Entre el 6 y el 9 de junio se celebran elecciones al Parlamento europeo. Vienen marcadas por el ascenso de la ultraderecha y el viraje generalizado de los gobiernos al rearme y al militarismo; por el racismo y la xenofobia institucional; por los ataques a las libertades y por el relanzamiento de la ofensiva contra los derechos sociales y laborales. Tienen lugar en medio del genocidio sionista en Gaza y del terrorismo de colonos y soldados en Cisjordania, y ante el avance de la ofensiva imperialista rusa contra Ucrania.
Por: LIT-Ci Europa
Son elecciones a un parlamento sin poderes, porque quien manda en Europa son organismos no electos, como la Comisión Europea, que responden ante los gobiernos alemán y francés y ante las grandes patronales europeas. En muchos países las condiciones para que fuerzas políticas minoritarias presenten candidaturas son prohibitivas. La UE es la Europa del capital, instrumento ante todo de los imperialismos alemán y francés para dominar los países del Este y del Sur e influir a escala mundial. Las proclamas de la UE sobre la democracia y los derechos humanos, son una farsa que cada vez más se contradice abiertamente con sus políticas.
Pero hay también otra cara de la realidad, en la que podemos apoyarnos, formada por las movilizaciones estudiantiles en muchos países de Europa en solidaridad internacionalista con la resistencia palestina y contra el genocidio sionista. Tenemos también batallas como las de la clase trabajadora alemana por el salario, las de las mujeres en defensa del derecho al aborto en Italia o las luchas en defensa del medio ambiente, que también abandera la juventud.
La decadencia de la Unión Europea (UE)
En el trasfondo está la decadencia de la Unión Europea (UE) y sus principales potencias que, en medio de la disputa inter-imperialista entre EE. UU. y China, juegan un papel cada vez más subalterno en la economía y en el orden mundial.
Alemania, la gran potencia de la UE, se halla estancada desde la ruptura del acceso al gas ruso y la guerra de agresión de Putin contra Ucrania. Su producción manufacturera está en retroceso y se ve amenazada por las exportaciones de China, de cuyo mercado, al mismo tiempo, depende. Actúa como un enano político en la arena mundial, plenamente sometido a EE. UU., como se expresa en el genocidio de Gaza.
La arrogancia de Macron no es capaz de ocultar el declive de Francia, expulsada de sus antiguas colonias africanas, con unos servicios públicos en caída libre, una economía que no levanta cabeza y un régimen político en crisis que, desde la lucha de los Chalecos Amarillos, es vanguardia en ataques a las libertades y represión de la disidencia. La verborrea de Macron sobre la “soberanía nacional francesa” no esconde su vasallaje ante EE. UU. en la masacre de Gaza y en los grandes asuntos internacionales.
La UE ha acordado recientemente que va a abrir una nueva y muy incierta ampliación hacia el este, mientras se acentúan las divisiones internas entre las diferentes burguesías y gobiernos europeos. Unas divisiones que hacen imposible la creación de un macroestado europeo que sería, de hecho, la única forma de que el capitalismo europeo no quede aplastado en el conflicto EE. UU.-China.
Quieren acabar con el llamado Estado del Bienestar mientras aumentan la represión
La decadencia europea reduce a cada instante el margen de maniobra de la UE y los gobiernos se lanzan contra las conquistas históricas que aún quedan de lo que conocemos como Estado del Bienestar. Si esto ocurre en Francia o Alemania, es aún más agudo en el resto. La UE ya ha acordado retornar a las reglas del llamado “pacto de estabilidad”, suspendidas desde la pandemia, con las que forzar los recortes sociales y laborales.
Uno de los casos más extremos de agresión social es Grecia (convertida, a partir de la traición de Tsipras en 2015, en una verdadera semicolonia), donde acaban de aprobar una ley por la que la jornada laboral puede extenderse hasta las 78 horas a la semana y que promueve contratos de semiesclavitud laboral y medidas anti-huelga. Portugal ha sido condenado a ser un destino turístico y área de extracción de litio para empresas extranjeras. Junto con los países del Este, forma parte la periferia europea semicolonizada. Países como el estado español, aunque cuenta con un capital financiero significativo, son también, cada vez más, países de camareros y empleos precarios.
La ofensiva contra las conquistas sociales que aún perduran, va inevitablemente acompañada de medidas de represión policial, judicial y de control social contra las diferentes formas de resistencia. Junto a Francia, Italia o Hungría, campeones europeos en materia represiva, los distintos gobiernos de la UE han reprimido las movilizaciones en solidaridad con Palestina, tachándolas de “antisemitas”. Los jueces españoles, herederos del franquismo, acusan de terrorismo a independentistas catalanes por haber promovido acciones de masas.
