En los últimos cinco años, el surgimiento y desarrollo de Podemos ha sido uno de los fenómenos políticos que más atención ha acaparado.
En 2015 Podemos (UP) obtuvo 5,2 millones de votos en las elecciones generales (sólo 340.000 menos que el PSOE) y conquistó muchos de los principales ayuntamientos como Madrid o Barcelona. Cuatro años más tarde, en 2019, había perdido 1,5 millones de votos y se quedó sin los gobiernos municipales y sin la mayoría de diputad@s autonómicos.
A ritmo vertiginoso, UP y sus dirigentes pasaron de denunciar a “la casta” del régimen a integrarse en ella. Su entrada en el gobierno de coalición con el PSOE, hace ocho meses, culmina este proceso.
Del dicho al hecho, hay un trecho.
En las últimas campañas electorales, la obsesión de UP ha sido integrarse en el gobierno con el PSOE, descafeinando cada vez más sus propuestas para que tuvieran encaje en un hipotético acuerdo. Para ello, se ha ido perfilando como uno de los grandes defensores de la Constitución del 78, mencionando artículos vacíos sobre derechos sociales que no obligan jurídicamente a nada. UP ha repetido en numerosas ocasiones que su participación en un “gobierno de izquierdas” es clave para “izquierdizar” al PSOE y legislar para “los de abajo”.
Pero veamos en los hechos si la participación de UP en el gobierno ha mejorado cualitativamente la vida de l@s trabajador@s:
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Subida del SMI
En 2019, UP y el PSOE acordaron la subida del SMI a 950€ en el marco del pacto de los Presupuestos Generales del Estado. Pero nunca explicaron cuál iba a ser la incidencia práctica de esta medida entre l@s trabajador@s. La incidencia real del SMI no se puede valorar disociándolo del modelo de relaciones laborales. La bajada general de salarios que acompañó la crisis de 2008 está vinculada a la proliferación de las jornadas a tiempo parcial, la temporalidad, la rebaja de categorías y las horas extras no pagadas. Por eso hablar de subida del SMI como “medida estrella” cuando prevalecen las reformas laborales es pura charlatanería. El SMI, sin derogar las reformas laborales, tiene una incidencia escasísima más allá del autobombo.
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La Reforma Laboral
En más de una ocasión UP y el gobierno de coalición han prometido que su legislatura derogaría, por fin, la Reforma Laboral de 2012. No obstante, la realidad ha sido otra. El acuerdo de gobierno no deroga la Contrarreforma Laboral del PP y la Reforma Laboral de Zapatero (2010) ni se menciona.
En mayo, en medio de la primera ola de la pandemia, para aprobar la nueva prórroga del Estado de Alarma, UP, PSOE y EH Bildu firmaron un acuerdo para que estos últimos se abstuvieran a cambio de que Sánchez se comprometiera a derogar la Reforma Laboral. Minutos antes de media noche, los socialistas se desdijeron de lo firmado.
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Ingreso Mínimo Vital
La medida adoptada por el Gobierno y presentada a bombo y platillo como «histórica», el Ingreso Mínimo Vital, se ha mostrado en un nuevo fiasco ya que no resuelve en absoluto el drama de miles de familias empobrecidas.
La medida aprobada sólo complementa hasta los 461,50 euros/mes para una persona adulta entre 23 y 65 años y los 1.015€ para las familias de un solo progenitor con 3 o más hij@s a su cargo). Así pues, el 78% de las personas (año 2019) que viven por debajo del umbral de la pobreza quedan por fuera de la «medida histórica». Meses después el Instituto Nacional de la Seguridad Social reconoce que fueron presentadas 714.000 solicitudes de las que se han aprobado 4.000, es decir el 0,6% de las solicitudes.
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Prohibición de los despidos
En el mes de marzo, el gobierno anunció un nuevo paquete de medidas laborales para hacer frente a la emergencia provocada por el coronavirus. Una de las banderas del gobierno fue anunciar que “los despidos se prohibían”. Sin embargo, esto no ha sido así.
El grueso de despidos se produjo antes de que el gobierno decretase el paquete de medidas, acercándose la cifra hasta el millón de ceses. El único cambio es que el Covid-19 no se considera causa procedente de despidos. Es decir, se puede seguir despidiendo por el resto de las causas y, en los despidos en los que se alegue como causa la pandemia, la indemnización pasará de 20 a 33 días por año trabajado (45 hasta febrero de 2012). El despido ha seguido siendo libre, sólo que un poco más caro para un caso en particular.
Todas estas “medidas estrella” no van más allá del mediático “postureo”. Lejos de hacer girar a la izquierda al PSOE, lo que ha ocurrido es que UP se ha integrado en el marco y los límites del régimen monárquico y sus instituciones y en ellas están todas sus aspiraciones políticas. Pasaron de gritar en las calles “PSOE, PP, la misma mierda es” a convertirse en socios del PSOE.
La vida ha demostrado que no hay atajos basados en construir aparatos electorales. Nadie nos va a ahorrar el trabajo cotidiano de construir una fuerza revolucionaria arraigada en el movimiento obrero y popular y entre la juventud que tenga como objetivo, no llegar al gobierno del estado capitalista, sino destruirlo e imponer un gobierno de l@s trabajador@s.