencias?
El PSOE: el partido que privatizó, desmanteló sectores industriales, impuso reformas laborales y de las pensiones, ejecutó los dictados de Bruselas y reformó el artículo 135 de la Constitución
El último acuerdo con Ciudadanos reafirma lo que ha sido la tónica histórica de los gobiernos del PSOE y da continuidad a decisiones económicas básicas que ha tomado el gobierno Rajoy. No en vano, al igual que el PP y Ciudadanos, el programa electoral del PSOE ya marcaba que «España debe respetar los compromisos con la UE en materia de estabilidad presupuestaria». Unos compromisos que descansan en el pago de una deuda ilegítima que ya alcanza el 100% del PIB español y que es la «prioridad absoluta» del Estado según el art. 135 de la Constitución que votaron PSOE y PP. Estos «compromisos» de obediencia a la UE van a exigir ahora que el próximo gobierno aplique recortes de gasto de hasta 10.000 millones de euros, en un presupuesto que va a dedicar, solo en la Administración central, 35.000 millones al pago de intereses de la deuda.
La segunda exigencia central de la UE cuando estalló la actual crisis en 2008 fue la “flexibilización” del mercado laboral para precarizarlo, facilitar los despidos colectivos y abaratar los salarios. Y allí estaba, sumiso y obediente, Zapatero, lanzando la reforma laboral de 2010, que le costó una huelga general (la última que convocaron, forzadas y para luego arrepentirse, las burocracias sindicales de CCOO y de UGT). Zapatero allanó el camino a la posterior reforma laboral de Rajoy en 2010, que profundizó en los ataques y se cargó directamente la negociación colectiva (en esta caso, la burocracia de CCOO-UGT ya no movió ni un dedo).
El gran precedente de esta trayectoria antiobrera del PSOE lo estableció ¡cómo no! Felipe González en su primer gobierno, con la llamada reconversión industrial, que desmanteló sectores fundamentales como la siderurgia o el sector naval, uno de los más competitivos internacionalmente pero que debía ser «reconvertido» por exigencias de la gran industria europea. La economía española fue sometida a una fuerte desindustrialización para hacerla dependiente de las economías centrales, especialmente la alemana.
Desde entonces el sector que más creció fue la construcción, impulsada por los cambios legislativos (la Ley del Suelo) y la entrada masiva de capitales especulativos franceses y alemanes, que están en la base de la burbuja inmobiliaria, que explotó en 2008 y dio paso a una crisis de la que no salimos.
Un partido de la Monarquía y de la unidad de España a la fuerza
Una de las características que ha marcado al PSOE desde la Transición es la defensa a ultranza, siempre de acuerdo con el PP, de la monarquía y de la unidad forzada de España, repudiando la reivindicación de república y autodeterminación que formaban parte de su programa durante la época antifranquista. Ahora ni siquiera reconocen el carácter de nación a Cataluña o Euskal Herria y le hacen competencia a PP y Ciudadanos, a ver quién es más españolista y más «duro» contra el derecho a decidir del pueblo de Cataluña.
El partido del GAL
Un último aspecto a mencionar son los lazos del PSOE con los aparatos de estado, en particular con el aparato policial y los servicios de inteligencia del régimen, que provienen del franquismo y que jamás fueron depurados.
Y de nuevo hay que remontarse a Felipe González, que no sólo encubrió el papel del monarca (y el suyo propio) durante la intentona golpista del 23 de febrero de 1981, sino que como presidente del gobierno puso en marcha y financió entre 1983 a 1987 la guerra sucia contra ETA y su entorno, construyendo una organización terrorista, el GAL, con guardias civiles, policías y mercenarios que llevaron a cabo cerca de cuarenta atentados con el resultad 26 muertos.
El PSOE nunca podrá encabezar ningún «gobierno de cambio»
Al PSOE hace ya mucho tiempo que se le cayeron las letras «O» y «S» de las siglas y se convirtió en un partido comprometido con la gran patronal y en base de sustentación del régimen monárquico. Con el PSOE no hay posibilidad de cambio ni de justicia social. La búsqueda por parte de Podemos de una alianza de gobierno con el PSOE no responde a cambios en este partido sino al profundo giro a la derecha de Podemos. Nunca habrá un «gobierno de cambio'» mientras el PSOE lo presida o forme parte de él.