La política de la UE hacia Palestina y Ucrania
La política de la UE ante el genocidio de Gaza y el terrorismo israelí en Cisjordania es una auténtica indecencia. La UE y sus gobiernos, sumisos a EEUU, dan cobertura política al genocidio, mientras Alemania e Italia arman de forma abierta al estado sionista. Al mismo tiempo, el repudio de una clara mayoría de los pueblos europeos está creando ciertas grietas entre los socios de la UE. Gobiernos como el español, formalmente muy crítico con Israel, ha seguido autorizando la venta de armas, justificándolo en que los contratos estaban firmados con anterioridad. Josep Borrell, Alto Representante de la UE, aparece como crítico de la masacre, pero la UE no hace nada efectivo para detenerla. Por su parte, las burocracias sindicales europeas condenan verbalmente las atrocidades sionistas, pero no toman ninguna medida consecuente contra las empresas implicadas en el genocidio ni contra el apoyo de los gobiernos a Israel.
Con respecto a Ucrania, al mismo tiempo que Polonia y Lituania les quitan las ayudas a los emigrados, la UE y sus gobiernos continúan con la verborrea del apoyo al pueblo ucraniano. Pero a la hora de la verdad, no suministran las armas necesarias para detener y derrotar la agresión rusa y cuando las suministran, lo hacen de forma escasa, tarde y mal. Los países de la UE siguen comprando gas natural licuado a Rusia en grandes cantidades, mientras -mediante esquemas triangulares- le venden material de uso militar.
Las fuerzas de ocupación de Putin están aumentando fuertemente sus ataques. Los soldados ucranianos mueren en el frente faltos de munición y la infraestructura del país está siendo devastada por falta de defensa aérea. En verdad, las potencias europeas, en línea con EEUU, no quieren que Ucrania gane sino forzarla a un armisticio con Putin, en el que Rusia se quedará con toda una parte de la nación ucraniana, mientras ellos colonizan el resto. La sumisión de Zelenski a EE. UU. y la UE y su abierta política antiobrera, debilitan la resistencia, cuya columna vertebral es la clase trabajadora ucraniana. Del mismo modo, su apoyo miserable al genocidio israelí resta solidaridad internacional a la justa causa del pueblo ucraniano.
El ascenso de la ultraderecha
Estamos viviendo un importante ascenso de la ultraderecha. En las anteriores elecciones europeas obtuvo un 18% de los votos y ahora, según encuestas, podría llegar al 25%. La ultraderecha preside el gobierno en Italia (Meloni) y Hungría (Orban) y participa en gobiernos de coalición en países como Letonia y Finlandia y en gobiernos regionales en el estado español. En los Países Bajos fue la fuerza más votada, en Portugal cuadruplicó votos y llegó al 18%. Macron (cuya política es en muchos puntos la misma que la de la extrema derecha) va, según las encuestas, 10 puntos por detrás en intención de voto.
La derecha europea da cada día carta de legitimidad a la ultraderecha, que impone, con su apoyo, leyes en temas clave, como la política de inmigración y asilo (que también fue votada por los socialdemócratas). También van de la mano en materias como el rearme y los ataques a las libertades. La candidata de la derecha para repetir como presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen, ya ha anunciado su intención de pactar con la extrema derecha que está a favor de la OTAN e Israel y contra Putin, como es el caso de Meloni y Vox.
Este auge de la ultraderecha se apoya socialmente en capas medias descontentas y entre sectores precarizados de trabajadores que absorben la demagogia ultra contra los inmigrantes y los “musulmanes” como los causantes de su desgracia, absolviendo al verdadero culpable: el gran capital y sus instituciones. Su ascenso refleja la crisis del capitalismo, que no sale del marasmo desde 2008, y es proporcional a la profundidad de la crisis social, al fracaso de los regímenes políticos vigentes y a la ausencia de una alternativa por la izquierda que no sea vista como “más de lo mismo”.
Llamamos también la atención sobre la aparición de partidos “rojipardos” como el BSW en Alemania, dirigido por Sahra Wagenknecht. Este partido, una ruptura del partido Die Linke, defiende un programa xenófobo, islamófobo, prosionista y proPutin; reivindica el pasado estalinista de la RDA; es partidario de la energía fósil y contrario a las medidas de política medioambiental; es, finalmente, antieuropeista.
