Dice el Ministro de educación y portavoz del Gobierno, Iñigo Méndez de Vigo: «Creo que a los españoles les está gustando esto que hemos dado en llamar legislatura colaborativa«.
Editorial Página Roja 40 (febrero)
La llamada “operación dialogo”, que ha sido el santo y seña del Gobierno de Rajoy en estos tres escasos meses de legislatura, le está permitiendo al PP seguir aprobando sus iniciativas.
Aprobaron el techo de gasto presupuestario, la base de la continuidad de los recortes y anuncio de los nuevos; tras saquear la hucha de las pensiones, aprobaron un aumento de éstas del 0,25%, cuando el IPC interanual se situaba en enero en un 3%, lo que supone un nuevo varapalo a los pensionistas y a ese 38% de la población que depende de ese ingreso.
Estamos ante unas pérdidas anuales de entre 280 y 700 euros, dependiendo del tipo de pensión que se perciba; para legitimar el atraco a los salarios, dieron una nueva vuelta de tuerca prohibiendo, con carácter general, que en el ámbito de lo público las revisiones de precios y rentas tengan en cuenta el IPC, lo que añade una medida más de calado a la pérdida general de poder adquisitivo de las rentas. Y en esta especie de suma y sigue, los problemas políticos, como la cuestión catalana, se pretenden resolver con el “dialogo”… con la policía y los jueces como “interlocutores” frente a las instituciones y el pueblo de Cataluña.
No es de extrañar pues, que desde el PP se presuma de “habilidad, pese a tener 137 diputados” y se vanaglorien de que “el paso de la mayoría absoluta a la necesidad de acuerdos ha sido menos traumático de lo esperado”. No es de extrañar que prosigan con toda desfachatez hablando de “recuperación económica” cuando el año se inicia con 178.000 puestos de trabajo perdidos, con tarifazos eléctricos, con 4 de cada 5 trabajadores/as activos siendo precarios y en donde la desigualdad social campa a sus anchas en un país en el que las 3 personas más pudientes “acumulan la misma riqueza que 14,2 millones de personas”.
Si Rajoy puede seguir haciendo todo eso sin acabar como Trump con millones de trabajadores/as en la calle pidiendo su dimisión antes de que haya calentado el asiento es, en primer lugar, porque en los hechos estamos ante una suerte de cogobierno (PP-PSOE.C`S), que le está permitiendo a Rajoy seguir avanzando en las políticas de recortes y “reformas estructurales”, que el FMI y la Unión Europea exigen a cada paso.
Unos sumidos entre sus confrontaciones internas y su leal oposición institucional (Unidos Podemos) y otros mendigando “pactos sociales” (CCOO y UGT), a los de “abajo”, los trabajadores/as y el pueblo, nos toca vivir entre las ruinas de una crisis estructural del sistema y la orfandad política más completa. Porque a la “oposición”, a la que ostenta el título, ni se la ve ni se la espera.
La salida está por abajo y a la izquierda
Que el Gobierno va a proseguir con sus recortes y “reformas estructurales” (despidos masivos en los sectores precarios de la administración pública, nueva reforma de las pensiones, privatizaciones de los servicios públicos, profundizar las reformas laborales y recortar prestaciones sociales) al dictado del FMI y la Unión Europea es un pronóstico tan sencillo de acertar, como los que hace Rajoy cuando anuncia lluvias.
¿Es necesario y posible organizar la oposición a este gobierno? Lo es, a condición de buscar la salida por abajo y a la izquierda. Las Marchas de la Dignidad, con el apoyo del sindicalismo combativo de clase; de las Coordinadoras y mareas de pensionistas y otras muchas entidades sociales, han convocado una jornada de manifestaciones el 25 de Febrero en todo el estado y el 28 en Andalucía. El desafío es que estas manifestaciones sean el preludio de una gran marcha a Madrid el 27 de Mayo. Alentar esas movilizaciones, convertirlas en punto de confluencia de las luchas obreras, estudiantiles y populares, potenciar las Marchas de la Dignidad como instrumento de unidad y de lucha, es el camino para poner en pie una verdadera oposición obrera y democrática a este gobierno-cogobierno servil de la Troika.