La Flotilla de la Libertad, compuesta por 4 barcos y más de 50 activistas y personalidades internacionales de 18 países, ha sufrido un ataque esta madrugada del ejército israelí y ha sido impedida de llegar a su destino final: el puerto de Gaza. La nave Marianne, abordada por la Marina de Israel y desviada hacia el puerto de Ashdod, transportaba paneles solares y ayuda médica a la Franja de Gaza.
El ataque se ha producido en aguas internacionales, lo que configura una violación al derecho marítimo internacional, algo a que Israel está acostumbrado porque sabe que contará con el silencio cómplice de los principales países y fuerzas políticas del mundo.
Israel ejerce, desde junio de 2007, un bloqueo marítimo, terrestre y aéreo a la Franja de Gaza, que se ha convertido en una verdadera cárcel a cielo abierto. Los cinco pasos fronterizos entre Gaza e Israel están completamente bloqueados por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF).
Desde el último ataque del ejército israelí a la Franja (Operación Margen Protectora), en julio de 2014, cuando más de 2.000 palestinos perdieron la vida, ningún esfuerzo humanitario ni de reconstrucción se ha llevado a cabo en la pequeña área de 40km de largo y 9,5km de ancho. Las autoridades de Israel han denegado todos los pedidos por parte de distintas organizaciones humanitarias de llevar ayuda a la población de Gaza.
La frontera con Egipto (Rafah) también permanece cerrada la mayor parte del tiempo, lo que demuestra la complicidad de la dictadura militar egipcia con la política del estado sionista liderado por Benjamin Netanyahu. De hecho, el gobierno egipcio construyó un muro en la frontera para evitar el paso de personas y productos entre los dos territorios.
Los más de 1.8 millones de palestinos residentes en Gaza viven en la más profunda miseria, prácticamente impedidos de cultivar la tierra, pescar y comercializar con otros países. El paro ronda el 40% y más del 60% de las familias padecen «inseguridad alimentaria», según la ONU, y no tienen acceso a productos básicos como jabón, agua potable o material escolar.
Es indignante que la mayoría de los países e instituciones internacionales sigan mirando y legitimando las barbaridades cometidas por Israel contra el pueblo palestino. Hacemos nuestras las palabras de la Coalició Prou Complicitat amb Israel y “no solo condenamos los crímenes israelíes y la impunidad con la que actúa tanto en Gaza como en el resto del Mediterráneo, sino la complicidad de aquellos gobiernos que con su colaboracionismo sustentan y financian la ocupación de Palestina” (1).
Llamamos a todos los partidos, organizaciones de la sociedad civil, entidades de derechos humanos y cualquier persona defensora de la libertad a condenar más esta agresión, participar en las concentraciones convocadas y reforzar la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) a Israel.
- Fin del bloqueo a Gaza!
- Basta de impunidad para Israel!
- No más complicidad con el régimen del apartheid!
- Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel!