El 16 de abril de nuevo está convocada una jornada de lucha contra las pretensiones de la Unión Europea de imponer un sistema único de Pensiones en toda la Unión, que solo derivaría en dar un paso más en su desmantelamiento.
Tras la conquista que sería ir hacia la unificación del sistema de pensiones europeo, lo que se esconde es un «producto» -con razón le llaman así- que cómo las «preferentes», solo serviría para capitalizar a bancos y aseguradoras, como ellos mismos reconocen. El mecanismo sería, el ahorro de los trabajadores y trabajadoras en esas instituciones privadas iría a «garantizar» una pensión digna, y mientras no se llega a la jubilación, el capital captado seria invertido en aventuras financieras que capitalizaría la pensión.
Los estados garantizarían el 40% de la pensión, es decir, como si fueran no contributivas; y el 60% restante quedaría en manos de la empresa privada, de los bancos y las aseguradoras; que verían como sus ingresos para sus inversiones aumentaría en 700 mil millones de euros. ¡Un negocio redondo, presentado como un avance en la unidad europea!.
¡Y lo presentan cómo una novedad! Los chilenos lo sufrieron hace años, cuando se lo impuso la dictadura de Pinochet, y ahora llevan meses luchando contra el fracaso tan estrepitoso que significó.
Bajo este criterio «nuevo», todas las fuerzas políticas y sindicales, comenzando por los dos grandes sindicatos, CCOO y UGT, se pusieron cómo objetivo renegociar el Pacto de Toledo a través de un “pacto de Estado”, manteniendo su criterio básico: las pensiones se sostienen por el ahorro de los trabajadores / as a lo largo de toda su vida activa, no a través de las cuentas del Estado, vía impuestos progresivos. De esta manera los trabajadores / as, para garantizarse una pensión digna, tienen que pagar una doble via, el IRPF y los impuestos indirectos (IVA, etc.), y los descuentos en las nóminas para la Seguridad Social.
Como si no fueran parte del estado los primeros van destinados a rescatar bancos y autopistas, y a sufragar los gastos de subvencionar a las empresas en los descuentos que les hacen en la Seguridad Social, los segundos a ahorrar para el «salario diferido» que es la pensión de jubilación; pero todos salen del mismo sitio, de las nóminas, porque es un hecho que el 70% de la recaudación fiscal del estado se carga sobre los asalariados / as.
La política del Pacto de Toledo, que es lo que se quiere repetir y extender a toda Europa, se dice, es la de «sacar las pensiones del debate político». La realidad es que esto fracasó estrepitosamente; no tuvo más que llegar una crisis económica como la actual, para que el gobierno echara mano del fondo, y robara el dinero que los trabajadores / as llevaban ahorrando toda su vida, vaciando la «hucha” de las pensiones.
Y ahora nos dicen que el sistema ha fracaso; ¡sí es cierto!. El Pacto de Toledo fracasó e intentar repetirlo ahora, cuando los ingresos de los trabajadores / as bajaron exponencialmente por la precariedad introducida por los mismos que saquearon las pensiones, es escribir la «crónica de otro fracaso anunciado». Pero es que eso es lo que quieren, que fracase; por eso insisten otra vez en una mecanismo fracasado.
Ni CCOO, ni UGT, ni mucho menos la patronal y el gobierno quieren otra cosa que no sea un Pacto de Estado en los términos que anuncia el plan de la Unión Europea, que el 40% de la pensión (con suerte) se garantice en los pactos, con el ahorro de los trabajadores / as, y el resto se vaya a capitalizar bancos y aseguradores, a través de los Fondos de Pensiones Privados.
Esto es lo que van a renegociar, no otra cosa; por eso es tarea del sindicalismo de clase, alternativo, que rechaza el Pacto de Toledo y los intentos de reeditarlo, construir un movimiento desde los afectados, los trabajadores / as, que enfrente las políticas actuales de los gobiernos, así, en plural, porque los marcos del plan se va a definir a través de una directiva de la Unión Europea como la anunciada.
Para derrotar estos planes es imprescindible que se sumen a la lucha los que tienen más de su media vida por delante, porque el plan no va dirigido a los que ya cobran una pensión, o están cerca de ella; sino a los que tienen años para ahorrar, los que están a la mitad de su vida laboral o la tienen toda por delante. Por recordar la lema del 15M, «a ti que estás mirando, también te estas robando».
En Francia, hoy, están desarrollándose grandes luchas obreras y populares, y uno de sus ejes es la defensa de las pensiones publicas; puesto que Macron, sus políticas de liberalización no son muy distintas de las de Rajoy y los demás, como lo demuestra el proyecto de la Pensión Única en toda la UE. Avanzar en la coordinación de estas luchas sería un paso adelante para frenar el acuerdo marco europeo de desmantelamiento de las pensiones publicas.
Debatamos en los centros de trabajo y estudio a participación en las movilizaciones y en la manifestación del 16 A; de cómo debemos continuar la lucha para frenarlos, y conquistar la derogación de las reformas de las pensiones del 2011 y el 2013, del PPSOE.
Galicia, 11 de abril de 2018