Racismo y xenofobia institucional
El Pacto de Inmigración y Asilo votado por el Parlamento europeo -complemento de las leyes xenófobas de los estados- es una muestra de barbarie. Médicos Sin Fronteras lo ha denunciado como “una abolición del derecho a solicitar asilo en la UE” que “tendrá consecuencias catastróficas para las vidas de las personas que buscan seguridad y protección en Europa” porque “avala los rechazos en frontera, obstaculiza el acceso al asilo y criminaliza injustamente a las personas migrantes y refugiadas”. Maria Sonnek, de la ONG Seebrücke, ha manifestado que “el paquete legal institucionaliza las prácticas más brutales y represivas en las fronteras exteriores de la UE».
La migración se debe a las catastróficas condiciones de vida causadas por el empobrecimiento de los países semicoloniales, consecuencia del despojo a que son sometidos sus recursos naturales y de su correspondiente degradación ambiental, de las guerras provocadas por la codicia de las potencias imperialistas y de la destrucción de sus condiciones de vida, todo agravado ahora por el cambio climático. La respuesta europea es el cribado de personas, incluido el reconocimiento facial de niños desde los 6 años, devoluciones en caliente de los solicitantes de asilo, gestión del asilo en instalaciones cerradas, arrestos por sospecha de haber entrado de forma irregular y externalización de fronteras. Mientras los británicos quieren enviar a los peticionarios de asilo a Ruanda, los países de la UE externalizan sus fronteras al Norte de África, a Kosovo y Serbia.
El rearme y la militarización
Los gobiernos europeos, con la UE a la cabeza, han entrado en una política masiva de rearme y militarización y han activado una enorme campaña propagandística (“Prepárense para una guerra”). Algunos países noreuropeos han decidido restablecen el servicio militar obligatorio, algo que defiende el propio ministro de Defensa alemán. El gobierno Scholz ha aprobado un gasto de 100.000 millones de euros de rearme. En Francia el gobierno prepara el terreno al servicio militar obligatorio alistando a los jóvenes de 15-17 años en el SNU.
La política de rearme agrava la ofensiva social del gran capital europeo. La primera ministra danesa, la socialdemócrata Mette Frederiksen, ya ha advertido, para que nadie se llame a engaño, que el gasto armamentístico va necesariamente en detrimento de los gastos sociales.
Los planes armamentísticos de la UE buscan favorecer a la industria armamentística europea, pero durante mucho tiempo los grandes beneficiarios van a seguir siendo los fabricantes norteamericanos de armamento.
Los planes de rearme y militarización van de la mano del fortalecimiento de la jerarquía militar y del sometimiento de los pueblos. Por eso, no solo nos oponemos al rearme, sino que defendemos una instrucción militar universal basada en los barrios y en los centros de trabajo y donde los oficiales deban contar con el visto bueno de la tropa.
Retroceso en las escasas e insuficientes medidas climáticas aprobadas
La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) ha publicado este 11 de marzo un informe donde dice que “Europa se ha calentado a un ritmo superior a la media mundial. El cambio climático está produciéndose ahora y se agravará en el futuro”. Denuncia la incapacidad de las instituciones de la UE y los gobiernos para combatir el ritmo de aumento de los fenómenos meteorológicos extremos, lo que va a traer consecuencias “catastróficas”.
En verdad, el consumo de energía fósil sigue aumentando en Europa y en el mundo, del mismo modo que las prospecciones, realizadas en zonas marítimas especialmente sensibles. Los planes de transición ecológica europeos no sirven para atajar la catástrofe ambiental, sino que están al servicio de una nueva reestructuración productiva para aumentar la explotación de los trabajadores a través de la automatización. Este es el caso del coche eléctrico. Por otro lado, conseguir los materiales necesarios para su producción está provocando daños ambientales enormes en los países de la periferia semicolonial donde se obtienen, muchas veces en condiciones infrahumanas.
La UE y sus gobiernos, de la mano de la agroindustria, están forzando también un fuerte retroceso en las ya muy limitadas medidas ambientales aprobadas, tomando ahora como excusa las pasadas movilizaciones agrarias. La Ley de Restauración de la Naturaleza aprobada por el Parlamento europeo nada dice sobre nuevas zonas a proteger y deja un amplio margen de maniobra a los estados. No es extraño que cuente con el apoyo formal de multinacionales como Unilever, Coca Cola y Nestlé.
¡Es preciso impulsar la movilización y la organización independiente de la clase trabajadora y la juventud!
En estos años hemos vivido varias grandes movilizaciones, como las de la clase trabajadora francesa contra la reforma de las pensiones. Sin embargo, bajo el peso de la burocracia sindical (y el silencio de la izquierda política oficial), no consiguieron avanzar en la organización independiente de las bases, ni desafiaron las reglas antidemocráticas de la Vª República. Por ello, aunque contaban con un respaldo social ampliamente mayoritario, fueron derrotadas y el gobierno y la patronal acabaron imponiendo su odiada reforma.
Recientemente, ocurrieron importantes movilizaciones salariales en Alemania y tenemos luchas aisladas en muchos lugares. Con la juventud a la cabeza, hemos vivido fuertes movilizaciones en favor del medio ambiente, como la de Saint Soline en Francia, salvajemente reprimida por Macron. La lucha en solidaridad con Palestina, moviliza a franjas cada vez más amplias de la juventud, dando lugar a importantes manifestaciones y otras acciones, en repulsa contra la masacre israelí, muchas veces reprimidas.
Para hacer frente a esta ofensiva del capital y los distintos gobiernos a su servicio, solo hay un camino: avanzar en la movilización masiva, en unificar las luchas y dar pasos en la organización independiente de los explotados y oprimidos, en su autoorganización, venciendo la fragmentación, la resignación y el desánimo y superando a las burocracias.
No hay salida dentro de la Europa del capital, de la UE y del euro. Los partidos socialdemócratas y socialistas, hace tiempo que son parte del sistema, del que se presentan como el “mal menor”. Es el caso también de los contados partidos comunistas residuales que aún persisten. Por su parte, los partidos que en estos años pasados aparecieron a la izquierda de la socialdemocracia, que hablaban de “refundar la UE” y se presentaban como alternativa, arrastrando tras de sí a amplios sectores populares, han mostrado que, al final, no eran sino la quinta rueda del sistema. Es el caso de Refundazione Comunista, Syriza y Podemos que, tras formar parte de gobiernos burgueses de colaboración de clases, se encuentran ahora en un avanzado proceso de descomposición.
Necesitamos avanzar en la construcción de una fuerza revolucionaria alternativa cuyo objetivo estratégico sea organizar a la clase trabajadora para tomar el poder y avanzar hacia una Europa de los trabajadores y los pueblos. Necesitamos dar pasos en la construcción de una Internacional revolucionaria y de sus partidos en toda Europa. Esta es, la tarea central por la que trabajamos las secciones europeas de la LIT-CI
¡Con el pueblo palestino!
¡Alto al genocidio en Gaza! ¡Alto inmediato de la venta de armas a Israel!
¡Por una Palestina libre, laica, democrática y no racista, del río al mar!
¡Ruptura de relaciones diplomáticas y comerciales con el estado sionista!
¡Apoyo a la campaña Boicot, Desinversiones, Sanciones (BDS)!
¡No a la trampa de los “dos estados”, que legitima la ocupación colonial!
¡Con la resistencia ucraniana!
¡Apoyo a la resistencia ucraniana frente a la agresión imperialista de Putin!
¡Apoyo militar efectivo a Ucrania! ¡Alto a la venta triangular a Rusia de material de uso militar!
¡Cancelación de la deuda externa que esclaviza a Ucrania!!
¡Confiscación de los bienes rusos en Europa para atender las necesidades del pueblo ucraniano!
¡No a la sumisión de Zelenski a EEUU y la UE! ¡No a sus planes antiobreros!
¡No al rearme y la militarización!
¡Reducción de los gastos militares! ¡Gastos sociales, no militares!
¡Fuera la OTAN y las bases americanas de suelo europeo!
¡Instrucción militar universal, basada en el lugar donde se vive y se trabaja y con la oficialidad sometida al visto bueno de la tropa!
¡Fuera el pacto de inmigración y asilo y todas las leyes xenófobas de extranjería!
¡Regularización de las personas migrantes! ¡Desmantelamiento de la agencia Frontex!
¡Reconocimiento del derecho de nacionalidad a los nacidos en suelo europeo y derecho a refugio a quienes huyen de guerras, las dictaduras y el hambre!
¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera!
¡Reorganizar el conjunto de la economía, combatir la catástrofe medioambiental!
¡Expropiación de los sectores estratégicos, poniéndolos bajo control de los trabajadores!
¡Reorganización general de la economía en base a las necesidades sociales y la sostenibilidad ambiental!
¡La UE es la Europa del capital! ¡Por una Europa de la clase trabajadora y de los pueblos! ¡Por unos Estados Unidos Socialistas de Europa!
¡Por la construcción de la internacional revolucionaria!
Este artículo fue publicado originalmente el 14 de mayo en www.litci.org